Sandra D.
Rodríguez Cotto
PERIODISTA
Hay un hilo conductor en todo lo que está pasando, es el desplazamiento organizado de la población; estar sin luz, sin agua y sin trabajo con más corruptos al poder no es una noche de nieve en la primavera hermosa.
No es una noche de nieve ni una primavera hermosa, como dijo Kevin Acevedo de LUMA. Es que, en río revuelto, ganancia de pescadores, como dice el refrán. Se aprovechan el caos para ir destruyéndose, y eso es lo que pasa en Puerto Rico. No es de ahora sino de hace muchos años, y parece que no nos damos cuenta.
Esta semana vimos y vivimos todos la decadencia absoluta en la que está nuestro país, y parecería que nadie ya tiene fuerzas para combatirlo. Pocos protestan porque hay que sobrevivir. Mientras escribo estas líneas, todavía hay cientos de miles de personas sin luz y sin agua, aguantando los efectos del apagón. Encona, al recordar que la semana anterior LUMA y el gobierno nos espetaron un sexto aumento consecutivo en una tarifa que nos lleva a la pobreza energética.
Sí, hay miles que a duras penas tienen con qué pagar la compra que cada día es más cara, y la tuvieron que tirar al zafacón porque se les dañó. Sin Internet o con el servicio intermitente, porque no hay luz. Bañándose con cubitos, porque en un montón de sitios tampoco hay agua. La gente se desespera, se molesta y se activa el estrés postraumático al recordar que todos vivimos tantos meses sin luz tras el huracán y los terremotos. Todo eso los hace pensar en que Puerto Rico no tiene solución. Reina la desesperanza.
Días antes del apagón, veníamos todos observando cómo el gobierno se hizo cómplice de uno de los crímenes más atroces que es la destrucción del ambiente, como hicieron por años en la reserva en Salinas. De telón de fondo en el show político de una vista pública celebrada allí, estaba el exsecretario Rafael Machargo declarando ante el FBI y una tragedia con un Vigilante. De tragedias estamos repletos todos, con el alza descomunal en asesinatos, carjackings y tiroteos hasta en avenidas, en plena luz del día.
Cuándo poco a poco a algunos les llegaba la luz, nos enteramos de otro más en la interminable lista de corruptos que nos controlan. El alcalde de Guayama, Eduardo Cintrón Suárez se declaró culpable a nivel federal de conspiración y soborno. El mismo, al que meses antes, el Panel del FEI le archivó el caso.
Como si eso fuera poco, el país se enfrenta a un cambio en toda la planificación y a la potencial apertura a construcciones desmedidas, como se vislumbra en el nuevo Reglamento Conjunto 2022 que la Junta de Planificación evalúa sin conocimiento de las comunidades. Esto lo hicimos público en este medio esta semana.
Y mientras todo eso pasaba, el gobernador Pedro Pierlusi comiendo jamón y queso manchego en Madrid. Acá en Puerto Rico, el secretario de Justicia, Domingo Emmanuelli, en vez de procesar corruptos le promueve un “fundraiser” de cumpleaños el 22 de abril en el Sheraton Convention Center para su jefe político. R.V.S.P. al 787-448-5372. ¡Salud!
“Todavía somos sobre 800,000 seres humanos en esta bendita isla sin luz y otros miles sin agua, ¿Y quién dirige y pone orden en Puerto Rico? No tenemos ni gobernador, ni gobierno. Pedro Pierluisi está tocando castañuelas en Madrid, y a Puerto Rico que se lo coman los buitres”, tuiteó la expresidenta de la Cámara de Representantes, e indiscutible veterana líder estadista, Zaida “Cucusa” Hernández. Así se siente todo el mundo.
Pierluisi se retrataba con el Rey, y la gente acá sin luz, las clases y trabajos suspendidos, los centros comerciales y agencias del gobierno cerrados, los negocios con pérdidas. Y la prensa española destacaba que Puerto Rico se ha convertido en un paraíso de la fortuna de criptomonedas, y por eso ya hay resentimiento hacia estos nuevos colonizadores. De eso es que se trata, de gente que nos ven como aborígenes y ellos nos vienen a controlar, a colonizar. Nosotros tenemos que servirles.
Vivimos días terribles en este pueblo. Días, como unos versos excelsos que leí del expresidente del Colegio de Abogagos, Eduardo Villanueva: “Días en que muchos viejitos han ido al correo, a supermercados, a megatiendas, a cargar sus celulares para poder comunicarse con alguien que los ayude, de frente al río de la desesperación que amenaza con ahogarlos. Día en que el cinismo derrota al civismo y la primavera resiente, que la utilicen para encubrir al otoño mal invocado, disfrazando el clasismo y el prejuicio de clases, con ropaje de poesía”.
Recordé que el viernes fue el natalicio de Ramón Emeterio Betances, y recordé aquello de “¿Y qué hacen los puertorriqueños que no se rebelan?”. Y pensé, ¿es que acaso somos docilidad? ¿Somos paciencia ante tanto sufrimiento? ¿Somos resignación?, me pregunté. “No hay docilidad ante la injusticia”, decían los versos de Villanueva.
La rabia, el dolor y la queja de la gente, quizás nos haga despertar de este letargo. Hay que reconocer que todo esto es “by design”, por diseño, y que viene desde los centros del poder político en San Juan y en Washington, y del poder económico en Nueva York.
Pocos lo admiten, y sólo a uno se le zafó cuando lo puso en aquel infame chat de Telegram que ahora pretenden esconder. Ese fue el publicista Edwin Miranda cuando dijo que todos quieren un Puerto Rico sin puertorriqueños, y están a punto de lograrlo. La pregunta, ¿lo permitiremos?