Por Wilda Rodríguez
Periodista
Entre los que aspiran a un cambio electoral desde las urnas en noviembre hay consenso en que la decisión del juez Anthony Cuevas contra el Movimiento Victoria Ciudadana fue una sastrería jurídica premeditada y no esperan nada más de él.
También hay consenso en que el MVC cometió el error de impericia electoral del que se agarró el juez Cuevas para sacar de carrera las candidaturas claves de ese partido. Del liderato de ese partido sí que esperan al menos una disculpa que no parece estar en la agenda del MVC.
Ha quedado claro que el liderato del MVC fue advertido de lo que podía pasar y aconsejado a recoger los endosos a sus candidatos por prevención política. Lo que no está claro es por qué no lo hicieron. Las apreciaciones fluctúan entre la ingenuidad y la arrogancia que alimentaron una estrategia política desatinada.
Ahora la situación es confusa y humillante. Lo único que queda meridianamente claro es que el Partido Independentista Puertorriqueño está dispuesto a amparar la candidatura de Ana Irma Rivera Lassen si el MVC se descojona.
El MVC le debe una explicación a sus seguidores y a los electores en general a los que les ofrecieron con mucha firmeza un cambio político desde las urnas en noviembre. Le debe una explicación (y disculpa) a la Alianza con el PIP que ya ha trascendido ambos partidos para ser el anhelo de muchos puertorriqueños que no militan en ninguno de los dos.
Le deben transparencia a la historia tal y como han prometido tantas veces. Y le deben devolverle el aliento al país.
La palabra humildad a mí no me convence por su facilidad para ser fingida. Pero hay que tener vergüenza en la cara y aceptar cuando se comete un error, especialmente uno que afecta a todo un país.
Ese momento embarazoso tiene que pasar para regresar a la convicción y el entusiasmo de que se le puede dar un giro al destino de Puerto Rico a partir de las elecciones de noviembre. Estoy convencida de que se puede. Pero estoy achongada como lo está un gran número de los optimistas que no se atreven ni a admitirlo para no ofender la causa.
Hay otros que están verdaderamente frustrados y encabronados y no lo ocultan. Se la han puesto difícil a todos y, por todos, hay que hacer un acto de contrición. Eso se dice mejor con un viejo refrán: “Encabulla y vuelve y tira”.
El enemigo es un monstruo grande que pisa fuerte. Es capaz de aplastar y es capaz de matar. La Ley Electoral es un estatuto que acomoda la intención de seguir ganando elecciones de los que están en el poder.
¿Quiénes están en el poder? Un binomio corrupto y usurero donde el Partido Nuevo Progresista es el socio mayor que lleva la batuta y el Partido Popular Democrático es el socio menor que obedece para sobrevivir y seguir sirviéndose de la colonia y sus dineros, vengan de donde vengan.
Ese binomio es lo que llamamos bipartidismo colonial y lo que en estos momentos es capaz de hacer lo que sea por mantenerse al frente de la colonia y perpetuarla. Por eso moldea constantemente la Ley Electoral a sus intereses para dominar las elecciones. El PNP-PPD va a hacer lo que sea por no perder el control político y económico sobre la colonia. Del poder a la tiranía hay muchos caminos y ese binomio empezó a recorrer más de uno de ellos juntos hace tiempo.
Fue Thomas Jefferson el que dijo que, por experiencia, incluso bajo las mejores formas de gobierno, los encargados del poder lo han pervertido en tiranía. Que el PNP-PPD dicte por quién vota la ciudadanía, es tiranía. Mientras más poderosos se han hecho más abusadores de ese poder. Los que deciden entrar a competir en la política electoral tienen necesariamente que saber desde el principio que compiten con tiranos bajo las reglas de juego sucias de ellos. La malicia, la astucia, la desconfianza, el recelo y la prevención son armas con las que se entra a ese campo de batalla por obligación.
Sobre todo hay que establecer prioridades y reconocer limitaciones. La prioridad del MVC es inscribir y sacar gente a votar. La limitación es que no puede hacer eso, litigar en corte y hacer revolución en la calle simultáneamente con los mismos caballos. Si se juega con las reglas del enemigo hay que dar la batalla legal para cambiarlas u obstruir el abuso. Obvio. Para eso hay que buscar un equipo de abogados que se dedique a eso y solamente a eso mientras el partido sigue trabajando para lo que debe trabajar: ganar las elecciones con el PIP.
La protesta es siempre necesaria, pero también hay que departamentalizar este aspecto de la lucha. Ya es hora de identificar a las otras organizaciones que son parte de la Alianza y que se hagan cargo de la calle. Sé que la discreción en identificar esos grupos puede ser parte de una estrategia para ir engordando la oferta de la Alianza.
Pero ya es hora de sacar la cara por la Alianza. Que se tiren a la calle mientras el MVC sigue trabajando para lo que debe trabajar: ganar las elecciones con el PIP. El MVC y el PIP deben concentrarse en sacar la gente a votar y darles una idea clara de cómo lo van a hacer.
Tengo necesariamente que tocar tres temas que surgen siempre en la discusión de estos asuntos: lo político, el voluntariado y la estrategia.
- Lo político y lo legal: Este como todos los asuntos que transitan en la línea difusa de lo político versus lo legal, nos va a poner a pelear a todos si nos dejamos. Este es un asunto político. Cada vez que acusan a un político y enarbolan la presunción de inocencia estamos peleando la batalla equivocada como distracción. Aquí también. De ahora hasta septiembre al menos, el PNP-PPD va a tratar de mantener a los partidos alternativos distraídos en las cortes. Hay que ir a las cortes, pero para distraerlos a ellos. Para eso es necesario que sea un equipo de abogados, un bufete quizás, el que se dedique en exclusiva a esa tarea como tarea patriótica.
- Voluntariado: Muchos elevan el argumento de que el problema es el dinero porque no se puede depender de voluntarios; hay que pagar el trabajo político. Ciertamente hay que recaudar mucho dinero para una campaña política en este sistema. Sin embargo, todos los grandes movimientos y partidos se fundamentan en el voluntariado. No menospreciemos nunca la capacidad de la gente para entregarse a una causa y dar el máximo. El voluntariado en tareas mecánicas es una cosa. Se cansan, se consideran dispensables, su compromiso puede ser voluble, su follón se agota. El voluntariado en fundamentos ideológicos y estructurales es otra. El que se considera patriota mejor es que lo demuestre. Hay que confiar en que hay gente capaz de entregarse en alma, vida y corazón a la justicia y al país.
- Estrategia: Los políticos y los partidos políticos que son sus propios estrategas son como los médicos que se auto recetan y los abogados que se defienden a sí mismos en corte. Puede que la peguen en algún momento pero a la larga van a meter la pata. Un estratega, y particularmente de campaña política en año eleccionario es un trabajo a tiempo completo – 24/7 – que requiere mucho conocimiento y mucha energía. Hay que estar ahí todo el tiempo, sumar, restar, hacer consultas a otros más sabios, buscar historia, hacer encuestas aunque sean artesanales, ver quien ayuda o desayuda la campaña, poner a todo el mundo en la misma página, identificar quién sirve y quién no para llevar el mensaje, buscar y adiestrar surrogates (portavoces alternos), y tantas otras cosas que ni Sun Tzu y Maquiavelo las contaron todas. En fin, es un trabajo agotador y muy específico que no se circunscribe a dar opiniones. Hay que hacer un plan de juego y guiar a los jugadores. Y ese es un trabajo que hay que tomar muy en serio y se respeta.
No estoy buscando ese trabajo con nadie, que conste. Doy mi opinión de gratis sin que me la pidan, pero ya no diseño estrategias ni asesoro a nadie. No tengo duda alguna de que ahí afuera los hay buenos, los hay malos y los hay mediocres.
Este momento requiere de los buenos.
Búsquenlos, que los hay.