Nursultán, 10 de enero de 2022 (EFE)- Los líderes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), alianza militar postsoviética liderada por Rusia, cerraron hoy filas en torno al presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, quien pidió la intervención del bloque para sofocar los disturbios que siguieron a unas protestas pacíficas por la subida de los precios del gas.
«Entendemos que la amenaza al Estado kazajo surgió no de las acciones de protestas espontáneas por los precios del combustible, sino porque unas fuerzas destructivas del exterior aprovecharon esa situación», dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, durante una cumbre virtual de la OTSC.
El jefe del Kremlin insistió en que hay que diferenciar a los que «protestaban contra la situación en el mercado del gas» licuado de petróleo, utilizado en Kazajistán como una alternativa barata de la gasolina, y «los que empuñaron armas para atacar» a las fuerzas de seguridad e instituciones estatales.
AMENAZA TERRORISTA
Tokáyev solicitó el pasado día 5 ayuda a la OTSC, liderada por Rusia y formada también por Armenia, Bielorrusia, Kirguistán y Tayikistán, además de Kazajistán, para reprimir la «amenaza terrorista» en el país, como ha calificado las protestas que comenzaron el día 2.
El mandatario kazajo aseguró hoy que el país ha evitado un «golpe de Estado» con la participación de «terroristas internacionales».
Más tarde, en una videoconferencia con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, precisó que se trata de insurgentes procedentes «mayoritariamente de Asia Central, Afganistán y también de Oriente Medio».
Su objetivo, según el líder kazajo, consistía en «la formación en nuestro territorio de una zona de caos controlado para la posterior toma del poder».
«En Kazajistán hemos visto una agresión del terrorismo internacional», secundó sus palabras Putin, quien agregó que algunos de los participantes en los disturbios contaban con experiencia previa de combate en otras zonas de conflicto.
Coincidió con él el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, quien dijo que hay que investigar «quién dirigía» a los «insurgentes y terroristas» en Kazajistán.
En este sentido, Tokáyev anunció que las autoridades kazajas efectúan una investigación y «presentarán al mundo las pruebas de la preparación de un ataque terrorista».
Nursultán y sus socios de la OTSC utilizan el discurso de la amenaza terrorista para justificar no solo la represión de las protestas, sino también la intervención de la alianza en el país centroasiático, un argumento difícil de contrastar ante el estado de emergencia, toques de queda, los constantes cortes de internet y la suspensión de medios de transporte en Kazajistán.
En un aviso a navegantes, Putin afirmó que la OTSC no permitirá «agitaciones en su casa» ni un escenario de «revoluciones de color», como denomina Moscú la revueltas populares en el espacio postsoviético promovidas supuestamente desde el exterior.
DISMINUCIÓN DE LAS TENSIONES
Toyáyev aseguró hoy que se ha «restablecido totalmente el orden» constitucional en Kazajistán, valoración con la que coincidió Putin.
«Estoy convencido de que en el futuro próximo la situación en todo el país estará finalmente bajo control y estabilizada (…)», indicó.
Las autoridades kazajas informaron hoy de la detención de 8,000 personas implicadas presuntamente en los violentos sucesos que vivió el país durante la semana pasada y que se saldaron con la muerte de al menos 16 agentes del orden.
El presidente kazajo, que había decretado un día de luto para lunes por los muertos en las protestas, reconoció en la cumbre que en los disturbios masivos han fallecido también civiles, aunque no precisó el número de las víctimas.
Los últimos datos de medios locales apuntan a 164 muertos, entre ellos tres menores.
A la vez, los presidentes de Rusia y Kazajistán auguraron una pronta finalización de la misión de la OTSC, que ha desplegado a 2,030 efectivos y 250 vehículos militares en el país con el fin de custodiar infraestructuras clave.
«La operación antiterrorista en Kazajistán acabará pronto y con ella terminará la misión de la OTSC», dijo Tokáyev.
Putin aseguró que los militares del bloque postsoviético permanecerán en Kazajistán, país con el que Rusia tiene una extensa frontera terrestre, durante «un periodo limitado de tiempo», el que «considere oportuno» el líder kazajo.
Pero el hecho de que Rusia tiene desde hace más de un año fuerzas de paz en Nagorno Karabaj o desde los años 1990 en la región moldava de Transnistria, despierta en la comunidad internacional el temor de que pueda ocurrir lo mismo en Kazajistán.
En ese sentido, Lukashenko afirmó por su parte que los soldados de la OTSC enviados a Kazajistán no deben convertirse en un contingente de ocupación. «No somos ocupantes. No hemos ido allá (a Kazajistán) por nuestra propia voluntad. Fuimos invitados por nuestros hermanos, nuestros amigos», señaló.
DESCONCIERTO ENTRE LA POBLACIÓN
Los kazajos viven con una sensación ambigua acerca de la llegada del contingente militar liderado por Rusia.
«Surge una pregunta lógica. ¿Para qué tenemos entonces un Ejército y cuerpo de Policía propios?», comentó a Efe el publicista kazajo Adlet Kumar.
A la vez, agregó que vive cerca de Almaty, epicentro de los disturbios, y comprende que sofocarlos podía ser una tarea «complicada» para las fuerzas del orden locales.
Mientras, la editora del portal Exclusiv.kz, Karligash Yezhenova, criticó la petición de Tokáyev para el despliegue de los militares de la OTSC.
«Las autoridades deben saber hablar con su población. Se podía hacer todo con fuerzas propias si se controlara la llegada de los terroristas», dijo.
Se preguntó además por qué la alianza no intervino en el pasado, respondiendo a sendas solicitudes de otros miembros, como Kirguistán y Armenia, y sí decidió llegar a Kazajistán.