Montevideo, 19 de agosto de 2021 (EFE) – Los lazos culturales que unen a los 22 países iberoamericanos serán los protagonistas de «Iberoamérica Viva», un nuevo festival que, con Uruguay como su primer anfitrión, buscará «levantar el ánimo» de públicos y artistas tras el duro impacto que la pandemia tuvo en la actividad.
Así lo destacan durante una entrevista con Efe en la víspera del evento, que se desarrollará el próximo domingo en el Auditorio Nacional del Sodre en Montevideo, el director de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) para el Cono Sur, Alejo Ramírez, y la directora nacional de Cultura de Uruguay, Mariana Wainstein.
REAVIVAR LA LLAMA
El arte y la cultura se han visto particularmente afectados por el covid-19 debido a las disposiciones que en 2020 llevaron a un cierre temprano de teatros, centros culturales, bibliotecas y salas de espectáculos en todo el mundo.
Los países iberoamericanos, sin embargo, ven hoy una ventana abierta a lo que la Segib busca reavivar la llama cultural de la región con la propuesta de un festival que, como explica Ramírez, tiene base en los programas que la Secretaría impulsa para potenciar el cine, la música, el teatro y la danza, entre otras disciplinas.
La idea de «Iberoamérica Viva» surgió hace nueve meses tras un fluido intercambio con diversos actores de la escena cultural de Uruguay, donde la Segib tiene su sede del Cono Sur.
«El video promocional que hicimos para el festival arranca diciendo que son tiempos muy duros para la cultura y creemos que hacer esto en este momento es una reivindicación en algún sentido, (porque) la cultura la pasó mal, el mundo la pasó mal, la sociedad la pasó mal», subraya.
En la misma línea se expresa Wainstein, quien señala que Uruguay recibió «con beneplácito» la idea de acoger la primera edición de un festival internacional en un contexto que calificó de «muy especial» para el sector porque si bien la actividad cultural siguió activa, transitó por momentos de «mucha oscuridad».
«Creo que este tipo de actos y de celebraciones son bienvenidos y son positivos porque levantan la energía de la gente, el ánimo de todos nosotros para salir adelante con todo ahora que se puede mucho más», remarca.
UNA TIERRA CULTURAL
Pese a haber sido pionero al retomar los espectáculos en vivo con un aforo reducido en julio de 2020, Uruguay dio marcha atrás con la ola del covid-19 que lo azotó a comienzos de 2021.
Con casi un 70 % de su población inmunizada con dos dosis y una desescalada de casos que permitió, con aforos y medidas preventivas, la reapertura de eventos presenciales en julio, el país volvió a tomar una ligera ventaja respecto a sus vecinos.
Wainstein sostiene que Uruguay, pese a no ser potencia económica o militar, «brilla sobre todo por su cultura», y dice que quizás su experiencia sea «útil» para otros países, pero no lo ve como «ejemplo» para la región.
Otra es la visión de Ramírez, quien asegura que el país «está mostrando el camino de salida» y manifiesta su alegría de que «Iberoamérica Viva» tenga lugar en la tierra de figuras tan relevantes para la cultura iberoamericana como el músico Jorge Drexler -que brindará un mensaje en el festival como embajador iberoamericano- y el el exsecretario de la Segib Enrique Iglesias.
«Nos parece que (hacerlo aquí) es como matar muchos pájaros de un mismo tiro en algún sentido; es integrar a muchas personalidades y muchos sentimientos en una misma noche», argumenta.
COOPERAR, PROSPERAR
Con la frase «¡Celebrar lo que nos une!» como lema, el festival, que tendrá como centro la actuación de la Orquesta Juvenil del Sodre uruguaya y contará, entre otros, con números de los conjuntos de circo Tranzat, El Picadero y Entropía, así como con una pieza escénica del conjunto Plataforma Clo, apuesta a tender nuevos puentes.
«En una región a veces complicada, con dificultades de diálogo, de entendimiento, encontrar en la cultura ese aspecto que nos une, que nos integra, nos parece fundamental», acota el director de Segib.
Es que, según Ramírez, aunque nació en la capital uruguaya, el objetivo es que el festival se replique en diversas ciudades de Iberoamérica buscando llegar incluso a las localidades más pequeñas.
«Queremos que este festival más allá de que sea en sí mismo un disfrute de la cultura, del arte, sirva también para que más gente conozca la Cooperación Iberoamericana y que eso haga que crezca y que más personas puedan involucrarse», concluye.