Nuevo análisis del Centro de Estudios del Desarrollo de la UPR revela una persistente desigualdad de género, incluso entre personas con estudios universitarios
SAN JUAN, Puerto Rico – La pobreza en Puerto Rico no es neutral. Tiene rostro, tiene género y tiene una historia que se repite con cada cifra que sale a la luz.
Un nuevo estudio del Centro de Estudios del Desarrollo (CED) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, lo deja claro: las mujeres siguen siendo las más golpeadas por la pobreza, incluso cuando acceden a la educación superior.
Según el análisis —basado en datos del Negociado del Censo para el año 2023— el 39.2% de las mujeres de 25 años o más vive bajo el nivel de pobreza, en contraste con el 33.4% de los hombres en ese mismo grupo. La diferencia de género es clara, pero se vuelve aún más alarmante cuando se compara el nivel educativo.
Las mujeres con un bachillerato o estudios superiores tienen una tasa de pobreza de 18%. Las que no completaron el cuarto año de escuela superior enfrentan un 65%. En el caso de los hombres, la tasa baja de 59% entre los que no terminaron escuela superior, a 11% entre quienes sí tienen un bachillerato o más.
Es decir: sí, la educación funciona. Pero no igual para todos.
“Hay una disparidad en la pobreza adolecida por cada sexo que se mantiene para distintos niveles de escolaridad”, señaló el doctor José Caraballo Cueto, director del CED y autor del estudio, citado en un comunicado de prensa. “Esa disparidad por sexo es tal que las mujeres con algunos años de universidad o grado asociado tienen una tasa de pobreza mayor que los hombres que llegaron hasta el cuarto año de escuela superior o su equivalente”.
Por su parte, la rectora de la UPR en Río Piedras, doctora Angélica Varela Llavona, afirmó en el mismo comunicado que “los datos revelan la persistente desigualdad de género en la pobreza y la urgencia de desarrollar políticas públicas efectivas para atender esta situación”. Añadió que como universidad pública, reafirmaban su compromiso con la investigación rigurosa y su utilidad para el bienestar de la sociedad.
El estudio también responde a una pregunta recurrente entre sectores públicos: ¿cómo reducir la pobreza en Puerto Rico?
Para Caraballo Cueto, la respuesta está en fortalecer el acceso a la educación superior. “A mayor escolaridad, menor es la probabilidad de vivir bajo los niveles de pobreza. La educación superior es una herramienta que funciona”, expresó en el comunicado.
El Centro de Estudios del Desarrollo es una nueva entidad dentro del Recinto de Río Piedras de la UPR, enfocada en ofrecer análisis y consultoría basada en datos sobre desarrollo económico y humano. Sus investigaciones serán divulgadas a través de la División de Educación Continua y Estudios Profesionales del recinto.
“En Puerto Rico hay un vacío de centros que estudien la realidad socioeconómica usando datos, y ante eso decidí llenar esa carencia”, explicó Caraballo Cueto. “Esto surgió durante este año académico y la idea es tener el apoyo interdisciplinario de las distintas facultades del recinto”, añadió.
Más allá de los números, el estudio deja una verdad imposible de ignorar: la pobreza en Puerto Rico sigue teniendo rostro de mujer. Y no basta con estudiar para quitárselo.