Sandra D.
Rodríguez Cotto
PERIODISTA
Van dos veces en menos de tres semanas que aparece el gobernador Pierluisi con narcos en eventos que los vinculan con el gobierno. ¿Qué pasa con su equipo cercano y en La Fortaleza que lo permiten?
Lo dije el viernes y lo reitero hoy: esto es un escándalo. Ya van dos narcotraficantes en menos de un mes juntitos, vinculados al Gobernador Pedro Pierluisi y a La Fortaleza. Primero el canadiense de Karma Honey Project y ahora otro que tenía negocios con Agricultura. Los dos casos fueron revelados por Ey Boricua y el gobernador reaccionó tratando de distanciarse. La pregunta es ¿qué pasa que su equipo cercano lo permite?
No es lo único que se toma con espeluznante parsimonia por parte del mismo Pierluisi y de su equipo cercano en la Mansión Ejecutiva. Hay que añadir también las imputaciones de que narcos y “gente de mucho poder” tienen amedrentados a vigilantes y al propio secretario de Recursos Naturales, Rafael Machargo, quien todavía no actúa para detener la destrucción de una reserva natural en Salinas.
Por menos que esas tres noticias, cualquiera se echaría a llorar como hizo Natalie Jaresko. Pero claro, la funcionaria que impuso la austeridad al pueblo llora porque ya no se ganará más de $52,000 al mes a costa de ese mismo pueblo. Bye, bye y sin estatua. Al que se atreva a eregirla, de seguro, se la tumban más rápido que a la de Ponce de León cuando vino el Rey de España.
Lo que sí da ganas de llorar es ver cómo desde La Fortaleza no contestan lo que es obvio para el pueblo. ¿Qué hay detrás de todos esos juntes de gente nebulosa con el poder político? ¿Quiénes son los que de verdad mandan aquí?
Rápido muchos salen a decir que Puerto Rico es un narcoestado, y si uno mira bien, se asemeja. Desde la década del 90, y dicho por autoridades federales, sobre el 30% de toda la droga que entra a los Estados Unidos desde Suramérica, pasa por Puerto Rico. Ese trasiego es lo que tiene a este país sumido en una crisis de asesinatos, como los 13 que tuvimos en 48 horas el fin de semana pasado.
El martes de esta semana, la Policía ocupó dentro de un vehículo en la barriada de Capetillo en Río Piedras 100 bloques de cocaína valorados en $1.7 millones. A los dos días, agentes federales interceptaron una embarcación cerca de Cabo Rojo en la que ocuparon un cargamento de 695 libras de cocaína, valorada en $6.3 millones en el mercado criminal del narcotráfico.
El lunes se confirmó que el famoso expelotero dominicano David Ortiz, alias Big Papi, fue baleado en el 2019 por orden de un capo dominicano que hoy está en la cárcel federal en Puerto Rico.
El peligroso narco César Peralta, alias “El Abusador” controlaba la droga entre Puerto Rico y la República Dominicana en clubes nocturnos a los que asistían políticos de ambos países y los más famosos reguetoneros que él producía, desde Ozuna hasta Daddy Yankee.
Claro que uno no puede asumir que por que esos reguetoneros hicieron shows en negocios del Abusador, son narcos. De la misma manera no se puede asumir que los políticos lo sean. El problema es la repetición. ¿Se acuerdan de Coquito, el narco-amigo del exsenador Héctor Martínez, que se paseó hasta por las cárceles como asesor legislativo? Así de feo es esto, sólo que ahora es en La Fortaleza.
No se trata de que hubo una casualidad, o que el Gobernador no sabía y que, como político, se retrata inocentemente con cualquier persona. Esa es la excusa más barata que se pueden inventar.
No era casualidad que el canadiense Connor Vicent D’Monte, alias Johnny Williams, estuviera en esa rueda de prensa y su nombre saliera prominente en el comunicado oficial de La Fortaleza anunciando que ponían una colmena de abejas en la Mansión Ejecutiva.
Al gobierno le convenía decir que ayudan a la apicultura y supuestamente eso era lo que él hacía.
La realidad era otra.
Venían a destruir a los apicultores para darle el negocio a una entidad vinculada a los empresarios extranjeros que vienen a crear aquí un paraíso fiscal.
Además, ni lo investigaron. Presumían que por que hablaba inglés y se codeaba con los empresarios, era suficiente para abrirle las puertas y nombrarlo en comunicados.
D’Monte es uno de los asesinos más buscados en Canadá, pero aquí se codeaba de los ricos y de los políticos del PNP y PPD en eventos y en fundraisers, como el que promovió del secretario general del PNP, Carmelo Ríos. Este narco dirigía una peligrosa ganga que tenía negocios desde Canadá hasta México, Tailandia y Vietnam. ¿Estableció esos lazos en Puerto Rico o sólo se quedó con el negocio de los empresarios de las leyes 20-22 (ahora 60)?
El otro caso es el del empresario Jaime Serrano Cardona, a quien Pierluisi abraza. Este individuo es un convicto federal por dos cargos de narcotráfico.
Desde del 2008 Serrano Cardona realizó transacciones económicas con dinero procedente del narcotráfico y en el 2010 participó en una confabulación para conducir una embarcación hacia las costas de Arecibo con el objetivo de introducir 1,200 kilogramos de cocaína.
La foto con Pierluisi fue en un fundraiser (a $1,000 por persona) que este individuo hizo para el entonces candidato a la gobernación en su casa en Dorado Beach East. Hasta allí llegaron agricultores a empujar a Ramón González Beiró para la dirección del Departamento de Agricultura. Así va la cosa. Te doy dinero y tú político, me das contratos y pones de jefe a uno de los míos.
Además, todo esto sale justo cuando el secretario de Agricultura bota a la directora de la Autoridad de Tierras y ella dijo que fue porque se negó a ser su “sello de goma”. Feo.
El gobernador Pierluisi tiene que dar explicaciones creíbles porque esto es sumamente serio. En un país donde los jóvenes se matan entre sí y donde la inseguridad domina, no está bien juntarse con narcos, ni para fotos ni para recaudar fondos, ni para proyectar nada.
Tampoco se puede decir que es una casualidad ni que todo el mundo tiene una presunción de inocencia, porque juntarse así con tipos de esa calaña no está bien. ¿Es casualidad o es que su equipo de asesores es tan incompetente que no se dio cuenta?
¿Dónde está Caridad Pierluisi y Andrés Guillemard en esto? ¿No es la hermana del gobernador su principal asesora? ¿Tiene su esposo Guillemard negocios o conocía a estas personas que ponen con el gobernador? Por cualquier lado que se mire, luce mal.
Hay que distanciar al Gobernador de esos esquemas. Tienen que ser más cautelosos. De lo contrario, cualquier podría equivocarse y decir el famoso refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”.