Expertos plantean un rediseño empresarial basado en principios ecológicos y sociales
Redacción Medioambiente (EFE) – La naturaleza ocupa «un lugar importante», junto a los beneficios ecológicos y sociales, en el rediseño de los modelos de estrategia empresarial que algunas compañías han emprendido en países europeos, explica a EFE el Responsable de Negocios y Empresas del Doughnut Economics Action Lab (DEAL), Erinch Sahan.
Sahan ha pasado por Madrid para asistir a la presentación del comité internacional de expertos de alto nivel sobre la Democracia en el Trabajo, del que forma parte, del Ministerio de Trabajo y Economía Social, cuyo objetivo es el desarrollo del artículo 129.2 de la Constitución, que engloba la participación de los trabajadores en los proyectos de las empresas.
«España se encuentra en una situación económica muy particular en este momento», subraya, y con estos cambios que «son positivos, se está poniendo al nivel de otros países en Europa que ya desarrollan estas medidas», como Francia, Alemania, y los países escandinavos, Dinamarca, Suecia, Noruega, países donde se están aplicando «modelos muy diversos de participación».
El modelo DEAL, explica, que tiene un «buen número de empresas que lo están aplicando, sobre todo en Barcelona», promueve un rediseño empresarial con «nuevas ideas y prácticas económicas», cuyo objetivo es ayudar a «crear economías del siglo XXI que sean regenerativas y distributivas», de tal forma que se satisfagan las necesidades de todas las personas, siempre tomando en cuenta los límites planetarios y dejando de lado la economía del crecimiento y beneficio infinito.
Sahan, Asociado sénior del Instituto de Liderazgo en Sostenibilidad de la Universidad de Cambridge (CISL, en inglés), plantea la necesidad de diseñar todo en la economía «alejados de un enfoque basado en la obtención de beneficios y focalizarse, en cambio, en las soluciones sociales y ecológicas».
Sostiene que más del 50% de empresarios encuestados revela su deseo de realizar transformaciones fundamentales en sus empresas para ser relevantes en el futuro, pero la filosofía de «beneficios para los accionistas» juega el papel de «camisa de fuerza» que impide iniciar los cambios.
Sahan, que ha trabajado implementando la filosofía del Laboratorio Doughnut en 900 empresas en más de una veintena de países en los últimos tres años, apunta que para iniciar la transformación, el empresario debe cuestionarse: el objetivo de su existencia, la creación de soluciones sociales y ecológicas, el producto que ofrece, el servicio que da o el tamaño del negocio.
Tiene que encontrar «una razón muy real para existir, porque, de lo contrario, no serán relevantes», según el experto, quien señala además que cada empresa necesita un tamaño diferente.
«Todos estos cambios son posibles», porque las empresas deben buscar una transformación con miras a largo plazo, con objetivos para 2040-2050-2070, para ser «más resilientes».
Sahan cree que las empresas deben plantearse estos objetivos porque si se estudia de dónde proceden las emisiones de carbono, «a menudo provienen de industrias pertenecientes a empresas privadas», dice; qué causa la pérdida de biodiversidad, «son grandes industrias agrícolas que impulsan la conversión de las tierras, con el uso de productos químicos que contaminan».
La búsqueda de soluciones permitirá plantearse la visibilización de los productos y servicios que se crean y cómo se genera un problema; cómo reducir su impacto, y, por último, «tal vez, la pregunta más interesante», asegura, ¿qué haría la naturaleza si una empresa o un edificio no estuviera ubicado en un lugar determinado?
Explica que siempre se plantea «si hubiera en su lugar un bosque, un humedal o una zona silvestre estarían secuestrando carbono, limpiando el aire, limpiando el agua a medida que fluye por su cauce, aportaría nutrientes al suelo, crearía sombra para los animales, en definitiva, crearía beneficios».
«Porque la naturaleza no trabaja para reducir el daño, trabaja para crear beneficios», asegura, y sostiene: «En la naturaleza no hay residuos, la salida de una cosa es la entrada de otra. No hay un gran camión de la basura que recoja los residuos de la naturaleza. La naturaleza se beneficia mutuamente».
Entonces, se pregunta, ¿cómo pueden las empresas replicar esto? ¿Cómo puede una fábrica comportarse como un bosque?
Sus ideas plantean «no sólo reducir el daño, reducir las emisiones, secuestrar el carbono de la misma manera que un bosque, no sólo hacer que el agua sea un poco menos sucia después de pasar por la fábrica, sino que sea aún más limpia que cuando entró».
Asegura que «todas son ventajas» si se piensa en el futuro de una empresa «como un ente que puede imitar y replicar los beneficios que la naturaleza proporcionaría». «Somos parte de la naturaleza, nuestra economía y nuestra sociedad dependen de la naturaleza».
Por ello, hay que actuar «dentro de las reglas de la naturaleza», porque hay «beneficios mutuos y la cooperación dentro de la naturaleza y las empresas y la industria puede replicar todo esto». El objetivo, sostiene, es vivir en equilibrio, crear beneficios, no maximizar la extracción para la inversión financiera.
«No podemos seguir deforestando para cultivar piensos para alimentar al ganado, que cada vez tiene más demanda a medida que la población humana exige más carne», incide, porque «este no es un ciclo que pueda continuar, tiene que haber una transición para salir de este ciclo en la que pueden estar implicadas las empresas y las industrias».