Por Miguel Díaz Román
Especial para EyBoricua.com
San Juan– Las llamadas marcas de café “especial” o “gourmet” para consumo local y para exportación no utilizan grano de alta calidad cosechado en Puerto Rico sino grano de México importado por el gobierno, lo que representa una insólita práctica de fraude que podría causar el colapso de la endeble industria de café del país, denunció el caficultor Miguel López Hernández, quien es el presidente de la Asociación de Beneficiados de Puerto Rico, que representa a las empresas que adquieren el café para someterlo a un proceso de limpieza, lavado y secado y luego revenderlo al torrefactor.
López Hernández indicó que el fraude incluye empacar y vender las marcas comerciales conocidas, cuyo precio no excede los $6 por 14 onzas, con grano importado, pero en el envase se identifican que el café es cosechado en Puerto Rico.
El fraude acontece con la complicidad silente del Departamento de Agricultura (DA), que opera un lucrativo negocio con la importación de café y que también constituye una competencia desleal para los caficultores locales porque el café importado se vende más barato que el grano de alta calidad cosechado en la isla, agregó López Hernández, quien es beneficiador, torrefactor y propietario de la marca de café Hayuya.
El caficultor reclamó que la Legislatura y el Ejecutivo investiguen este presunto fraude que ocurre sin que la Oficina de Cafés de DA, intervenga para evitarlo.
Fraude es conocido
Una fuente vinculada al DA indicó que el fraude es conocido por los funcionarios de la agencia, lo cual se evidencia en la proliferación de las marcas gourmet y el aumento de la exportación de esas marcas, mientras la producción local de café no supera los 40,000 quintales anuales. El consumo local alcanza los 260,000 quintales anuales, lo que implica que el DA debe importar aproximadamente 210,000 quintales cada año.
Este medio solicitó una reacción al secretario de Agricultura, Ramón González Beiró, pero al cierre de esta edición no se había recibido una expresión del funcionario.
“Esta situación nadie la fiscaliza. Si los torrefactores quieren vender café importado que lo hagan, pero que no digan en el empaque que es café espacial de Puerto Rico, porque eso es falso”, dijo López Hernández.
El caficultor no identificó los torrefactores que incurren en el presunto fraude, pero aludió a “grandes intereses que le pasan por encima al caficultor de la montaña”.
“Si esto no se detiene estamos hablando del fin de la agricultura del café en la montaña”, vaticinó.
Importación como mal necesario
La importación de café por el DA es el resultado de una exención concedida por el Congreso, que le permite al gobierno local importar café sin pagar un arancel federal. La importación de café se ve como un mal necesario debido a que la producción local no alcanza para satisfacer el consumo desde 1998.
López Hernández sostuvo que el café local ha sufrido un desplazamiento en la medida que el precio del café importado es bajo.
Además, el caficultor denunció que desde el sector de los torrefactores se ha gestionado una competencia desleal porque el café importado se ha estado empacando y vendiendo como café del país, mientras el grano local de alta calidad se queda en los almacenes.
“El café local se vende, pero hay que venderlo barato porque el caficultor necesita el dinero. A veces el caficultor vende café local perdiendo dinero o ganando poco y así nadie se queda en un negocio. Yo entiendo que el café de la montaña está en peligro real de desaparecer”, advirtió López Hernández.
Explicó que el café importado es “café de relleno” para las marcas de café local, que ya tienen sus fórmulas que ofrecen un sabor y aroma muy característico que es favorecido por los consumidores. Indicó que “el café de relleno” se debería utilizar en combinación con el café local.
Pero los bajos precios del café importado han causado que la importación por parte del DA se haya revelado como un dolor de cabeza para el sector de los caficultores, debido a que numerosos torrefactores favorecen empacar sus marcas con café importado.
López Hernández dijo que el DA vende el café importado denominado “arábigo” a $290 por cada saco de 100 libras, mientras el grano “robusta”, se vende a $180 el saco de 100 libras. Indicó que el grano “arábigo” del país se vende a $440 por cada saco de 100 libras, un costo que se puede elevar al torrefactor a $550, debido a los costos de transporte, manejo y procesado del grano.
Arancel no protege café local
“Aquí hay un asunto que el gobierno tiene que considerar, porque el arancel federal se aprobó en el Congreso para proteger la industria del café local, y ahora ese arancel es la causa de una competencia desleal al caficultor del país”, insistió López Hernández.
Además, para el DA la importación de café se ha convertido en un lucrativo negocio cuyos ingresos superan los $20 millones anuales. El precio del café en el mercado internacional es bajo y permite al DA venderlo a los torrefactores locales a un precio aceptable, en comparación con el café cosechado en el país, y obtener un jugoso ingreso.
López Hernández dijo que es necesario que se considere prohibir que el café importado se empaque y se venda como café del país. Indicó que la prohibición debería incluir el café “gourmet” elaborado con café importado, y que en su etiqueta se identifica como café cosechado en Puerto Rico. Agregó que esa prohibición se debe extender al café “gourmet” que llega al mercado local como que va dirigido al mercado de exportación.