Lisboa (EFE) – Decenas de miles de profesores volvieron hoy a las calles en las dos mayores ciudades de Portugal, Lisboa y Oporto, para exigir mejoras laborales y salariales, como la recuperación de los años de antigüedad congelados con la troika.
Convocados por nueve sindicatos bajo el lema «Respetar a los profesores. Dar valor a la profesión», los docentes retomaron las protestas tras meses de huelgas y marchas multitudinarias, que en algunos casos superaron los 100.000 participantes.
Este sábado, fueron 80.000 los docentes procedentes de todo el país que se unieron a las protestas en Lisboa y Oporto, según el secretario general de la Federación Nacional de Profesores (Fenprof), Mário Nogueira.
En Lisboa, la marcha partió de la céntrica plaza de Rossio y recorrió la capital hasta las puertas de la Asamblea de la República, entre pitos, ropa negra en señal de luto, claveles y pancartas con críticas a las propuestas presentadas hasta ahora por el Gobierno socialista.
CANSADOS Y DESCONTENTOS
El sentimiento era común: están «hartos» y «cansados».
«Llegamos a un momento que nos cansamos», aseguró a EFE Cristina, profesora desde hace más de 27 años en Quinta do Conde, a unos 30 kilómetros al sur de Lisboa, que cree que «Portugal se estancó en la educación» y que el movimiento de docentes ha vuelto a ganar fuerza en los últimos meses.
También se unió a la marcha en la capital Ricardo, un profesor de artes visuales de Lisboa, que es tajante: «Estamos súper descontentos y una vez más en la calle para demostrar que esto tiene que cambiar y que nos tienen que respetar», dijo a EFE.
Tras años de lucha, ahora se sienten más unidos que nunca.
«Los sindicatos están consiguiendo unir a los profesores de una forma que no habían conseguido hasta ahora. Tenemos miles y miles de profesores en las calles, cosa que nunca hubo, y las luchas se hacen de norte a sur del país con una armonía total. Los profesores no van a parar mientras no se sientan respetados», afirmó Ricardo.
RECUPERAR EL TIEMPO DE SERVICIO
Entre las principales reivindicaciones está recuperar el tiempo de servicio que consideran «robado», después de que entre 2005 y 2018, en dos etapas diferentes, se congelaran nueve años de carrera, que no se contabilizaban en su antigüedad para calcular el salario.
El Gobierno ya devolvió más de dos años de ese total, pero los docentes exigen recuperar los cerca de seis años y medio que siguen pendientes.
También denuncian la precariedad -«somos profesores hace 15 o 20 años y no tenemos vínculo fijo con el Estado», criticó Ricardo- y el modelo de reclutamiento de los profesores, que se está negociando con el Ministerio de Educación.
El Gobierno propuso un nuevo modelo que permitirá hacer fijos a más de 10.000 profesores este año y reducir las distancias en la asignación de plazas desde su residencia habitual, que hasta ahora pueden alcanzar los 244 kilómetros.
Hay una nueva negociación con los sindicatos prevista para el 9 de marzo y «muchas aproximaciones» entre las dos partes, según el ministro de Educación luso, João Costa.
Pero dentro del gremio no todos ven «voluntad» de encontrar soluciones en el Ejecutivo.
Es el caso de Carlos, profesor en una escuela a las afueras de la capital. «Hay dos posibilidades: o no conoces la realidad de los problemas o la conoces y la intentas ignorar. No hay una voluntad seria de corregir los problemas que existen», aseguró a EFE.