Por Sandra D. Rodríguez Cotto
Periodista
Martes, 5 de noviembre de 2024. Washington, D.C.: Donald J. Trump se convierte en el presidente número 47 de los Estados Unidos de Norteamérica. Con una victoria contundente en las elecciones, cambia nuevamente el panorama electoral en Estados Unidos y el mundo.
De pensar que ese puede ser el encabezado o “lead” noticioso en cuestión de meses, una teme pensar qué rumbo tomará la política y la gestión del gobierno no solo de los Estados Unidos, sino también aquí con nosotros, en esta colonia isleña venida a menos, endeudada, dependiente y desordenada. Porque eso es lo que de verdad mete miedo.
¿Qué pasará en Puerto Rico con un regreso de Donald Trump al poder? De eso no escucho a nadie hablando. Ni entre los mal llamados analistas o comentaristas políticos, ni entre los políticos electos, ni mucho menos entre los candidatos. Nadie habla del regreso de Donald Trump, a pesar de que es una posibilidad real.
A Trump podrán acosarlo con los múltiples veredictos y procesos judiciales que encara y que lo van desgastando psicológica y económicamente, pero eso no significa que le restan fuerza. Encuesta tras encuesta sale al frente.
Analistas en el Wall Street Journal entienden que los demócratas no ganarán en noviembre. Hace dos semanas, la cadena CNN puso a Trump al frente en otra encuesta, y diversos medios como Reuters y The New York Times constantemente editorializan y publican análisis sobre lo que debe hacer Biden para reenfocar su candidatura. Esto, ante el incremento de voces que lo quieren fuera por la edad.
La guerra entre Israel y ya no solo Palestina sino el mundo árabe, es un flanco débil para los demócratas. La juventud demócrata critica a Biden por permitir el genocidio en Gaza. Otros también lo critican por la política energética que genera inestabilidad en los sistemas, por la agenda climática, por el dinero que no le aprueban para financiar la guerra en Ucrania, por la lentitud en prevenir y responder a los ataques cibernéticos de China, por la investigación contra su hijo Hunter, y hasta por lo que dijo Putin en la entrevista que tuvo hace una semana con Tucker Carlson. El líder ruso dijo que para ellos es más “fácil” con Biden como presidente, dando a entender que es más predecible y manejable.
Tal parece que los electores se van huyendo del Partido Demócrata como cuando las tropas estadounidenses salieron literalmente despavoridas después de 20 años en Afganistán. Por cierto, esa fue una de las primeras decisiones erradas de Biden cuando llegó al poder. En otras palabras, es una realidad que Biden no convence y existe una posibilidad bien real de que Trump vuelva a dirigir la nación americana.
La pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Y qué pasará con nosotros aquí? La victoria de Trump va a tener repercusiones directas sobre Puerto Rico que pueden cambiar el rumbo político y social para los puertorriqueños en la isla y en la diáspora.
Recordemos las acciones de Trump y su relación con Puerto Rico, más allá de los negocios que mantuvo aquí por años antes de ser presidente. Una vez llegó a la Casa Blanca, el trato fue discriminatorio. Al menos eso es lo que reflejaron hasta los estudios internos del gobierno de los Estados Unidos, que bajo su presidencia se aguantaron a propósito sobre $20,000 millones en ayudas después del huracán María. ¿Nos volverá a tirar papeles toalla o querer cambiarnos por Groenlandia?
Todavía están frescas en la memoria las polémicas de Trump con el gobierno que el pueblo botó de Ricardo Rosselló, a quien el expresidente directamente llamó inepto y corrupto. Trump lo criticó por el mal manejo de los fondos de FEMA.
Recordemos que Trump también entró en polémicas contra la exalcaldesa de San Juan, Carmen “Yulín” Cruz, por sus críticas en la respuesta tras el huracán María. ¿Y qué pasó? Ni Yulín ni Ricky están en el poder. Ambos fueron rechazados abrumadoramente por el pueblo. Ni siquiera DeSantis se salvó de la furia del expresidente. Al gobernador de Florida, Trump lo acusó de empujar la estadidad para Puerto Rico, y ahora también quedó fuera de la contienda electoral. O sea, todo el que ataca a Trump, al final, desaparece de contiendas o pierde elecciones.
Si Trump gana, ¿qué pasará con el dinero que el gobierno de Puerto Rico no ha usado de la reconstrucción? Ya se sabe de los traqueteos y la lentitud con la que supuestamente se ha reconstruido, casi a cuentagotas. Si cuando era presidente el dinero se aguantó, ahora, aunque sea cuesta arriba hacerlo, quizás podría intentar quitarlo para usarlo en otras necesidades para el “mainland”.
Esas son las preguntas que hay que hacerse, pero yo no escucho a nadie, ni del gobierno de Puerto Rico y mucho menos del Partido Nuevo Progresista, que hable de eso. Puedo entender que muchos no sepan hablar inglés, pero si dicen ser estadistas, lo mínimo a esperarse es que se enteren de la política del país al que se quieren unir.
¿Y los populares? Bien gracias. Tampoco he escuchado al liderato de Victoria Ciudadana o del Partido Independentista hacer propuestas o hablar sobre qué pasará con un Trump de regreso en la Casa Blanca. Ni siquiera para opinar sobre los casos de hostigamiento sexual que enfrenta Trump, los de Proyecto Dignidad lo mencionan. Nadie.
¿Buscará Trump darle más poderes para mantener a la Junta de Control Fiscal por más tiempo? ¿Considerará a los puertorriqueños de la misma forma en que se refiere a los mexicanos y otros inmigrantes? Trump, que lleva años denunciando cómo la inmigración ilegal contribuye a la violencia en Estados Unidos, ¿qué dirá del alza tan voraz del narcotráfico y la narcoviolencia que se vive en Puerto Rico?
En el pasado, Trump ha hablado de la estadidad y de que el pueblo de Puerto Rico debe tener una determinación política, pero ¿dirá abiertamente que se requiere anexión, aculturación y asimilación para ser aceptados? Todo es especulación porque el liderato local no dice ni esta boca es mía sobre quién será el que ostente el poder y mande de verdad.
No. Aquí nadie habla de lo que a todas luces pasará en Washington y su impacto hacia nosotros. Aquí le prestan más atención ahora a los bebés de Jennifer González, a que la novia de Pierluisi no se ve, o qué dijo Maripily en la Casa de Cristal.
En abril del 2019, Trump dijo una gran verdad, aunque muchos aquí se ofendieron. Trump tuiteó que “La gente de Puerto Rico es genial, pero los políticos son incompetentes o corruptos…. El gobierno puertorriqueño no puede hacer nada bien, el lugar es un desastre, nada funciona».
Mirando ahora el montón de políticos procesados por el gobierno federal y los que faltan, se podría concluir que Trump tenía razón. Aquí hay muchos corruptos e ineptos en el gobierno. Pero lo que hay que preguntarse de verdad es: ¿qué pasará ahora? ¿A Trump se le habrá quitado el coraje que tenía con Puerto Rico, o hay que prepararse para dureza con su gobierno? ¿Hay algún político local haciendo acercamientos al “team Trump” abiertamente?
“Soy lo que mejor le puede pasar a Puerto Rico”, dijo Trump hace tres años. ¿Será cierto?