Por Wilda Rodríguez
Periodista
Si las primarias no terminan como el rosario de la aurora, a partir del lunes, el Partido Nuevo Progresista corre contra la Alianza y el Proyecto Dignidad. A partir del lunes, el Partido Popular Democrático desaparece como partido de oposición y pilar del bipartidismo colonial. A partir del lunes, la Alianza y el Proyecto Dignidad ocupan su espacio como oposición del PNP.
Estas conclusiones son de Edwin Mundo, el arquitecto del sistema electoral amañado con el que vamos a las primarias y a las elecciones de noviembre. Están contenidas en unas declaraciones desapercibidas dadas al periódico END el 25 de mayo, en las que ‘aconsejaba’ a Jennifer González a no “enchismarse” de perder la primaria contra Pedro Pierluisi por la candidatura a la gobernación.
Sus palabras: “Preocupa que el 3 de junio este partido no quede unido. Si terminan enchismados, no vamos a ganar. Unidos, no vamos a perder, ni con la Alianza ni con Dignidad”.
Como que se le olvidó que el PPD va a las elecciones. O no. Creo que ese es su análisis real de la situación: contra quién correrá el PNP en noviembre no es su contendiente amicus de más de cincuenta años.
Los que dudan que la Alianza cuaje deben preguntarse lo que contesta Mundo: si el PPD se extingue como partido nacional el domingo con una pobre demostración numérica, ¿contra quién corre el PNP? O sea, que las primarias del domingo pueden ser el bautismo de la Alianza para esperar a que la nena crezca para el acto de confirmación el 5 de noviembre.
Dicho esto pues, procedo a mi propio análisis de lo que debería ocurrir en las primarias del domingo. Las encuestas, aunque las leí como corresponde, son referentes mínimos a este análisis que he montado en meses tanto aquí como en mi comentario radial semanal en WPAB. Que conste: a medida que aumente el número de encuestas, mejor para todos. Más debatimos.
La apatía hacia estas primarias ha sido evidente. Por otro lado, los dos partidos – PNP y PPD – no precisamente han crecido desde las elecciones del 2020 para acá. El electorado se ha reducido. Para las primarias del 2020, habían 2,311,362 electores inscritos; para el domingo hay 1,922,154 electores hábiles en el registro electoral – 389,208 menos (un 17%). A la primaria del PNP en el 2020 acudieron 291,607 votantes. A la del PPD acudieron 207,031. Se calcula que a ambos le fue a votar la mitad de su electorado en las primarias.
Siendo generosos, la percepción es que el PNP puede haber perdido al menos un 10% de electorado que tenía en el 2020, y el PPD hasta un 20%. Lo que hace imposible que el PNP esté anticipando unas primarias con sobre 300 mil penepés y el PPD pueda aspirar a más de 160 mil. Personalmente creo que menos. Si a eso le añadimos la apatía reinante en ambos partidos hacia ese evento, obviamente el panorama debe ser de menos participación en estas primarias; y a menor participación, mayor la posibilidad de que ganen Pedro Pierluisi y Jesús Manuel Ortiz, porque son los que tienen a su favor las estructuras de movilización del voto de sus electores.
Desde mi análisis educado en la experiencia y la investigación, creo que eso es lo que debe pasar.
Desde mi opinión les recuerdo que los milagros son maravillas, algo prodigioso y fantástico. Jennifer González no es un posible milagro. Ningún político de los que han sumido a este país en la desesperación puede considerarse un milagro. Si González vence a Pierluisi en la primaria, sería una sorpresa. Con esas yo no gasto mis energías a priori desde que ganó Donald Trump la presidencia de USA y me tuve que tragar mis análisis educados. Si JF sorprende, ya tendremos que analizar qué se nos pasó. En USA fue el nivel de decadencia. Vamos a los números.
En la primaria del PNP en el 2020, cuando todo el mundo daba por sentado que serían cerradas, Pierluissi le ganó a Wanda Vázquez 58 a 42 por ciento – una diferencia de 16 por ciento. En la del PPD, Charlie Delgado le ganó 63 a 37 por ciento a sus dos contrincantes, Eduardo Bhatia y Carmen Yulín Cruz Soto, una diferencia de 26%. Eso es lo que pasa cuando las maquinarias de los partidos para movilizar sus electores están en manos de uno de los candidatos.
Los tiempos cambian y no creo que todo es peaches and cream para ningún candidato en esta contienda, aunque sea incumbente; Jennifer González es mucho más política de lo que Wanda Vázquez aspiró a ser nunca y Jesús Manuel Ortiz es el candidato más delicado que le he conocido nunca al PPD. Aun así, creo que a esos partidos les falta mucho para salir de la caja. Ojalá lo hicieran, porque sería un buen indicio para el país aunque ninguno de los cuatro candidatos se lo merece.
Si analizamos la situación en frío, entonces la única sorpresa del próximo dos de junio sería que Jennifer González le ganara la primaria a Pedro Pierluisi.
A estas alturas, los que ya decidieron acudir el domingo a las urnas ya saben por quién van a votar. He ahí la clave: la cantidad de electores que salgan a votar. Mientras más baja, menos la posibilidad de sorpresa alguna.
Otra pregunta clave es cuántos Populares han dado por caso perdido al Partido Popular Democrático y se disponen a participar en la primaria del Partido Nuevo Progresista.
Todo lo que ha acontecido en los últimos cuatro años tiende a indicar que el 2 de junio se le acaba el título de partido principal y oposición al Partido Popular.
En primer lugar, ni en sueños el PPD espera alcanzar los 217,000 electores populares que llevó a las primarias del 2020. Hay quienes barajan la cifra de 130,000.
Aunque 130 mil es suficiente para declarar inviable a ese partido como fuerza electoral para el 5 de noviembre, imagínense la debacle que representaría que acudiera menos de ese número a la primaria del PPD.
He analizado la devaluación de ese partido como fuerza electoral mayor desde hace mucho tiempo. Lo he hecho desde los números. Habiéndose desangrado de soberanistas, estadistas tapaitos y fundamentalistas; habiendo perdido su razón de ser; habiendo perdido a la muerte o la renuncia todo un estrato de líderes, y; estando a punto de perder también el rango de partido municipal que adquirió con un número respetable de alcaldías y el control de cámara y senado gracias a los distritos, es improbable que aspire a sorprendernos el domingo.
Vamos al PNP.
Hay quienes piensan que el malestar entre los empleados públicos del PNP contra los favoritismos de los Pierluisi es tal que se pueden volcar hacia Jennifer.
Pregunta: ¿Cuándo y dónde Jennifer les ofreció justicia laboral penepeísta a esos empleados públicos como para arriesgarse a cinco meses de la ira de la gente de Pierluisi? O sea, cuántos temerán o se arriesgarán a perder su trabajo o su carnet de partido entre junio y enero por un acto de fe.
Aún así, hay que considerar la posibilidad de que los empleados públicos estén supermolestos con Pierluisi y su ganga de parientes y contratistas. La clave – de nuevo – es que vayan a las primarias a expresar ese malestar y no se queden esperando a ver quién es el que más meó.
La campaña de Jennifer no ha sido todo lo que se esperaba. La tiraera sí, pero la campaña no. Es obvio que el sector de Jennifer tenía una estrategia que ha tenido que ajustar en el camino. Pero hay estrategias que nunca se convierten en campañas coherentes y esta es una. Jennifer ha tenido que hilar fino con sus ataques iniciales sobre la administración del partido que ella representa en Washington, ha tenido que ponerle freno a su entusiasmo con el alegado malestar de los servidores públicos para no sacarles la alfombra de debajo de los pies antes de tiempo y ha tenido que explicar su deseo de licenciar todo lo que tenga ruedas.
¿Tienen Jennifer y el alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera, una estructura de movilización de votantes superior a la del PNP o están contando con la espontaneidad de la molestia hacia Pierluisi y el cambio de ruta de un buen número de Populares?
Por otro lado, es sospechoso que Edwin Mundo dijera que Pierluisi se podía ir de vacaciones hasta el 2 de junio y regresar a ganar y por otro que de la CEE – su palacio – salgan rumores de que quizás no se sepa el resultado de las primarias el mismo domingo y habrá que esperar por los votos adelantados y de los confinados. Eso no es fácil de explicar en una sola oración. Porque no es compatible.
Así que lo traducimos: el Plan B de Edwin Mundo es ver cómo se carga las primarias si Pierluisi se ve apretado.
Con ese panorama va el domingo a las primarias y su posible desaparición como bipartidismo, el junte PNP/PPD. Dudo que sea un proceso neat and dandy. Más bien tiene pronóstico de rosario de la aurora.