Boa Vista (Brasil) (EFE) – El río Mucajaí, que baña la tierra indígena de los yanomamis, en el norte de Brasil, está teñido de un color amarillo intenso causado al parecer por los metales pesados que usan los mineros ilegales, según comprobó EFE este jueves en un sobrevuelo por la región.
La tonalidad amarilla, muy saturada, no pasa desapercibida para quien conoce el color habitual del agua barrienta de los ríos amazónicos, un indicio del alto nivel de contaminación de esta vía fluvial, donde beben y pescan los yanomamis.
En medio de la selva, cerca de los profundos meandros del río, surge un lago artificial, muy probablemente rastro de las operaciones de los mineros ilegales, que son señalados por las autoridades brasileñas de haber causado una crisis humanitaria que afecta a los yanomamis.
Un fotógrafo de EFE pudo ver y captar estas imágenes invitado en un vuelo de la Fuerza Aérea Brasileña que distribuyó comida y suministros médicos a las aldeas yanomamis, cuya población padece desnutrición aguda y enfermedades causadas por la acción de los mineros.
El vuelo del enorme avión de carga KC390, joya de la división militar de Embraer, es breve.
En unos pocos minutos, los militares abren las rampas y dejan caer la carga de alimentos y suministros con paracaídas, sobre una de las aldeas yanomamis.
En la aldea se ven dos chozas, una enorme y otra menor, ubicadas en un claro de la selva, cerca del cual se divisan otros claros abiertos por los invasores: varios de ellos producto de la tala ilegal, otros causados por incendios.
El Gobierno brasileño decretó el estado de emergencia sanitaria en la tierra Yanomami hace dos semanas, cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva visitó la zona para comprobar la gravísima situación de abandono en la que viven los indígenas de esa región, fronteriza con Venezuela.
Gran parte de las 27.000 personas de la comunidad yanomami padecen desnutrición, malaria y otras enfermedades relacionadas con los materiales pesados usados por la minería ilegal, que ha intoxicado el agua de los ríos y diezmado la pesca.
El Gobierno estableció una zona de exclusión aérea y prohibió el tráfico fluvial, en un intento de cohibir la acción de los mineros ilegales.
La minería ilegal se expandió rápidamente en los últimos cuatro años en la región, alentados por el entonces presidente Jair Bolsonaro, quien promovió todo tipo de actividad económica en la selva amazónica, incluso en regiones indígenas, lo que está prohibido por la Constitución brasileña.
El Ministerio de los Pueblos Indígenas calcula que al menos 570 niños yanomamis fallecieron en los últimos años por contaminación de mercurio, desnutrición y hambre».
Desde que empezó la operación de emergencia, decenas de personas han sido evacuadas por helicóptero hasta Boa Vista, capital del estado de Roraima, donde fue instalado un hospital de campaña.
De forma paralela, la Fuerza Aérea ha distribuido en las aldeas cerca de 40 toneladas toneladas de alimentos y suministros médicos.
El Tribunal Supremo ordenó a la Fiscalía que investigue la posible responsabilidad del Gobierno de Bolsonaro por la situación de los yanomamis, bajo la sospecha de un delito de «genocidio».