Washington, 6 ene (EFE) – «Había gente hasta en la segunda planta del Capitolio», afirmaba todavía con la emoción en el cuerpo el veterano del Ejército de EE.UU. Kevin Loftus, uno de los cientos de manifestantes que este miércoles irrumpieron violentamente en el interior del histórico edificio, en pleno corazón de Washington DC.
Sin mascarilla para protegerse de la covid-19 y pertrechado con ropa militar y una gorra con el lema «Make America Great Again» (Haz EE.UU. grande de nuevo), Loftus se vanagloriaba frente a otros manifestantes partidarios del presidente saliente, Donald Trump, de haber sido uno de los que consiguieron entrar dentro del Capitolio, poco después de haber sido desalojado por las fuerzas de seguridad.
«Yo he estado dentro», presumía Loftus en los jardines del Capitolio, inundado de seguidores del mandatario.
En declaraciones a Efe, Loftus explicó que se había subido a un andamio fuera del Capitolio para hacer fotografías con su celular de la gran manifestación pro Trump que hubo en el centro de Washington cuando la estructura comenzó a tambalearse y se bajó de ella.
«ALGUIEN ME HIZO SEÑAS PARA QUE ENTRARA»
«Entonces vi que una de las puertas del Capitolio estaba abierta y sujeta por algunos de los participantes en la protesta, que me hicieron señas para que entrara», detalló.
Loftus estuvo paseándose por el edificio pero no llegó a entrar en el hemiciclo, donde se estaba celebrando la sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso para contar los votos electorales y ratificar con toda probabilidad la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre.
«Me hice dos selfies y luego la Policía comenzó a echar gases lacrimógenos contra nosotros y tuvimos que salir», indicó Loftus.
Justo en ese momento de su narración una mujer se acercó a él para preguntarle si él era un «influencer» y si tenía cuenta de Instagram «porque esta manifestación está llena de gente conocida», a lo que Loftus respondió complacido que no, pero que le gustaría serlo.
Este veterano acudió este miércoles junto a su hijo a la capital estadounidense desde el estado de Wisconsin, donde reside, para participar en la protesta trumpista y, como dijo a Efe, denunciar «el fraude en las elecciones»; un presunto fraude que Trump no ha parado de denunciar desde que se conocieran los resultados que dieron la victoria a Biden, sin aportar ni una sola prueba.
Sin embargo, algunos votantes republicanos como Loftus están convencidos de que sí que hubo fraude y de que los medios de comunicación tradicionales están tergiversando la información, frente a canales informales como la red social Parler, popular entre los conservadores en EE.UU, como alternativa a Twitter, y que sirven de altavoz para este tipo de teorías conspiratorias.
LOS TRUMPISTAS ESTÁN «HARTOS»
Su convencimiento de que hubo un fraude en los comicios ha hecho que Loftus y otros miles de manifestantes pro Trump acudieran a protestar a la capital de EE.UU, justo cuando las dos cámaras del Congreso tenían previsto contar los votos del Colegio Electoral y refrendar el triunfo de Biden.
«Estamos aquí para mandar un mensaje al mundo para decir que los seguidores de Trump estamos hartos», sentenció Loftus, quien aseguró que no se moverá de las inmediaciones del Capitolio.
Sin embargo, preguntado por lo que pretendían con la irrupción en el Capitolio o de la protesta, su contestación fue vaga, aunque una vez que se lo pensó un poco afirmó: «A lo mejor que se celebren elecciones de nuevo».
Una respuesta similar ofrecía otro de los manifestantes que estaban en las inmediaciones de la sede del Congreso de EE.UU., David Spencer, un empresario de Florida que asistió a la protesta junto a su mujer y su hija.
Sentados en sillas de camping, mientras observaban la multitud que llegaba hasta las mismísimas escaleras del Capitolio, Spencer dijo a Efe que él lo que quiere son nuevos comicios, aunque a su juicio todo se hubiera evitado si «Pence hubiera hecho su trabajo…»
Spencer se refería al vicepresidente saliente, Mike Pence, quien justo este miércoles había anunciado que no se opondría a la confirmación de la victoria electoral Biden, como le había pedido Trump, ya que al ser también jefe del Senado debía presidir la sesión del Congreso.
El asalto violento al Capitolio no tiene precedentes en la historia moderna de EE.UU. y habría que remontarse hasta la quema de Washington por parte de las tropas británicas en 1814 para encontrar un ataque similar.