Washington, 20 feb (EFE) – Roger Stone, el histriónico colaborador de Donald Trump, fue condenado finalmente este jueves a 40 meses (3 años y 4 meses) de cárcel por mentir al Congreso y manipulación de testigos en medio de una polémica por las interferencias del mandatario en el proceso judicial y su posible indulto.
«La verdad todavía existe, y la verdad todavía importa. La insistencia de Roger Stone de que no importa, su beligerancia, su orgullo y sus propias mentiras son una amenaza para nuestras instituciones más básicas, los cimientos de nuestras democracias», señaló la jueza federal de distrito Amy Berman Jackson, antes de emitir la sentencia, en Washington.
El exasesor, de 67 años, fue condenado tras haber sido declarado previamente culpable de siete cargos relacionados con la llamada trama rusa: cinco de falso testimonio, uno de obstrucción del proceso judicial y otro de manipulación de testigos.
Stone es un veterano asesor político republicano entre cuyos clientes figuraron los expresidentes Ronald Reagan (1981-1989) y Richard Nixon (1969-1974), que ha mostrado a lo largo del juicio su peculiar gusto por la provocación y uno de cuyos lemas favoritos es «No admitas nada, niégalo todo y lanza un contraataque».
La jueza Jackson, no obstante, remarcó la gravedad de las acusaciones.
«El problema es que nada de lo relacionado con este caso es una broma. La conducta de Stone mostró una flagrante falta de respeto por las instituciones del Gobierno como se establece en la Constitución, entre ellas el Congreso y este tribunal», dijo la magistrada.
La sentencia es menor a la solicitada en un primer momento por la Fiscalía, que había pedido entre siete y nueve años de cárcel.
Esta causa ha generado enorme interés en EE.UU. después de que Trump criticara públicamente el proceso judicial contra su exasesor y apuntara a la posibilidad de concederle un indulto presidencial.
La condena fue leída después de semanas de luchas internas dentro del Departamento de Justicia, y de que el fiscal general de EE.UU., William Barr, emitiera una recomendación en la que instaba a rebajar la petición de castigo, lo que provocó la renuncia de cuatro fiscales encargados de ese caso.
La jueza Jackson reconoció las inusuales circunstancias que rodearon el caso y consideró la recomendación de Barr como algo «sin precedentes».
Poco después de conocerse la sentencia, Trump comentó la decisión desde un acto en Las Vegas (Nevada), donde calificó a su amigo como «una buena persona, un poco diferente».
«He estado siguiendo esto muy de cerca y quiero ver cómo se desarrolla. Roger tiene una buena oportunidad de ser exonerado», agregó.
La pasada semana el propio Barr, quien fue designado por el mandatario, cargó contra los continuos mensajes del presidente en Twitter sobre causas judiciales abiertas al asegurar que le hacían «imposible» ejercer su labor.
Stone, que trabajó hasta agosto de 2015 en la campaña electoral de Trump y después mantuvo contacto regular con él, fue detenido por el FBI el pasado 25 de enero en Fort Lauderdale (Florida, EE.UU.).
Según la Fiscalía, Stone actuó como enlace entre la campaña de Trump en 2016 y la plataforma WikiLeaks, que difundió correos electrónicos robados al Comité Nacional Demócrata que eran «perjudiciales» para la campaña de la candidata presidencial de ese partido, Hillary Clinton.
El equipo del fiscal que dirigió la investigación de la trama rusa, Robert Mueller, aseguró entonces que tenían pruebas de que Stone se había comunicado con la plataforma WikiLeaks durante su ataque al servidor de los demócratas en 2016.
Stone se convierte así en el sexto asesor o colaborador cercano de Trump que es condenado o se declara culpable ante la Justicia.
Ese grupo está conformado por el exjefe de su campaña electoral Paul Manafort, el ex jefe adjunto de la campaña Rick Gates, el exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Michael Flynn, su exabogado personal Michael Cohen, y su exasesor de campaña George Papadopoulos.