Washington, 9 mar (EFE) – La selección del jurado para el juicio a Derek Chauvin, el policía blanco acusado del asesinato del afroamericano George Floyd, comenzó este martes en un juzgado de Mineápolis (Minesota, EE.UU.), tras haber sido retrasado el inicio.
Chauvin afronta los cargos de asesinato y homicidio, ambos en segundo grado, por la muerte de Floyd el pasado 25 de mayo, que falleció asfixiado después de que el agente blanco presionara la rodilla sobre su cuello durante 8 minutos y 46 minutos en una escena grabada por cámaras de seguridad y los móviles de transeúntes.
Se espera que la selección de los 12 miembros del jurado tome tres semanas y que el juicio se abra el 29 de marzo.
Debido a que las imágenes de Floyd, quejándose de que no podía respirar mientras se asfixiaba, dieron la vuelta al mundo, los abogados se enfrentan al reto de encontrar a 12 personas en la zona de Mineápolis que no se hayan hecho una idea preconcebida de lo que ocurrió.
En los tribunales estatales, la defensa y la fiscalía interrogan a los potenciales miembros del jurado, pero en el caso de Chauvin el tribunal mandó un cuestionario de trece páginas hace meses a los posibles candidatos con una advertencia a la cabeza: «De este día en adelante, NO lean o vean intencionadamente nada sobre este caso o lleven a cabo ningún tipo de búsqueda relacionada».
El lunes se retrasó el comienzo del proceso de selección por una apelación para incluir el cargo de asesinato en tercer grado contra Chauvin, una asunto que todavía no ha sido resuelto, aunque finalmente el juez ha optado por seguir adelante con los procedimientos.
Si se admitiera esa acusación el jurado tendría en el futuro una nueva opción bajo la que condenar a Chauvin, si considera que sus acciones no suponen un asesinato en segundo grado.
Un asesinato en segundo grado supone que no ha sido premeditado pero que tenía intención de matar, mientras que en tercer grado indica que no tenía dicha intención o que hubo una negligencia que acabó en el fallecimiento de la víctima.
La muerte de Floyd desencadenó una oleada de indignación en EE.UU. en las semanas siguientes a su fallecimiento, que derivó en protestas y disturbios en distintas ciudades del país contra la violencia policial frente a los afroamericanos.