Washington, 1 dic (EFE) – La audiencia sobre el aborto de este miércoles en el Tribunal Supremo de Estados Unidos dio comienzo a una «espera difícil» de varios meses para quienes defienden el derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo en el país.
Shannon Brewer, la directora de la única clínica que todavía practica abortos en Estados Unidos, reconoció su inquietud después de la audiencia, en la que la mayoría conservadora del Supremo insinuó que se inclina a favor de imponer nuevos límites al derecho al aborto en el país.
«Va a ser un camino difícil a partir de ahora. Vamos a tener que estar sentadas, cruzadas de brazos y esperando una respuesta», dijo Brewer en una rueda de prensa virtual desde Washington.
Su clínica demandó a Misisipi para impedir que entrara en vigor una ley que impediría el aborto a partir de las 15 semanas en el estado, y después de varias apelaciones, el caso llegó al Supremo, que para sorpresa del movimiento feminista, decidió pronunciarse al respecto.
Ahora Brewer y sus abogadas tienen que esperar hasta finales de junio o principios de julio de 2022, la fecha más probable en la que el Supremo decidirá sobre el caso.
El panorama no parece favorable a quienes creen en el derecho al aborto: seis de los nueve jueces del Supremo son conservadores, y todos ellos expresaron, durante la audiencia de este miércoles, algún tipo de interés en modificar los parámetros del aborto legal en Estados Unidos.
Desde que el Supremo legalizó el aborto en 1973 con su decisión «Roe contra Wade», esa práctica se ha permitido en Estados Unidos hasta el momento de «viabilidad» del feto fuera del vientre materno, un límite que ahora está en torno a las 23 o 24 semanas de embarazo.
El debate en la audiencia giró alrededor de dos posibilidades: la de eliminar ese estándar de «viabilidad» y establecer otro límite para el derecho a abortar, y la de derogar directamente la decisión de 1973, lo que permitiría que cada estado prohíba o permita a su antojo la interrupción voluntaria del embarazo.
Lo que parece más improbable es que el Supremo escuche a las defensoras del derecho a abortar y decida mantener en pie «Roe contra Wade», lo que implicaría también declarar inconstitucional la ley de Misisipi, que prohibiría el aborto desde nueve semanas antes de lo establecido en ese precedente de 1973.
Julie Rikelman, la abogada que defendió este miércoles a la clínica de Misisipi ante el Supremo, no quiso sin embargo perder la esperanza e insistió en que «los hechos y la ley» están de su lado.
«Siempre intento mantenerme optimista, porque creo que este derecho es muy crucial para la gente de este país», aseguró Rikelman en la misma rueda de prensa.
Si el Supremo opta por anular «Roe contra Wade», se espera que alrededor de la mitad de los estados del país tomen medidas para vetar el aborto, incluido Misisipi.
«Algunas mujeres probablemente podrían ir a otro lado. Pero la mayoría de las pacientes a las que vemos (en la clínica de Misisipi) casi no tienen recursos ni para sobrevivir (…). No pueden permitirse subir a un avión e ir a otra parte», recalcó Brewer.