Columna de opinión por Héctor Coca
Psicólogo
En el año 1961 en la Universidad de Stanford, California, se llevó a cabo uno de los estudios más famosos en la historia de la psicología. Se trata del “Bobo Doll Experiment”, dirigido por el Dr. Albert Blandura, un psicólogo canadiense creador de la Teoría de Aprendizaje Social.
Esta teoría presenta como principal postulado que los seres humanos en parte aprendemos por la influencia de unos a otros, en especial por medio de la observación.
El estudio trata de tres grupos de investigación con niños en edad pre-escolar de ambos sexos. Había un grupo de estos estudiantes expuestos a una de sus maestras la cual le pegaba al muñeco de aire mientras hablaba al estudiante.
En el segundo grupo, la maestra sólo jugaba con el muñeco de forma no agresiva. En el tercer grupo, el muñeco de aire no se tocaba y era uno más en el grupo de juguetes. Las conductas también eran modeladas por un maestro.
Eran 36 niños y 36 niñas en total. El modelaje se hizo con cada niño individualmente. Se permitían 20 minutos de juego al niño después del modelaje, siendo observado por sus investigadores a través de un espejo de una dirección.
Los resultados del estudio fueron interesantes, a pesar de que hoy en día el doctor Blandura hubiese sido reportado a la Junta Examinadora por faltas éticas o denunciando por maltrato psicológico de menores.
El resultado del estudio en resumen mostró que los niños tienden a copiar más conductas agresivas que las niñas. Un grupo significativo de niños, que observó los modelos agresivos, copiaron esas conductas. Los niños del grupo control, que no fueron expuestos a modelos de agresión, no copiaron esas conductas.
Según el estudio, luego del modelaje realizado por el adulto, los niños y niñas fueron significativamente más agresivos con el muñeco.
Las personas tendemos a observar más a quien más se parece a nosotros. Es decir, tendemos a observar a los tienen nuestro mismo sexo, nivel social y la edad. Este estudio se valida con muchos otros elementos sobre el mismo tema, aún en el área laboral.
Cuando el modelo recibe un premio luego de la conducta, la posibilidad de que quien mira copie el comportamiento es mayor.
Lo vemos a diario en el tema del COVID 19, “four tracks” y un Presidente que presenta un comportamiento de despreocupación ante la pandemia, el cual, sin duda, es responsable de muchos de los miles de muertos causados por el coronavirus.
Si el Presidente es el modelo, la influencia todavía es mayor, según los trabajos del psicólogo social Stephen Franzoi en sus libros de texto.
Esta es la razón básica por lo cual la no acción de las autoridades pudiera tener un efecto mortal tanto con el COVID 19 como en el caso de los “four tracks”.
En la situación de los “four tracks”, en algunas comunidades en Puerto Rico es un atractivo que la policía los intente atrapar y no lo logre. Esto crea prestigio social, lo que es un refuerzo poderoso para que la conducta se mantenga.
El doctor Bandura tiene estudios extensos realizados sobre los efectos de ver televisión en el comportamiento.
En su libro The Psychology of Pandemics, el Dr. Steven Taylor presenta que del 20-30% de los videos en Youtube sobre enfermedades infecciosas están basadas en información incorrecta.
Esta no es la única plataforma o red social con información no válida. Twitter recientemente tuvo que crear una advertencia sobre información incorrecta debido a la cantidad de información falsa publicada por el presidente Donald Trump.
Esto es una complicación adicional. En Puerto Rico se pudo observar que desde que esta administración hizo, hace meses, una actividad de partido, un domingo que por ley había cierre, con sus líderes en grupo y sin mantener distancia, fue creciendo el número de personas que desafían las reglas del COVID19.
Lo interesante es que ahora quieren procesar a un grupo de organizadores de una actividad de negocios en Morovis. Logra más el que más piensa, no necesariamente el que más se esfuerza.