Me decía mi amigo Fede que parecía como si aquí en Puerto Rico nadie se tomara en serio lo que pasa en Maui, una de las islas de Háwai. «¿Te imaginas si ese fuego hubiera pasado en Puerto Rico?», me dijo esto amigo italiano que lleva casi toda su vida aquí.
«Si un fuego de esas proporciones, y que se propagó tan rápido, hubiera sido en Guánica o en cualquier región rural aquí en Puerto Rico, ¿cómo hubiéramos respondido? ¿Estamos listos?», me preguntó con insistencia.
Cierto es. Ese horror indescriptible, inimaginable, podría pasar aquí. Las fotos y vídeos no mienten.
La brea de las calles allí en Maui se ve con formas extrañas que dejaron los metales derretidos por las llamas, que ahora se han endurecido. Calle tras calle, cuadra tras cuadra, la isla entera tiene escenas dantescas de como el fuego lo consumió todo. Viviendas, negocios, sitios históricos del pasado monárquico hawaiano se entremezclan con las cenizas de lo que fueron postes eléctricos y los huecos de casas y edificios que alguna vez existieron, y hoy son polvo negro. El intenso calor que arrasó con todo dejó una estela de formas surrealistas, que ya han cobrado sobre 80 vidas.
¿Qué causó tanto horror? La naturaleza y el ser humano.
Una peligrosa combinación de fuertes vientos que provocó el paso del huracán Dora por la zona, baja humedad y la vegetación tostada por una sequía parecen haber contribuido a que los incendios forestales comieran tanta fuerza y destruyeron todo.
Ese calor insoportable en Háwai no cesó nunca, y ya los expertos afirman que el cambio climático es parte de la ecuación.
Algo parecido ha ocurrido en las últimas semanas en Canadá, donde los fuegos produjeron una estela de humo que afectó muchas ciudades y estados en Estados Unidos. En Centro y Sudamérica ese cambio climatico también se ve en inundaciones terribles.
Vivimos en un planeta donde los eventos meteorológicos extremos son cada día más comunes. Y somos los seres humanos, en gran medida, los culpables de toda esta destrucción.
Por eso Fede tenía razón. Háwai es bien parecido a Puerto Rico. Y viceversa.
Ambas son archipiélagos invadidos y que forman parte como territorios de los Estados Unidos, uno como estado y otro como colonia. Ambas son islas tropicales y en ambas también hay muchos boricuas y hasta coquíes. Recordemos que se llevaron de aquí a cientos de boricuas a trabajar a Háwai y de allá nunca regresaron.
Por eso sus preguntas me trabajaron tanto. Aquí en zonas rurales hay casas en madera y ese escenario es posible. ¿A dónde correrían las personas? En Maui se tiraban al mar, huyendo de las llamas.Aquí, si fuera monte adentro, quizás no hay escapatoria.
Si pensamos en el desarrollo tan desmedido que esta pasando en Puerto Rico, donde no se respetan los códigos, ni las reservas naturales, es terrible.
No es cuestión de crear pánico, pero si debemos pensar en cómo prepararnos. Repasar la seguridad y adiestrarse. Estar listos puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte. Pensamos y actuemos.
Por Sandra D. Rodríguez Cotto