El presidente boliviano, Luis Arce, denunció que se gestaba un «intento de golpe de Estado»
La Paz (EFE) – El ministro boliviano de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, aseguró este miércoles que la intención del destituido comandante del Ejército Juan José Zuñiga era «tomar el mando» del país y que el intento de «golpe de Estado» que se produjo «no fue un simulacro».
Del Castillo, que presentó públicamente a Zuñiga ante los medios después de su arresto, se refirió al jefe militar destituido como un «delincuente» que buscó «derrocar a una autoridad (Luis Arce) democráticamente electa».
«A lo que apuntaba Zuñiga era tomar el mando de nuestro país, convertirse en capitán general de las Fuerzas Armadas», manifestó.
Asimismo, el ministro presentó al destituido comandante de la Armada el vicealmirante Juan Arnez, quien se presume colaboró y participó en la toma militar de esta jornada.
«Estas dos únicas personas no actuaron solas, no fueron dos personas que planificaron y conspiraron para derrocar a un Gobierno democráticamente electo (…) hay otras personas identificadas», afirmó Del Castillo.
Señaló que en estos hechos hubo un «manejo político», ya que para esta semana algunos sectores ya habían anunciado protestas y Zuñiga buscaba «conseguir apoyo popular».
El ministro sostuvo que el Gobierno hará «todos los esfuerzos» para que Zuñiga y Arnez «sean sentenciados por alzamiento armado, atentado contra el presidente y destrucción de bienes públicos y privados», aunque también se analizará si corresponde una acusación por otros delitos.
«El golpe de Estado no ha logrado consumarse gracias al compromiso y la memoria fresca que tiene el pueblo boliviano», remarcó Del Castillo.
El temor se apoderó de la población después de que tanques y militares fuertemente armados irrumpieron en la sede del Gobierno de Bolivia bajo el mando de Zuñiga.
El presidente boliviano, Luis Arce, denunció que se gestaba un «intento de golpe de Estado».
Durante la ocupación militar, Zúñiga dijo que buscaba «reestructurar la democracia» y que la primera medida que tomaría sería la liberación de los que consideró «presos políticos».
Minutos más tarde, Zuñiga y sus tropas armadas se retiraron de la Plaza Murillo, en el centro de la ciudad, después que el presidente Arce relevara a los comandantes de las Fuerzas Armadas y le ordenara «replegarse».
Con los militares replegados, los funcionarios y seguidores del presidente Luis Arce se congregaron frente a la sede presidencial, en donde celebraron que resistieron el «intento de golpe de Estado».
Al final del día, Zuñiga fue detenido después de que la Policía ejecutara una orden de aprehensión fiscal en su contra.