La colectividad crea cinco Capítulos Regionales de Base de Fe con respaldo de líderes religiosos y legisladores conservadores
HATILLO, Puerto Rico – El Partido Republicano de Puerto Rico anunció la creación de cinco Capítulos Regionales de Base de Fe como parte de su estrategia de reorganización y expansión. El anuncio se realizó el pasado viernes durante una actividad en Hatillo, encabezada por el presidente del partido, Lcdo. Ángel Cintrón, y su vicepresidenta, la senadora Keren Riquelme Cabrera.
La actividad contó con la presencia de líderes religiosos de distintos puntos de la isla, así como de figuras del ámbito político como el representante del Distrito 14, Edgar Robles, la senadora Karen Román (Distrito Mayagüez-Agüadilla) y la senadora Brenda Pérez Soto (Distrito de Arecibo).
Durante el evento, se ofreció una presentación sobre la historia del Partido Republicano en Puerto Rico, su integración con el Republican National Committee (RNC), y se brindó información sobre recursos disponibles para iglesias y organizaciones sin fines de lucro “para organizarse de manera efectiva y conforme a las mejores prácticas”.
En sus declaraciones, la vicepresidenta del partido afirmó: “En el Partido Republicano de Puerto Rico, como partido más antiguo de la isla, fundado en 1899, siempre se han defendido los valores de la familia, el respeto, la justicia, la libertad y la Estadidad desde su creación, de la mano de don José Celso Barbosa. Este verano estaremos celebrando el 126º aniversario de nuestra fundación en la isla. Mantenemos firmes nuestros principios conservadores, y ahora estamos dando un paso más al fortalecer la estructura del partido al integrar al sector religioso en posiciones claves, lo que potenciará aún más nuestros valores conservadores”.


Riquelme también adelantó que el partido se encuentra organizando un evento para finales de este año, en el que participarán figuras del Partido Republicano de Estados Unidos. Los detalles del evento se anunciarán en los próximos meses.
La iniciativa marca una nueva etapa para el GOP en Puerto Rico, al incorporar formalmente a sectores religiosos en su estructura, en momentos donde la intersección entre política y religión sigue siendo tema de debate público.