Johannesburgo (29 de abril de 2021) EFE – En marzo de 2020, a las puertas de la pandemia, Nwabisa Makunga se convirtió en la primera directora de The Sowetan, uno de los diarios más icónicos de Sudáfrica. No siente haber roto un techo de cristal, pero considera que la cultura de las redacciones sigue tendiendo a ser «patriarcal».
«Las redacciones pueden estar lideradas por mujeres, pero las culturas son bastante masculinas y muy patriarcales», explica Makunga a Efe, en una entrevista en la redacción de su periódico en Johannesburgo con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra este 3 de mayo.
«Creo -prosigue- que el reto que tenemos las mujeres, y todos ya que no es solo nuestro trabajo, es cambiar realmente esas culturas».
Mujer, negra y procedente de Uitenhage, una pequeña ciudad de la provincia sudafricana del Cabo Oriental, la directora de The Sowetan no es una gran excepción en Sudáfrica, un país en el que bastantes mujeres ocupan puestos directivos en los grandes medios.
Por ello, Makunga no siente haber roto un «techo de cristal», confiesa, pero tampoco considera que las redacciones sean todavía igualitarias.
«Incluso el lenguaje que usamos a veces al informar es muy patriarcal. Es a veces misógino, desprecia a las mujeres. Son cosas con las que tenemos que ser muy francos», apunta.
A sus 38 años, Makunga posee una trayectoria meteórica que comenzó a germinar cuando tenía 11, en el salón de la casa de sus abuelos, al ver la retransmisión que la periodista sudafricana Noxolo Grootboom, toda una leyenda del oficio en su país, hacía del funeral del asesinado activista antiapartheid Chris Hani.
«Escucharla contar la historia de este hombre, que, si soy sincera, no conocía en aquel momento, pues era bastante joven, prendió algo dentro de mí. No necesariamente sobre la retransmisión, sino sobre contar una historia sudafricana, contarla con tal autoridad, con tal humildad (…) y con un toque personal», recuerda.
Aquella niña, sin embargo, no esperaba llegar a dirigir uno de los periódicos más importantes de Sudáfrica.
LLEGAR A UN PERIÓDICO A LAS PUERTAS DE UNA PANDEMIA
«¿Cómo no empezar un nuevo trabajo? ¡Durante una pandemia!», bromea Makunga, que evoca marzo de 2020 como el periodo «más intenso» de su carrera.
Sin que le hubiera dado tiempo a familiarizarse realmente con la redacción, la covid-19 forzó al diario a trabajar en remoto, con la tecnología sustituyendo las rutinas cotidianas.
«Las cosas que probablemente pensábamos que haríamos en diez años, nos arreglamos para hacerlas en dos semanas», destaca.
El experimento -cree- salió bien, aunque los retos se dejen notar.
La menor presencia de gente en las calles, por ejemplo, redujo mucho la tirada de The Sowetan, un periódico que se compra tradicionalmente al paso.
La cabecera, de hecho, nació hace cuarenta años como una plataforma para dar voz a la población negra oprimida bajo el yugo racista del sistema del «apartheid» (1948-1994).
«Es una marca de activismo, una marca que realmente lucha por la gente, por los sudafricanos negros corrientes», señala la directora, que considera que en la Sudáfrica contemporánea, democrática pero profundamente desigual, la esencia del rotativo sigue siendo la misma.
Con la pandemia, sin embargo, la web de The Sowetan multiplicó sus visitas, reflejo de la gran disyuntiva que la prensa vive actualmente: el rol del papel y cómo hacer periodismo en internet.
PERIODISMO EN ÁFRICA Y EN LA ERA DIGITAL
Para Makunga el camino está claro: «Debemos dejar de obsesionarnos sobre en qué plataforma hacemos periodismo y empezar a obsesionarnos con el periodismo en sí mismo, con salvar el periodismo».
«Forcejeamos intentando encontrar las respuestas -opina-, pero para mí empieza con nosotros, como sociedad amplia, empresas, gobierno, entendiendo que no podemos sostener nuestras democracias sin medios de calidad».
En ese marco de oportunidad, sin embargo, hay que vigilar el riesgo que internet y las redes sociales conllevan, según Makunga, en términos de potencial «toxicidad» y «acoso» para los periodistas.
A su juicio, este fenómeno se explica, en parte, por la crisis de «confianza» y «credibilidad» en los medios, al igual que el impacto de las «noticias falsas», que cree que habría que combatir con «educación mediática» y reforzando el mejor periodismo.
Para eso, respecto a la libertad de prensa, los medios sudafricanos ocupan una posición privilegiada en África, un continente en el que los ataques a los periodistas son herramienta habitual de gobernantes aferrados al poder.
«Se nos ve así y creo que está bien, pero nunca debemos dormirnos con esto. La cultura de pisotear a los periodistas no es algo que ocurra instantáneamente, es algo insidioso que empieza despacio», alerta la directora de The Sowetan.