Por Sandra D. Rodríguez Cotto
En Blanco y Negro con Sandra
San Juan, Puerto Rico – Quieren convertir a la zona del Condado en un área de viviendas más caras que las de Brickell en Miami, pero por la noche, el escenario aquí es dantesco. Grupos de hombres que ejercen la prostitución llenan las playas esperando y atendiendo a sus clientes. Y todas las mañanas, presuntos narcos se van cargando sus mochilas con la droga que no vendieron, y la arena amanece cubierta de condones usados, bolsitas donde parece que hubo cocaína o pastillas, ropa tirada en el piso, o montones de excremento humano, cuando convierten la arena de las playas en sus baños personales.
Eso, y el montón de huellas de vehículos todoterreno (“four tracks”) o de automóviles que pasaron por las noches en la arena, de lado a lado, sin pensar que toda esa es una zona de anidaje de tortugas, es el escenario que se repite en todas las playas desde el último Trolley y Ocean Park, hasta la zona hotelera, reveló una investigación de En Blanco y Negro con Sandra.
“La prostitución masculina está fuera de control. En las mañanas vemos a los hombres corriendo por ahí desnudos. Los condones por todo el piso. Hay que cuidar donde uno pisa porque entre los condones, las agujas con las que se están inyectando por las noches, y bolsas donde venía la droga, hay que tener cuidado. Es una playa turística, pero es horrorosa”, sostuvo el reconocido financiero y que se ha tornado en líder comunitario, Amaury Rivera.
Los puntos de drogas han proliferado y esto se constata por la evidencia fotográfica y testimonial. “Hay más sobrecitos de drogas que caracoles en esta playa por las mañanas”, agregó.
La comunidad alega que han pedido la intervención de las autoridades, pero ni la Policía estatal, ni el Municipio de San Juan hacen caso. Es la misma queja que tuvieron vecinos en zonas como La Placita en Santurce, y más recientemente en la Calle Loíza. En ambos escenarios, la Policía actuó luego de que ocurrieran asesinatos de turistas, y trascendieran a nivel internacional.
$450 millones de inversión
No fue posible una reacción del alcalde de San Juan, Miguel Romero al momento de publicación. Pero las quejas comunitarias coinciden con el anuncio formal de los proyectos que se planifican para Condado.
El lunes, 1 de mayo, la comunidad denunció en el programa de radio En Blanco y Negro con Sandra que las autoridades municipales y estatales estaban permitiendo la construcción o remodelación de unos 24 edificios multipisos en la zona, desde el puente Dos Hermanos hasta la Avenida Baldorioty. Ayer domingo, el diario El Nuevo Día confirmó el desarrollo de proyectos específicos para la zona, valorados en al menos $450 millones en inversión.
Las construcciones incluyen nuevas hospederías, torres de vivienda y condohoteles pensados para el segmento de lujo y la intención es que el valor sea de más de $1.2 millones como promedio. En distritos como el de Brickell en Miami, el precio promedio es de $740,000, según la National Association of Realtors. Esto haría de El Condado una de las zonas más caras en todos los territorios en los Estados Unidos.
“El problema es que están haciendo todo eso sin contar con la comunidad y sin atender la realidad actual donde la infraestructura está colapsando”, dijo Rivera. “¿De dónde se van a conectar esos proyectos si la infraestructura no funciona?”
Un grupo de vecinos fue el viernes a la Oficina de Permisología del Municipio de San Juan porque tenían una cita con el director, pero no los recibió. Les preocupa que se otorgaron permisos para hacer cuatro edificios multipisos en una calle residencial y sin salida, y los proyectos incumplen las reglas de densidad, altura y hasta de tránsito en la zona. De hecho, los estudios de tráfico, los desarrolladores los realizan fines de semana o días feriados, cuando hay menos vehículos, dijeron.
“En cuanto a las descargas sanitarias, ya llegaron hasta el tope de los ‘manhole’ y se forma lo que yo llamo “las fuentes del Condado”, que es que el agua con papel de inodoro y todas esas cosas suben por ahí y empiezan a correr por las calles y las aceras”, denunció Rivera.
Expertos apuntan a que esta situación va a seguir empeorando no solamente en San Juan o en la zona de El Condado, concretamente, sino a través de todo Puerto Rico. Esto se debe a que el Gobierno sigue otorgando permisos de construcción, pero no mejora la infraestructura. En el caso de las plantas de aguas que ubican cerca de zonas playeras, estas no tienen la capacidad para recibir tanta cantidad de fluidos y se crea el llamado “overflow”, que se desbordan y descargan hacia el mar u otros cuerpos de agua. Esto es ilegal, según las leyes federales.
“Estamos en una situación donde el Gobierno ha perdido su rumbo y El Condado es un buen ejemplo de lo que pasa en todo Puerto Rico”, dijo el investigador de la organización ambiental Surfrider, Steve Tamar.
Expresó que esa misma experiencia enfrentan las comunidades de la zona oeste en pueblos como Rincón, Aguada, Cabo Rojo y otros. Explicó que una planta de tratamiento que queda en Aguada fue hecha en los años 70 y con algunos cambios, más o menos aguantaba el crecimiento poblacional que hubo hasta la década del 1990.
“Pero eso fue en los 90 y ahora, en el 2023 han pasado más de 30 años sin que las hayan atendido. Con toda la explosión de nuevos proyectos turísticos y de viviendas, y más que nada los de ‘short-term rentals’ (alquileres a corto plazo) que exigen un movimiento constante de personas para ser rentables, todo esto impacta las plantas de tratamiento de aguas. No dan abasto y terminan descargando en el mar. Eso lo estamos viviendo en Rincón y en toda esta zona oeste, pero lo vamos a ver con más frecuencia en todo Puerto Rico”, dijo Tamar, vicepresidente y director del Laboratorio y Programa de Control de Calidad de Aguas en Surfrider.
Para ver algunos de los monitoreos de calidad del agua que realiza Surfider desde Guánica hasta Aguadilla, pueden buscar en el siguiente enlace https://bwtf.surfrider.org/explore/4
“No existe planificación aquí. Todo lo está moviendo don dinero que no tiene consideración de elementos ambientales, del impacto en la comunidad”, agregó, por su parte, Rivera.
La comunidad no se rinde
Aunque los proyectos planificados para El Condado incluyen el respaldo de entidades como la Asociación de Hoteles y Turismo y de empresarios de la Ley 60 como John Paulson, la comunidad no claudicará en sus reclamos, incluyendo legales. Al momento tienen cinco acciones legales contra proyectos.
“La acción legal debe ser el último paso. Uno debe buscar la forma de resolver las situaciones. Hacemos las cartas, nos reunimos con los oficiales y tratamos de ver si se puede lograr una mejoría, pero en ausencia de esto, nos hemos tenido que convertir en una comunidad agresiva y esto no se va a detener”, dijo Rivera.
“Deberíamos estar hablando de un Puerto Rico más verde, de enriquecer nuestro ambiente y crecer económicamente, pero aquí el asunto es construir por construir, sin considerar nuestro medioambiente. Así no se puede”, concluyó Rivera.