San Juan, 20 dic (EFE) – Puerto Rico no podrá llevar a cabo desde este viernes por orden de una ley federal peleas de gallos, una tradición que trajeron los españoles en el siglo XVI a la isla y a la que intentarán hacer frente con legislación local y manteniendo las mismas.
Sin embargo, los expertos y abogados ya han advertido por activa y por pasiva que la ley federal en la isla se encuentra por encima de cualquier pieza legislativa nacional, aunque los galleros están agradecidos por la aprobación de la legislación local.
LEYES NACIONALES PARA PROTEGER LA TRADICIÓN
Esta semana, la gobernadora Wanda Vázquez firmó el proyecto de la Cámara 2330 y la resolución conjunta del Senado 459 a favor de los galleros de Puerto Rico, en reconocimiento a la importancia de la industria que, más allá de su aportación económica, «forma parte de nuestra cultura y tradición», tal y como explicó la mandataria tras suscribir ambas.
La resolución ordena a la gobernadora y a la comisionada de Puerto Rico ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Jennifer González, a realizar todas las gestiones pertinentes y conducentes a que el Congreso apruebe una moratoria de 5 años a la aplicación de la prohibición.
Por su parte, el proyecto 2330 otorga licencias de operación a las galleras en la isla por parte del Departamento de Recreación y Deportes (DRD), y obliga a que las mismas solo puedan ser usadas en el territorio nacional, además de prohibir la importación y exportación de gallos de pelea.
De esta forma, se limita toda la industria y organización de las peleas de los gallos al territorio de Puerto Rico.
El fin de las peleas de gallos en Puerto Rico, legales desde 1933, y en otros territorios como Guam, entrará en vigor por la Ley Agrícola de 2018 (Farm Bill) de Estados Unidos.
Se trata de una ley que se considera ajena por el sector por haber sido aprobada en el Congreso estadounidense, en Washington, capital del país al que Puerto Rico está ligado como un Estado Libre Asociado y donde la isla no tiene un representante con derecho a voto.
LOS GALLEROS MANTENDRÁN LAS PELEAS
Los galleros tiene previsto reunirse a lo largo de la jornada con el DRD para recibir las nuevas licencias y anunciaron que planifican lo que han denominado un «evento grande» y que seguirán con las mismas.
El gallero Robert Aponte, de 37 años, dijo hoy a Efe que «desde niño» se ha criado castando, criando, preparando y jugando a los gallos, aseguró que las peleas entre las aves continuarán dándose pese a la restricción federal.
«Se va a seguir jugando en todas las galleras, normal, como siempre se ha jugado», afirmó Aponte, quien agradeció a la gobernadora, por su decisión el miércoles de firmar sendas medidas en defensa de la industria del gallo en Puerto Rico.
«Estamos más que agradecidos. Ella no se dejó llevar por su gabinete, sino por el pueblo, de qué es lo que le hace falta al pueblo. Con la imposición, casi 30,000 familias se quedan sin empleo. Y eso no es bueno. ¿Para qué seguir estrangulando al pueblo?», enfatizó Aponte.
«La decisión del Congreso fue sin consultársela al pueblo. Fue una bomba para nosotros», dijo.
Aponte, quien contó que su interés de los gallos proviene desde su abuelo y su padre, sostuvo que a las decenas de galleras que hay en Puerto Rico, acuden desde policías, tenientes, abogados y fiscales.
«Todos estábamos esperando a que llegara la firma de la gobernadora», afirmó Aponte, quien adelantó a Efe que hoy se llevarán a cabo juegos en galleras en los municipios de Bayamón, Hatillo, Río Grande y en el Club Gallístico de Isla Verde, en Carolina.
Y ante la posibilidad de que las autoridades federales acudan a algunas de estas galleras para detener a cualquier persona apostando, Aponte aseguró: «no tenemos miedo».
A este respecto la propia gobernadora ha asegurado que la jefe de la policía en la isla es ella y que si hay alguien que no está de acuerdo que acuda a los tribunales.
Por su parte, el pelotero y gallero puertorriqueño Edwin «Sugar» Díaz, describió a EFE como «injusta» la decisión federal de restringir las peleas de gallos en Puerto Rico.
«Somos galleros desde que tengo uso de razón. Es una decisión difícil y más ahora que la afición está en su mejor momento. Ahora están las leyendas, la nueva escuela y la competitividad es increíble, gallos buenos y echando gallos buenos a pelear en otros países», indicó.
«Me apasiona todo. Yo voy al rancho donde se están preparando y siempre estoy pendiente. Me gusta entretenerme, hacer mis castas y que mi papá me cuide los pollos», detalló Díaz, natural del Barrio Daguao en Naguabo, municipio en el este.
Además, allí también el padre de Díaz cuida entre 75 y 80 gallos.
«La mira es seguir aumentando el rancho y tener más espacio para criar más gallos», puntualizó el taponero de los Mets de Nueva York de 25 años.
El mayor temor ahora es que proliferen las peleas de gallos clandestinas.
El sector asegura que el mismo da trabajo a 27,000 personas en la isla y genera alrededor de $18 millones anuales.