Por Sandra D. Rodríguez Cotto
A tres semanas del cierre del 2023 hay crisis. El caos en ASES sigue peor que nunca, y aunque vemos muchos cierres de oficinas médicas, falta de servicios, quiebras y ventas de hospitales como los HIMA, El Maestro y San Jorge, la gente está tan ofuscada y hay tanto dinero de propaganda del gobierno corriendo en publicidad, que la gente no se da cuenta… Hasta que tienen que ir a buscar un servicio de salud.
El problema de la Administración de Seguros de Salud (ASES) es grave y cada vez se empeora más por el silencio cómplice de su junta de directores, de la administración Pierluisi, y mientras, Robert Mujica y la Junta de Control Fiscal, miran para el lado. Vamos a los detalles. Estamos hablando de un negocio de sobre $3,000 millones, o como dicen $3 billion dollars, para tratar a los pacientes pobres en Puerto Rico bajo el plan Vital.
Todo se agudizó en febrero, cuando se anunció que había un cambio en los sistemas actuariales, y la entonces directora de ASES, Edna Marín, y el presidente del su junta de directores, el secretario de Salud Carlos Mellado, le dijeron a la prensa que todo se iba a resolver. Falso.
Marín dijo hasta en primeras planas de periódicos nacionales que se le iban a pagar las primas atrasadas a grupos médicos, laboratorios, Rayos X, hospitales y otros proveedores, en medio de un ambiente de caos y protestas donde incluso, algunas llegaron en demandas en los tribunales.
El caos fue tal que, como adelantamos En Blanco y Negro con Sandra, en marzo vino a Puerto Rico el Principal Oficial de Operaciones de Medicaid y Medicare para la nación americana, Jonathan Blum. Él vino a Puerto Rico a investigar excesos de aseguradoras, falta de paridad y decidir sobre recortes federales. El regulador federal se reunió también con la Cámara de Comercio, mientras en las afueras del hotel Caribe Hilton, médicos y proveedores montaron un piquete.
Se suponía que todo se hubiera arreglado, pero no fue así. Para calmar la opinión pública, Mellado comenzó con la narrativa del gobierno de que le subieron a $18 el pago de primas a los proveedores y que todos tenían que estar tranquilos. No fue así. Las aseguradoras del plan Vital – [Triple S, MMM, Menonita y First Medical] – seguían recibiendo los fondos, pero ASES no supervisó que se pagara como exige el contrato y la ley federal a los proveedores.
Esto hizo caos y el 3 de agosto La Fortaleza anunció que aceptaba la renuncia de Edna Marín. Se quedó dirigiendo ASES la subdirectora, Roxana Rosario.
Mientras, la Junta de ASES advirtió tanto a Mellado como al Gobernador de los graves problemas generados por el binomio Marín-Rosario y por los actuarios al Plan Vital, pero éstos guardaron silencio y la respaldaron a ella. ASES tuvo por años a los actuarios Milliman y en el 2022, ante la crisis que hubo y la presión que ejerció Mellado, cambiaron a la firma actuarial Mercer. Pero en este 2023, han seguido igual o peores, como hemos venido reportado a lo largo del año.
En octubre Rosario emitió un comunicado de prensa informando que, al cierre del año fiscal federal, ASES había utilizado la totalidad de los fondos asignados que ascendió a $3,000 millones. ¿Cómo ella sabe esa cifra, pero ahora en diciembre dice otra cosa?
Ahora en diciembre, cuando faltan tres semanas para que finalice el 2023, ASES les envió cartas a todos los proveedores preguntándoles cuánto les pagan en tarifas las aseguradoras. O sea, que el regulador local no tiene ni idea de cómo se reparte el dinero federal para pagar por los servicios de salud. Es decir, quien se supone que supervise y regule, ASES, no tiene ni «p» idea de cuánto los planes médicos les pagan a los proveedores y si el dinero da. Así ha estado todo el año, increíblemente.
Esto significa que farmacias, laboratorios, centros de rayos x, hospitales, grupos médicos, centros 330 y otros proveedores no tienen cómo resolver sus problemas y faltando tres semanas para que acabe el año, ASES les pregunta en una carta ¿cuál es la prima?
La prima la establece el regulador, no las aseguradoras, por eso la negligencia en ASES es más que clara. El problema es que pagan justos por pecadores. El paciente cuando va a buscar tratamiento, no le cubre. El proveedor no tiene cómo pagar y así es que vemos por qué continúa esta crisis.
Los responsables
Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Las aseguradoras son las que más dinero aportan para las campañas políticas y en 3 semanas empieza el año electoral. Así que chitón. Todos los políticos se callan para no perder sus dineritos de campaña. Habría que ver cuántas aportarán a través de los Super Pac, pero esos son otros 20 pesos (o millones de pesos, por lo que se ve).
La junta de directores de ASES tiene responsabilidad porque no han fiscalizado como se debe esos dineros. Mellado preside esa junta, pero guarda silencio ya sea por conveniencia o por las múltiples ocasiones que sale de la palestra pública.
Pero el número 2 en esa junta de ASES es uno que delegaron como portavoz del secretario de Hacienda, Francisco Parés, el Lcdo. Norberto Negrón, y ese no entiende el impacto en la gente, según dicen otros miembros. Negrón es quien lleva la voz cantante en ASES y su “bottom line” no está con el paciente ni con los proveedores, sino con el dinero. No conoce el problema del sistema de salud, sino lo que ve todo como ahorro sin entender que hay que cumplir con unos reglamentos federales.
Mientras tanto, la Comisionada Residente Jennifer González, que está en campaña primarista del PNP, se une al mensaje de CMS de que han otorgado millones de fondos y con eso piensan que se neutraliza todo. Pero la realidad es que no se sabe cómo las aseguradoras han estado operando.
Otro responsable del caos es la firma Mercer que, en vez de hacer su labor de actuarios, callan y repiten el mismo error de Milliman. Ahora Mercer no quiere asumir responsabilidad y dice que su rol es como un consultor que da recomendaciones. Lleva meses en ese mismo juego.
La pregunta es por qué esto pasa. Una posible respuesta es que las aseguradoras anunciaron pérdidas en el 2022 y se proyecta que este año van igual, pero al mantener el dinero de Vital en sus libros, aparecen con los fondos suficientes para que el Comisionado de Seguros no los ponga en cintura.
Los requisitos estatutarios los obligarían a subir, o sea, a pagar más dinero y las aseguradoras no quieren que eso aparezca en sus libros. Esto, a pesar de que CMS como regulador federal los obligó a pagar porque hay fondos federales envueltos, además ellos firmaron contrato con los proveedores en diciembre de 2022. Ese fue el contrato que generó mucha incertidumbre porque Edna Marín obligó a los proveedores a firmar antes de leerlo, que denunciamos hace un año.
Quien tiene que contestar todo este entuerto también es Robert Mujica como director ejecutivo y los miembros de la Junta de Control Fiscal. ¿Por qué miran para el lado y callan ante este caos? ¿Por qué permiten esta botadera de dinero que afecta a 1.3 millones de puertorriqueños? ¿Será por el poder económico de las aseguradoras?
Mujica hizo un espectáculo público esta semana y dijo que la Junta no permitiría el pago de $36,895 en un carro de la exgobernadora Sila Calderón, pero calla y permite que se siga yendo por el chorro los $3,000 millones del Plan Vital en el Departamento de Salud y en ASES.
Mientras todos se cuidan las espaldas, el que paga es el pueblo. Se fastidian los pacientes que no reciben el acceso y, cuando van a una sala de emergencia, es un suplicio, sin servicios. Y se fastidian los hospitales que no reciben pagos a tiempo; por eso, los venden o quiebran. Y se fastidian los proveedores que siguen yéndose del país.
Pero nada, hablemos de la campaña política, de los encendidos navideños y de la fiesta en esta época. Baile, botella y baraja, que el que venga atrás, que arree.