Barcelona (25 de junio de 2021) EFE – «Cada semana nos tragamos el equivalente a una tarjeta de crédito en microplásticos», asegura la activista medioambiental y experta en medio ambiente marino, Elizabeth Sherr (Nueva York, 1996), afincada en Barcelona, que afirma que alimentos cotidianos como pescados, cerveza, miel, azúcar o el arroz contienen microplásticos.
En una entrevista con Efe, Sherr, que tiene más de 130,000 seguidores en Tik Tok, ha explicado que el impacto del ser humano se nota sobre todo en los océanos, que absorben buena parte de la basura que se genera en la tierra, incluso en zonas lejanas del mar: «Entre el 80 y el 90 % de la basura de los océanos viene del continente».
Sherr desarrolla su activismo en las redes sociales y fue elegida por el Parlamento europeo para amadrinar una campaña para recoger residuos que acabó el pasado 8 de junio coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos.
La iniciativa se propuso recoger 502,000 piezas de basura en apenas diez días, instando a usuarios de la red social a recuperar alguna basura que encontrasen en el medio ambiente, y subir un vídeo con su acción.
En total se recogieron más de 600,000 residuos, superando las expectativas, con la participación de personas de más de 33 países.
Las redes sociales, dice Sherr, son una buena manera para llegar a un público global e impulsar campañas amplias para concienciar sobre el cuidado del medio ambiente y el ecologismo.
Sherr lanzó sus primeros retos de manera individual: «Anuncié que yo misma recogería una pieza de basura por cada colilla que alguno de mis seguidores recuperase de la playa, pero pronto no pude dar abasto».
En el quinto vídeo que subió la activista a su cuenta de TikTok, el reto se hizo viral, y tuvo que pedir ayuda a sus seguidores para que ellos también recolectasen piezas de basura: «Aquí empezó la idea de una recogida global de basura».
Para Sherr, cuidar los océanos no es solo una cuestión de preservar un ecosistema, sino de cuidar la salud de las personas, porque los plásticos que lanzamos no desaparecen, sino que llegan de vuelta hasta nosotros por múltiples vías, como los alimentos que consumimos.
«Cuidar los océanos no es sólo preservar un ecosistema, sino cuidar nuestra propia salud, proteger nuestra vida”, destaca Sherr.
Su campaña de TikTok ha incidido sobre todo en la concienciación de las personas, pero Sherr matiza que es sólo una dimensión de las posibles soluciones: «Las empresas también tienen que poner de su parte, porque la mayoría de plásticos no los generan los consumidores».
«La responsabilidad tiene que ser compartida, de los consumidores, claro, pero también de las cadenas de suministros de las compañías que producen plástico de forma masiva en sus producciones», reivindica.
En todo caso, Sherr reitera que insistirá en hacer llegar su mensaje a cada vez más personas.
Su próximo reto en TikTok, anuncia, se centrará en reducir la generación de plásticos en el día a día, propondrá a sus seguidores intentar no comprar productos que contengan plásticos, y hará lo mismo con sus rutinas.
«Será difícil, porque alimentos tan cotidianos como la pasta siempre vienen envueltas en plástico, pero con el reto me obligaré a buscar tiendas que ofrecen productos de manera más ecológica», explica.
«Es casi imposible que una sola persona consiga con acciones de su día a día marcar la diferencia en la salud del medio ambiente -ha concluido Sherr-, pero podemos cambiar los comportamientos de las personas de nuestro entorno, porque si todos cambiamos nuestros hábitos, conseguiremos un impacto mayor del que pensamos”.