Mientras Trump afila su agenda autoritaria, Puerto Rico lidia con una gobernadora más enfocada en la imagen que en el poder
Por Wilda Rodríguez
Periodista
Se ha generalizado el reconocimiento a la desgobernación de Jenniffer González (JG). Su inclinación a la frivolidad no pasa desapercibida.
Aunque lejos de la tesis intelectual del libro de Milán Kundera La insoportable levedad del ser (1984), en su comportamiento como gobernadora hay algo de esa felicidad de no ser nadie y usar la posición alcanzada para abandonarla laboralmente y disfrutar todos sus beneficios.

JG ha dejado la gobernación en manos de sus allegados para ejercer con gusto los privilegios frívolos del cargo: viajes, inauguraciones, presentaciones y chinchorreo.
Eso ha sido identificado y denunciado por un buen puñado de periodistas y analistas. Preocupa, sin embargo, que esa denuncia no provoque la profundidad que pretende; que se reciba meramente como una crítica a la personalidad y a los déficits intelectuales y emocionales de una mujer que invirtió $27 millones en ganar una gobernación que ahora no sabe o no quiere ejercer.
Preocupa porque esa liviandad no es capaz de enfrentar el peso de la presidencia de Donald Trump sobre nuestra fragilidad económica y social como colonia. Nos va a aplastar.
Escucharla defendiendo el desmantelamiento del sistema federal de educación de Estados Unidos o el arresto de inmigrantes mete miedo. Otra cosa que cae bajo los primeros golpes del puño dictatorial de Trump es el sistema de salud. Y aquí estamos, discutiendo el nivel de corrupción del posible dirigente local del Departamento de Salud.
Entonces, el sistema de educación. Ahí JG se ha convertido en nuestra columna corta.
A Trump le falta un montón por destruir según su agenda avisada. Todas y cada una de esas destrucciones van a azotar con fuerza a una colonia al garete, mientras la gobernadora electa se divierte jugando en una de las alfombras de La Fortaleza con su consorte y los gemelos, para beneficio de las cámaras y la campaña de “mami linda” y “papi sexy”, o inaugurando restaurantes, sus dos actividades cumbre de la semana pasada, por ejemplo.
Ni siquiera se inmutó con el traspiés a su persona política que le provocó su rival de poder, Thomas Rivera Schatz, cuando obvió el retiro de un nombramiento de gabinete por parte de la gobernadora para darse el lujo de colgarlo también frente a las cámaras. Eso no la molestó porque se puso a jugar con los nenes.
Entretenernos con estos personajes nos puede costar bien caro. La vulnerabilidad de nuestro gobierno colonial no es chiste. Con el fascismo no se puede hacer otra cosa que destruirlo, dijo Jean-Paul Sartre: “El diálogo no es para las bestias”.
Me dirán aquí que me contradigo entonces al favorecer la famosa orden ejecutiva de independencia por decreto. Los que así concluyen no han entendido nada. Nadie piensa que realmente Trump va a invitar a diez independentistas sin plataforma política a negociar el borrador de una orden en el Oval Room. Lo que hicieron fue entrometerse en el lenguaje de Trump para provocar lo que, de lo contrario, nos tomará por sorpresa y lamentaremos no haber discutido siquiera.
La intrepidez despertó el miedo a los colonialistas, tanto estadolibristas como estadistas. No están preparados; no conciben ser otra cosa que colonia. También hay independentistas que rechazan la estrategia, más bien por un celo del que padece toda la izquierda del país: si no son sus líderes, no hay revolución.
Lo que me lleva al principio. Hay una discrepancia terrible entre el fascismo de Trump y la despreocupación cínica de González, que no nos debe coger esnús.
Por suerte, a partir del huracán María, muchas comunidades comprendieron que “solo el pueblo salva al pueblo” y estarán mejor preparadas que las zonas urbanas y los seguidores del bipartidismo para afrontar lo que nos pueda traer el fascismo de Trump.
Pero hay que prepararse, no esperar que el olmo dé peras. Somos un meme de nosotros mismos, sacándole punta a todo desde la comodidad de nuestras casas.
Que conste que no me refiero a perder el sentido del humor. Soy la primera que lo usa para suavizar los golpes. De hecho, estoy escribiendo parodias sobre estos mismos temas para una presentación con Graciela (Rodríguez Martinó), junto a unos músicos tan irreverentes como nosotras, el jueves 10 de abril a las 8 p. m. en el Café Teatro Moneró del Centro de Bellas Artes de Caguas. Sí, colé el anuncio.
He escrito ya 26 parodias sobre la actualidad política distorsionada que atravesamos. Todas hablan sobre el fascismo de Donald Trump y la insidia de Jennifer González. Todas son mordaces y todas hacen reír. Aquí sí que podríamos parafrasear: “Si no me puedo reír, no es mi revolución”. Emma Goldman dijo sobre bailar: “Si no puedo bailar, no es mi revolución”. En nuestro caso, puertorriqueños al fin, necesitamos ambas cosas. Son vitales para nuestra propia existencia.
Lo que no quita que es hora de prestar más atención a lo que está pasando.
Desde su inauguración como presidente de Estados Unidos, Trump ha puesto en marcha el Proyecto 2025 del Heritage Foundation, un laboratorio de ideas de la derecha que propuso el desmantelamiento de todo programa público federal de bienestar y la imposición de nuevas normas sociales que retrotraigan a Estados Unidos al país blanco y conservador. Eso solo se logra desarmando las leyes y la propia Constitución de Estados Unidos a la trágala. Trump lo está haciendo.
Empezó con el cierre de las fronteras y la extradición de inmigrantes, el cierre de agencias federales y eliminación de fondos federales a los estados, eliminación de las protecciones climáticas, acabar con las políticas de inclusión y diversidad, imponer el reconocimiento a solo dos géneros —hombre y mujer— con una persecución particular a la comunidad trans, abolir en la práctica la libertad de expresión, el despido de miles de empleados federales, la eliminación del Departamento de Educación federal, el desmantelamiento del sistema de salud federal, amenazas a la seguridad social y la persecución abierta de adversarios políticos e ideológicos, entre otros muchos decretos presidenciales adversos a una política de bienestar para los ciudadanos.
Mucha de nuestra vida colonial está sostenida en esos principios, en esos programas y en esos fondos.
Tenemos entonces que la esperanza de que la rama judicial detenga el vértigo de Trump choca con dos realidades: el I don’t give a damn del presidente y el control republicano de buena parte del sistema judicial, incluyendo su Tribunal Supremo. La rama legislativa está también en sus manos.
La represión a estallidos ciudadanos comienza a ser la orden del día, particularmente en los estados conservadores republicanos. Los demócratas comienzan a despertar del letargo en que se sumieron tras las elecciones, particularmente los sectores más progresistas como los seguidores de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortés. Todavía no es suficiente para contener la avalancha de Trump.
Como bien advirtió el amigo Miguel Rodríguez Casellas en las redes sociales, habrá que ver cuándo empiezan las desapariciones de ciudadanos opuestos al régimen.
¿Vamos a seguir esperando a que el fascismo nos toque a la puerta particular de nuestras casas? Pues prepárense para cuando pase y no se quejen de no haber sido advertidos.
Excelente escrito, Wilda. Brava y acertada, como siempre. Muy triste y lamentable el panorama, allá y acá. Es tan terrible, que como que no lo podemos asimilar y la gente está, algunos en shock, otros en negación, otros en lalalandia, y unas pocas personas, como tú, levantando la voz de alerta. Dicen que guerra avisada no muere gente. El aviso está dado. A ver qué hacemos al respecto. Dios nos ilumine y abramos los ojos. Un abrazote. Gracias por ser y estar.
Hola, sabes que pienso que la agenda de jgo está orquestada desde afuera y ella habrá negociado algo para su beneficio, por eso está tan tranquila. Ella va a ejecutar ese plan no importa que, por qué así estará protegida por un poder mayor y por eso tiene tiempo para perder! Si ves lo que pasó con genera y como le entregó 115 millones sin ninguna garantía contrario a lo que dijo en la campaña además no le interesan alternativas de energía renovables sino se ha empeñado en el gas y curiosamente la marina mercante USA, que no tenía un barco para acarrear gas le compró uno a Francia para traer el gas a PR!!! Todo esto está alineado con las políticas de Trumpetilla del DRILL, DRILL, DRILL para seguir sacando gas natural no importa que!!!!
Mientras acá TRS y ella están trabajando en compinche y aparentan una guerra de poder para las gradas pero todo está ensayado, mira lo que pasó con el sello de goma de waldemar quiles, en Parguera no pasó nada y le abrieron la puerta a la rata de elias sánchez con el nombramiento de su esposa a DACO!
Todo está “fríamente” calculado!!!