Más de 20 periodistas y fotoperiodistas fueron despedidos; la tendencia responde a baja en publicidad y efectos a largo plazo de la propaganda mediática
Por Sandra D. Rodríguez Cotto
El jueves, la empresa GFR Media, que publica los diarios El Nuevo Día y Primera Hora, despidió fulminantemente a más de una veintena de periodistas y fotoperiodistas del país, en uno de los momentos más difíciles de la historia moderna en Puerto Rico.
Fue doloroso y humillante para el gremio, porque se trata de algunos de los más destacados periodistas del país. Además, es como echar sal en una herida, ya que estamos a menos de 10 días de que se celebre la Semana de la Prensa en Puerto Rico. Este es el evento cumbre donde los periodistas toman talleres de capacitación y se reflexiona sobre la práctica.
Pero, por desgracia, la herida está abierta hace tiempo porque esto que ocurrió no es nuevo. GFR Media viene recortando personal de sus diarios El Nuevo Día y Primera Hora desde hace casi una década, al igual que han hecho otros diarios como El Vocero y Metro, y los canales de televisión, en otros momentos.
¿Cuál es el peligro?
Es grande. Ahora más que nunca, Puerto Rico necesita la prensa libre. Necesita que haya periodistas trabajando. Que los periodistas hagamos las preguntas sin miedo a represalias, persecución, demandas frívolas para intentar neutralizar el trabajo, y sin censura previa.
Vivimos en una de las peores crisis de nuestra historia como pueblo, y es cuando más urgente y necesario se hace el trabajo de la prensa libre. Pero libre de verdad, sin dedos amarrados con nadie, ni propaganda.
Estamos en un año electoral donde no es un secreto que hay irregularidades en la Comisión Estatal de Elecciones. Los funcionarios en el más alto nivel del gobierno y los de LUMA parecen que se ríen del pueblo con sus acciones. Los políticos se van de viaje dejando un caos, mientras la violencia no cesa. Julio comenzó con aumentos en la electricidad, el agua, en la inflación, en las quiebras personales y de negocios que llevan 5 meses en alza, y con la intención de parar el aumento al salario mínimo. Eso último no prosperó en los tribunales.
Como si eso fuera poco, vemos un aumento consistente en los casos de corrupción, y esta semana ingresó en prisión federal la exlegisladora Tata Charbonnier. Vemos, además, una destrucción del patrimonio histórico y arqueológico sin precedentes, la aniquilación de nuestras playas, el desplazamiento urbano por alquileres de corto plazo, el alto costo de vida y, para colmo de males, los empresarios extranjeros que vienen atraídos por el paraíso fiscal que creó la Ley 60, que se la pasan reunidos en hoteles en Isla Verde o haciendo vídeos en redes sociales criticando a Puerto Rico y hasta burlándose de los puertorriqueños.
La población está viviendo una recesión y mucha pobreza, donde muchos viejos están abandonados a su suerte, el narcotráfico domina muchas regiones del país, y la violencia social ya no la pueden esconder con la propaganda oficialista del gobierno, porque la cantidad de asesinatos que ocurren a diario es tal que todos lo ven.
Es en este escenario que el trabajo de la prensa se hace urgente. Pero los medios como GFR Media y otros están recortando gastos y sacando personal porque el negocio ha ido cambiando vertiginosamente. La publicidad tradicional desaparece, el algoritmo digital y la IA plantean una competencia enorme para prensa, radio y televisión en todo el mundo, no solo aquí.
Pero en Puerto Rico, el problema se agrava porque vivimos un proyecto político e ideológico de manipulación mediática. Quieren un pueblo bruto, sumiso y desinformado, y lo hacen destruyendo la educación y manipulando en y desde los medios. Estamos en récord denunciando este crimen mediático desde el año 2010 en artículos, ensayos y en tres libros publicados sobre el tema. Pero desde el Verano del 2019, que casualmente esta semana conmemora su 5to aniversario, se pisó el acelerador.
Los agentes de propaganda (expolíticos, cabilderos y abogados con contratos del gobierno) dominan los medios tradicionales implantando sus agendas, para confundir al pueblo, desviar los temas prioritarios y cambiar las noticias. Quieren que hablemos de Maripily y la Casa de los Famosos en vez de cosas como el relajo del transformador de LUMA que costó $4 millones y no sirve, o el fiasco del caso de Rolandito que resultó ser falso.
En estos momentos, el rol de la prensa seria es urgente. Hay que contrarrestar la propaganda, pero si no hay periodistas serios, es bien difícil fiscalizar. Por eso estos recortes en GFR Media simbolizan lo peor de la crisis que viven los medios tradicionales y el periodismo corporativo.
En la prensa independiente hacemos el trabajo como podemos, pero con muchas limitaciones. Las audiencias están, pero todavía no hay masa crítica que apoye económicamente estos proyectos alternativos, y pocos publicistas que pautan para que puedan seguir creciendo. Por eso la crisis actual es tan dura de combatir, siendo un problema urgente.
La Junta de Directores de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO) repudió los despidos. La Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico y el Overseas Press Club (OPC), también emitieron declaraciones en repudio a los despidos de los colegas.
Es importante señalar que la presidenta de la ASPPRO, quien es una de las periodistas más verticales y serias del país, Nydia Bauzá, fue una de las cesanteadas.
También fueron despedidos la vicepresidenta de la ASPPRO, Rosalina Marrero, y el presidente de la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico, Josian Bruno. Esto es terrible. Es un bofetón que da la gerencia de GFR Media a la prensa libre.
Aparte de la poca sensibilidad, lo peor y más nebuloso de los despidos que hicieron los del Grupo Ferré Rangel fue la falta de claridad y transparencia con sus propios empleados, tal y como lo denunció el sindicato United Steelworkers que representa a los empleados.
“Con esta determinación, la alta gerencia de GFR Media priva al pueblo de contar con periodistas y fotoperiodistas con vasta experiencia y con la capacidad de contextualizar los problemas sociales, culturales, deportivos, económicos y políticos que aquejan al país en medio de un año electoral”, destacó la Junta de la ASPPRO en declaraciones escritas.
Felipe Gómez, vicepresidente del OPC, expresó que: “este es otro golpe demoledor para la clase periodística, que demuestra que los dueños de los medios de comunicación no valorizan la experiencia, la calidad ni las aportaciones que realizan periodistas y fotoperiodistas al éxito de sus patronos. Los colegas despedidos sufren hoy de esa desvalorización, aun cuando sus trabajos, muchas veces galardonados, contribuyeron precisamente al éxito de GFR Media, una empresa que respaldó y cabildeó a favor de la controversial reforma laboral”.
“Así como en las anteriores rondas de despidos, GFR Media atribuye las cesantías a que no pudieron cumplir con sus proyecciones de ingresos y ganancias. Ello nuevamente demuestra que, ante las decisiones corporativas fallidas, la decisión más fácil es despedir periodistas y fotoperiodistas experimentados y de gran valía. Así ocurrió durante la emergencia del huracán María en el 2017 y durante la pandemia en el 2020”, añadió Gómez Martínez.
Hace falta que el pueblo les exija a los medios que recluten y mantengan en puestos de trabajo a periodistas serios, comprometidos con investigar, verificar y contrastar los hechos con objetividad. Los medios tienen una responsabilidad social de dar la información veraz, no de ser parte de las estrategias políticas de desinformación y de propaganda.
A los compañeros despedidos, va nuestra solidaridad, pero sepan que no es el final del mundo. Si se cierra una puerta, siempre hay una ventana abierta que pueda dar más aire. Respiren, descansen y organícense. Sigan trabajando. Esta humillación se combate con periodismo serio y vigilante. Ahora más que nunca, hay que trabajar por la verdad.