El retiro de Pedro Rosa Nales y la renuncia de Ricardo Currás son dos bajas importantes en el periodismo puertorriqueño, que señalan los problemas de fondo
Por Sandra D. Rodríguez Cotto
Tengo que salir de este retiro voluntario, que lleva ya un par de meses, donde he optado por aguantarme de escribir lo que sé del periodismo y los medios de comunicación porque, siendo un año electoral, ya tenemos demasiadas tensiones. Pero hoy tengo que hacer una excepción porque se trata de dos bajas importantísimas en el periodismo puertorriqueño, concretamente en la televisión.
El retiro de Pedro Rosa Nales y la renuncia de Ricardo Currás en una misma semana reflejan lo que pasa en los medios tradicionales en Puerto Rico, donde la experiencia y el profesionalismo no pueden competir con el empuje de la propaganda y la politiquería. Eso es lo que está dominando hace tiempo en los medios.
Llevo más de 20 años haciendo análisis y estudios de tendencias de medios, primero alertando, después reseñando lo que pasaba. Por eso hoy escribo estas breves líneas para el récord, porque esto que ocurre es importante.
Ricardo y Pedro son dos amigos entrañables, y sabía que esto iba a suceder, pero, como quiera, la salida de ambos en una misma semana, a cinco días de unas elecciones generales, nos debe señalar hacia dónde se dirige esto del periodismo.
Pedro Rosa Nales se acogió a un merecido retiro, tras más de 44 años en la televisión. Él ya hizo historia por su trayectoria profesional de excelencia y por romper barreras, a expensas personales. Sabemos que no fue fácil todo lo que tuvo que soportar siendo el primer periodista negro en la televisión puertorriqueña. Pero es indiscutible que ha sido una de las primeras personas que abrió brechas para otros periodistas afrodescendientes en la televisión. Con sus luces y sus sombras, Pedro hizo una carrera ejemplar, y todos los que hemos sido compañeros en estas lides lo apreciamos profundamente.
Aunque Pedro tuvo que llevar casos contra su patrono, WAPA-TV, precisamente para derribar las barreras y el discrimen que ha enfrentado en ocasiones, los compañeros lo reconocen. Saben que tiene una trayectoria profesional que habla por sí sola, y por eso le han dado homenajes tras el anuncio de su retiro. Como amiga, solo espero que se siente y escriba sus anécdotas, que bien podrían servir de ejemplo para muchos que inician esta carrera.
Hoy también se da a conocer la renuncia de Ricardo Currás de ese saco vacío de ética en que se ha convertido TeleOnce. Su salida del medio local también es algo muy lamentable, porque Ricardo es un profesional serio, conocedor, que respeta el periodismo, y que era muy grande para la chacota y porquería que sale muchas veces al aire en ese canal, donde la propaganda domina.
Ricardo nunca fue del combo, y el canal no respetó su pericia. Se lo pierden, pero el resultado se ve al aire. Ojalá que otras compañeras allí no pasen por lo mismo.
Sé que las generalizaciones no son justas. También sé que en TeleOnce hay periodistas serias, comprometidas y éticas, además de fotoperiodistas de primer orden. Pero la línea editorial, el tener a corruptos del chat de Telegram dando órdenes y pautas, o a políticos y contratistas en contubernio con agentes de propaganda, dictando pautas editoriales, arroja sombras sobre todo el trabajo que hace la gente que labora allí con seriedad, tesón y compromiso.
Currás era uno de esos: un profesional de primer orden que no se presta para la propaganda, y por eso levantó recelos de directivos y productores francamente mediocres desde que empezó ese proyecto. Y no lo digo yo, lo dicen los mismos ratings de TeleOnce, que nunca han mejorado.
Es sabido que hay preocupación en la gerencia de ese canal por el resultado de las elecciones. Si hay un cambio de partido político en el gobierno, esto podría representar pérdida de dinero de propaganda que se paga con el dinero del pueblo. Por eso se sabe que cada vez son más insistentes los comentarios sobre la posible venta de la televisora. Ojalá no pase, porque allí trabaja mucha gente.
Así que por eso escribo. Hoy viernes es un día en el que los periodistas que nos respetamos a nosotros mismos debemos reflexionar sobre este oficio. La ética, la experiencia, el conocimiento y la seriedad con la que se abordan los temas son invaluables. Un medio no puede vivir solo del video de TikTok o de lo que dicen en X o Facebook. Tiene que haber contenido y materia gris en la toma de decisiones y en la recopilación de las noticias.
Estos dos compañeros aportaban esa excelencia que las audiencias reclaman. Es lo que las audiencias valoran y esperan, porque es lo que hace la diferencia. En ese sentido, sé que a ambos les irá mucho mejor, y me siento verdaderamente honrada de tenerlos como amigos. Pero tengo que admitir que Pedro y Ricardo harán falta. Mucho éxito en esta nueva etapa. Mientras tanto, veremos qué queda.