Estambul (EFE) – Botellas de plástico y latas a cambio de crédito para el transporte público. Esa es la oferta que el Ayuntamiento de Estambul ha lanzado recientemente para fomentar el reciclaje, apelando directamente al bolsillo de los consumidores.
Las tres primeras máquinas han comenzado a funcionar ya en una estación de metro, en las que se pueden introducir latas de refrescos y botellas de plástico de distintos tamaños.
Por 20 latas se recibe un crédito equivalente a 80 céntimos de euro, lo que suele costar un billete univiaje.
Los usuarios pueden introducir botellas de plástico y latas de refrescos en la misma máquina en la que recargan la tarjeta de transporte, que sirve para el autobús, metro, barco y tranvía en la ciudad de Estambul.
A más plástico o metal que se introduzca, más crédito se recibe para recargar la tarjeta.
«Con estas máquinas inteligentes y nuestro departamento de gestión de residuos, se puede contribuir a la protección del medio ambiente», ha anunciado el Ayuntamiento.
Las autoridades también premiará a los usuarios que más reciclen durante el año, con viajes gratis y entradas para eventos culturales.
La iniciativa busca fomentar el reciclaje, ante las alarmantes cifras de Turquía, donde cada persona genera cada año 90 kilos de residuos en plástico, según la Asociación de Industriales de Plásticos Padger.
La media en la Unión Europea es de 72 kilos por persona y año, indica esa fuente.
«En Estambul es difícil moverse sin transporte público y me parece buena idea que las máquinas estén aquí, aunque de momento he visto sólo una. Deberían poner más para que funcione», opina para Efe Elif Erdem, estudiante de Economía.
El proyecto aún está en una fase preliminar con la introducción de esas tres máquinas, aunque el Ayuntamiento plantea instalar 20 más antes de que termine el año.
Erdem comenta que en Turquía, además de reciclar poco, la gente tiene tendencia a tirar plásticos y papeles al suelo.
«La gente sale a comer fuera y tira la basura en espacios verdes o al agua. Una vez al mes un grupo de amigos nos reunimos para ir a recoger basura en las zonas de pícnic», explica.
Pese a que en las ciudades y pueblos de Turquía apenas se pueden encontrar contenedores para reciclar plástico, hay empresas que se dedican a separar luego los envases del resto de residuos domésticos, consiguiendo reciclar cerca de un tercio de los desechos de plástico generados.
Unas 1.400 empresas en Turquía trabajan en el campo del reciclaje de residuos plásticos, un sector al alza que contribuye con unos $37,000 millones a la economía del país, según Padger.
El Gobierno ha creado otras iniciativas de reciclaje para todo el país, como el plan Cero Desperdicio, un proyecto de 3 millones de euros, para reducir el consumo en las instituciones públicas.
«La Administración recicla ahora más, pero no se ha cambiado la mentalidad de la gente. Los turcos aún no cuidan del medioambiente», comenta a Efe Murad, miembro de la plataforma medioambiental turca «Defensa de los Bosques del Norte».
Turquía comenzó el pasado enero a aplicar la normativa de la Unión Europea por la que los consumidores deben pagar tasas por el uso de bolsas de plástico para la compra.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, apoya esa iniciativa y ha propuesto plantar cultivos de cáñamo de uso industrial para fabricar bolsas de la compra reutilizables.
«Recuerdo que en casa mi madre hacía bolsas que usábamos para hacer la compra. No se tiraban y se reutilizaban. Eran ecológicas. Se hacían de cañamo», dijo recientemente Erdogan.
El proyecto aún no se ha iniciado, aunque el Gobierno planea crear cultivos en 20 de las 81 provincias del país, para su uso industrial.
Lara Villalón