Por Miguel Díaz Román
Especial para EyBoricua.com
El secretario de Agricultura, Carlos Flores, sostuvo que los estadísticas adversas del Censo Agrícola federal del 2018 revelan la magnitud de los daños causados por el huracán María en el 2017, pero que pasados tres años, ya la agricultura en Puerto Rico muestra señales inequívocas de recuperación.
Flores señala que el censo agrícola no recoge información totalmente veraz de la agricultura local porque la toma de información se realizó durante el periodo de recuperación del huracán María, cuando no había ni agua ni luz en la mayor parte de la isla y especialmente en la zona rural, donde existe una alta concentración de operaciones agrícolas.
Indicó que la ausencia de esos servicios puede afectar los resultados del censo, especialmente sobre el numeroso cierre de fincas en la zona rural y la casi nula presencia de agricultores jóvenes. Estos hallazgos han causado consternación entre los agricultores activos porque revelan que prácticamente será imposible lograr el relevo generacional que requerirá la industria en los próximos años, debido a que no existen suficientes agricultores jóvenes en la isla.
Un hallazgo preocupante es que el 68.26% de los agricultores dueños de fincas tienen 55 años o más. Según el censo, en el 2018 había 8,230 agricultores dueños de fincas, de los cuales 5,618 son personas de más de 55 años. Además, del total de agricultores activos solo 32 tienen menos de 25 años y solo unos 294 agricultores tienen entre 25 y 34 años.
También señala que más de 6,000 fincas de 50 cuerdas o menos han dejado de operar. Otro dato preocupante es una merma de 97,213 cuerdas de producción agrícola entre el 2012 y el 2018, lo que representa una baja 16.6% en las cuerdas dedicadas a cultivos.
“Cuando los técnicos del censo fueron a las fincas, las encontraron sin gente y pensaban que estaban cerradas. Pero no fue así. Cuando se comenzó a restablecer los servicios y las ayudas llegaron, las fincas se restablecieron poco a poco. Y los jóvenes regresaron”, dijo Flores.
El secretario agregó que otro factor que pudo afectar los datos del censo es que durante la recuperación, la zona rural fue la última región de la isla que recibió atención en las tareas de restablecimiento de los servicios. Además, FEMA encaminó al trabajo de limpiar caminos y recoger derrumbes las máquinas de mover de terreno de los municipios, lo que evitó que los agricultores las utilizaran en sus fincas para preparar los terrenos.
“Todos esas cifras van a cambiar en el 2022 cuando hagan el otro censo. Porque ya hemos visto que muchos jóvenes se han intregado a la actividad agrícola y las fincas están nuevamente operando. Nuestro plan agrícola establecía un que debía haber un alza del producto agrícola local de 15% para el 2020 y ya tenemos datos que indican que ese crecimiento va por el 18%”, dijo Flores.
El secretario sostuvo que el crecimiento obedece a la capacidad de una rápida recuperación que posee la agricultura como sector económico, la preferencia de los consumidores por los productos frescos y la distribución de $370 millones de ayuda a los agricultores entre el 2018 y 2020.
“Después de lo fuerte que fue María, tener 8,230 fincas operando es un logro”, exclamó Flores, para resaltar la capacidad resiliente del sector agrícola.
Flores dijo que el producto bruto agrícola del 2018 fue de $730 millones; para el 2019 fue de $780 millones y se espera que en el 2020 alcance los $820 millones. Incluso, el secretario dijo que la aportación de la agricultura a la economía local ascendería a $2,460 millones, que es el resultado de la multiplicación por tres del producto bruto agrícola del 2020.
Reconoció que la edad promedio de agricultor boricua es 60 años, pero advirtió “que esa situación es igual en todas partes del mundo”.
Incluso, Flores sostuvo que las mujeres agroempresarial es un fenómeno en crecimiento en Pueto Rico y que durante el 2020 se ha registrado un alza de 15% en las féminas dedicadas a la agricultura. Agregó que también se ha registrado un alza de agroempresarios dedicados a los cultivos orgánicos en fincas pequeñas de una cuerda o de media cuerda.
La promesa del cáñamo
Otro factor que mencionó como muy alentador es el interés que el cultivo del cáñamo, recientemente avalado por las autoridades federales, ha generado en la isla de parte del sector privado. Una de las fincas que ya recibió autorización para iniciar los cultivos a gran escala es una finca en Santa Isabel.
“El cáñamo será un legado que vamos a dejar en Puerto Rico. Es un cultivo que tiene un gran potencial de crecimiento para el mercado local y para la exportación. Tenemos solicitudes para establecer fincas de cáñamo en toda la isla por parte de empresarios locales y extranjeros. Tenemos previsto que para el 2022 hayan 10,000 cuerdas sembradas de cáñamo en la isla. Y lo único que el DA ha invertido es $400,000 para unos equipos y los salarios de unos técnicos que irán verificando que en las plantas no haya un aumento del TH6, que es el elemento psicoactivo que no puede pasar del 3%”, dijo Flores.
Aseguró que en la isla existen plantas de manufactura que utilizarán el cáñamo como materia prima para producir aceites, fibras, sustitutos de plástico y hasta cremas para evitar las arrugas.