Por Teresita Santiago-Lebrón, MBA
La historia de Nazaret, la niña de dos años a la que el Departamento de la Familia, agencia de servicios de protección de la infancia de Puerto Rico, retiró el cuidado de su madre, ha cautivado la atención de las redes sociales y los medios de comunicación de Puerto Rico. Las circunstancias que rodearon la remoción de Nazaret han desatado la indignación y suscitado un debate sobre el papel del departamento de la familia en la protección de la infancia y el apoyo a las familias.
En una fría noche de diciembre, Nazaret, de dos años, fue arrancada de los brazos de su madre, Lysha, por el Departamento de la Familia. ¿La justificación aparente de esta drástica acción? Una llamada anónima en la que se afirmaba que Lysha llevaba a Nazaret en una bolsa canguro mientras vendía bebidas orgánicas como medio de cuidado de la niña y una orden de alejamiento inexistente. Como mujer emprendedora de un pequeño negocio, Lysha no tenía acceso a opciones asequibles para servicios de cuidado de niños.
Nazaret fue sacada de su casa justo antes de la celebración de Navidad y no fue devuelta justo antes de Año Nuevo, lo que causó un estrés y un trastorno considerables tanto a ella como a su madre en adición al trastorno a largo plazo que todavía desconocemos. Aún más preocupante es el hecho de que Familia no hizo ningún arreglo para que Nazaret siguiera recibiendo leche materna de su madre, su fuente crucial de nutrición durante sus dos años de vida. Nunca se insistirá lo suficiente en el impacto emocional de separar a un niño de su hogar, especialmente a una edad temprana. Los niños pequeños como Nazaret pueden tener especiales dificultades para adaptarse a la separación de sus cuidadores, y es importante proporcionarles apoyo y atención para ayudarles a afrontar el cambio.
La situación de Nazaret y su madre pone de manifiesto la necesidad de introducir cambios significativos en el funcionamiento de la agencia. El Departamento de la Familia tiene un papel importante que desempeñar en la protección de los niños y la ayuda a las familias, pero en este caso, no cumplió con su deber. Con el fin de evitar que se produzcan situaciones similares en el futuro, es necesario proporcionar más apoyo y recursos a las familias, aumentar la transparencia y la rendición de cuentas dentro de Familia, mejorar el curso y el apoyo al personal de Familia, aumentar la financiación para Familia, y comprometerse con las comunidades y las partes interesadas. Tomando estas medidas, puede ser posible mejorar la eficacia de Familia y proteger a los niños minimizando las consecuencias negativas para ellos y sus familias.
Es importante tener en cuenta que el departamento de la familia y otros organismos públicos suelen estar exentos de responsabilidad por las medidas adoptadas de buena fe para proteger a los niños de los malos tratos o el abandono. Esto significa que puede ser difícil para las familias impugnar las acciones de Familia ante los tribunales. Sin embargo, esto no significa que las familias que consideren que han sido tratadas injustamente no puedan recurrir. Si
Lysha entiende que se han violado sus derechos puede presentar una queja ante Familia o ante un organismo de supervisión externo, como el Departamento de Justicia.
Al entrar en el nuevo año, esperamos que la sociedad puertorriqueña se esfuerce por convertirse en un entorno más solidario y enriquecedor para las familias y los niños. Esperamos un futuro en el que la Familia sea capaz de proteger eficazmente a los niños y apoyar a las familias, en lugar de causar daños y trastornos a aquellos a los que se supone que debe ayudar. Es hora de cambiar la forma en que abordamos la protección de la infancia en Puerto Rico, y esperamos sinceramente que este año se lleven a cabo las reformas necesarias para que ese cambio se haga realidad.