Por Sandra D. Rodríguez Cotto
En Blanco y Negro
San Juan, Puerto Rico – Sigue creciendo la indignación de los médicos. Hoy se unió el Colegio de Médicos al coro de voces que critican al gobierno por no fiscalizar y trinaron contra el Senado y la aseguradora MMM (Medicare y Mucho Más).
El viernes pasado, 30 de junio, trascendió que varios senadores radicaron una resolución de felicitación para la aseguradora MMM por abrir una Multiclínica en Aguadilla, hecho que los pone en ventaja al competir con médicos, grupos médicos, centros 330, centros Ipas y hospitales, porque además de aseguradores, se convierten en proveedores con información privilegiada.
Desde entonces, decenas de médicos han inundado las redes sociales y enviado mensajes a la prensa quejándose de la situación. El presidente del Senado, José Luis Dalmau, se excusó diciendo que, como presidente del cuerpo, él firma todas las resoluciones de felicitación.
No dijo si tiene vínculos con MMM, si la aseguradora le aporta a su campaña o si tiene familiares que trabajan o han trabajado con la empresa.
Pero eso es sólo un síntoma del grave problema que enfrentan los médicos en el país ante una competencia desleal que viene a desaparecerlos, según el presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, Carlos Díaz Vélez.
El también cardiólogo criticó hoy a quienes comparten alegría por la apertura de clínicas o centros pertenecientes a las compañías aseguradoras, lo que calificó como “un conflicto de interés descarado de estas aseguradoras médicas en los papeles de dueñas-proveedoras”.
Anticipó que lo que hizo MMM y están haciendo las demás aseguradoras como Triple S y First Medical, entre otras, “es una expansión arrolladora” de decenas de centros y clínicas que “devorará y triturará en los próximos meses, la práctica privada de la medicina de cientos de médicos y de decenas de instalaciones de salud como laboratorios y farmacias”.
Exigió al Departamento de Justicia, al Comisionado de Seguros, al Secretario de Salud y a las agencias federales a que “despierten de la inercia y se den cuenta de este oligopolio”.
Explicó que se trata de una operación de acaparamiento, control y concentración de mercado por parte de aseguradoras médicas, con la cual se violenta y corrompe el sistema de equilibrios que, a base de criterios de necesidad, adecuacidad y libre competencia, sostenían la prestación de servicios de salud privada. Estas llamadas Clínicas o Centros, celebradas bajo un manto de intensa publicidad, colocan en un solo lugar como dueño, al Plan Médico, y disfrazan de conveniencia las prácticas más desleales y menos competitivas imaginables.
“Así, un médico bajo contrato por la aseguradora-proveedora es obligado por contrato a cobrar deducibles en su oficina, mientras que la aseguradora no los cobra en esos centros. Al médico se le maniata, mientras el gancho es arrojado por la aseguradora. El médico-proveedor —cuya relación es con el paciente— ve cómo con este gancho, ante la precariedad económica se jala a los pacientes a estas clínicas concentradas. Así, se reduce el tamaño o viabilidad de la práctica médica, todo para beneficio de la aseguradora convertida en proveedora”, explicó el doctor.
También dijo que si a esto se añaden prácticas de mercadeo despreciables como la de llamar e inducir a los pacientes a abandonar a sus médicos de cabecera, por el puñado de médicos que concentran una enorme cantidad de pacientes en estas clínicas, “somos testigos de cómo el paciente, así apropiado y extraído de la oficina del médico, va a parar a un lugar donde es examinado en un puñado de minutos, debido al volumen de pacientes “atendidos” en masa en esta operación al por mayor. Diez o si acaso, quince minutos, justifican la visita y la facturación en estos “ventorrillos” de la salud glorificados”, dijo Díaz Vélez.
“La calidad se reduce, el paciente es un número, lo atiende simplemente quien esté y no quien ha conocido su historial y reconoce elementos individuales esenciales que se escapan al examen superficial”, agregó.
Por estas prácticas es que la resolución del Senado tiene a los médicos tan molestos.
El pasado viernes trascendió que el presidente senatorial había firmado la resolución felicitando a MMM semanas antes. La medida fue radicada por los legisladores Migdalia González Arroyo, Javier Aponte Dalmau, Ramón Ruiz Nieves, y el propio José Luis Dalmau.
“La falta de esta depredación adicional de las aseguradoras médicas, lleva a algunos a felicitarlas, incluyendo a quienes tienen que fiscalizar al inmovilismo y la inercia. Mientras tanto, una aseguradora pública anuncios, y se le felicita por inaugurar su establecimiento u hospitalillo número quince, y otros seguros médicos-dueños hacen lo mismo y llenan la fila del banquete de la gula”, dijo el doctor Díaz Vélez.
“Todo este operativo contra la oficina y práctica del médico, coincide con el cierre de las listas de pacientes y su congelamiento, y otras estrategias que procuran el estrangulamiento económico de las oficinas médicas. Si se ven obligadas a cerrar, más acaparamiento habrá de sus pacientes en los centros o clínicas. Nadie se extrañe cuando llegue a visitar al médico de su preferencia, quien lo ha atendido a usted y a su familia por años, que le avisen que va a cerrar su oficina. Tampoco, le sorprenda que reciba una carta poniendo a su disposición su expediente médico. Quizás no se le explique cómo el mercado asegurador sin controles ha sido el causante de la debacle”, advirtió.
Dijo que el Colegio de Médicos invita a las pacientes a seguir avisando a sus médicos cuando reciban las llamadas de las aseguradoras o de esos centros para invitarlos a tratarse allí. También instó a los legisladores que, en vez de firmar resoluciones de felicitación, que “mediten sobre las consecuencias, lean y reflexionen, antes de endosarlas o firmarlas como el papagayo. Es triste ver que miembros de la mayoría parlamentaria del Senado sean confundidos por estos cantos de sirena de quienes no han prestado un juramento por la salud y sí por la gula, las aseguradoras, y quienes operan por la libre con licencia del estado, casi para matar”, dijo Díaz Vélez.