Washington, 13 de octubre de 2021 (EFE) – El Puerto de Los Ángeles, en California, empezará a operar ininterrumpidamente para agilizar la congestión de cargueros que fondean frente a la ciudad y aliviar los problemas de suministro que eso provoca, según anunció este miércoles el Gobierno de Estados Unidos.
Los puertos de Los Ángeles y de Long Beach, por donde entran el 40 % de contenedores de Estados Unidos, viven desde hace meses una situación de congestión causada por un aumento del comercio electrónico y problemas de personal.
Frente a estos dos puertos, cerca de 60 cargueros fondean a la espera de poder atracar y descargar sus mercancías, ocasionando también problemas en la cadena de suministro nacional.
Por ello, el Gobierno de Joe Biden ha puesto de acuerdo al Puerto de Los Ángeles, al principal sindicato de estibadores y a un grupo de multinacionales para que la operación pase a ser ininterrumpida, como también lo es desde septiembre la de Long Beach.
El puerto se compromete a no cerrar, el Sindicato Internacional de Estibadores y Almacenes a copar todos los turnos, y empresas como Walmart, UPS, FedEx, Samsung, The Home Depot o Target a enviar más camiones para agilizar el tráfico de barcos.
«A diferencia de los principales puertos del mundo, los puertos de EE.UU. no han sabido aprovechar todas las posibilidades que ofrece la operación durante las noches y los fines de semana», apuntó la Casa Blanca en un documento a periodistas.
Todos los sectores implicados -puerto, sindicato y empresas- se reunirán este miércoles en la Casa Blanca con el presidente, Joe Biden.
«Hacer frente a los atascos (de cargamentos) en los puertos podría ayudarnos a afrontar lo que vemos en muchas industrias del país», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
En junio, la Casa Blanca creó un grupo de trabajo para hacer frente a los problemas en las cadenas de distribución globales, y en agosto nombró incluso a un zar encargado de aliviar la congestión en los puertos, John Porcari.
La Casa Blanca empieza a temer que los consumidores estadounidenses no puedan tener acceso a todos los productos que les gustaría adquirir por Navidad, debido a los atascos en las cadenas de suministro.