Miami, 10 jun (EFE) – Los casos confirmados de COVID-19 en el estado de Florida desde el pasado 1 de marzo continúan en aumento y alcanzaron este miércoles los 67,371, más de 20,000 de ellos en el condado de Miami-Dade, que hoy abrió sus populares playas.
Por octavo día consecutivo los casos superan el millar en el «Estado del Sol», con 1,371 más en las últimas 24 horas.
Sin embargo, las autoridades sanitarias lo atribuyen al incremento en el número de exámenes realizados entre las comunidades que son el foco de la pandemia como son los entornos rurales, las residencias de personas de la tercera edad y los centros penitenciarios.
Las muertes entre tanto suman ya 2,801, 34 de ellas en las últimas 24 horas, según el Departamento de Salud de Florida.
En los centros para mayores se han detectado 6,488 casos confirmados entre residentes y trabajadores, mientras que no se dispone del número de contagiados en las correccionales, aunque según el último informe han fallecido 14 personas por el virus.
Por otro lado, se han realizado 1,280,000 pruebas desde el pasado 1 de marzo, de las cuales el 5.3% han resultado positivas y un total 11,345 personas han tenido que ser hospitalizadas.
Conforme Florida avanza en la segunda fase de la reapertura económica, los condados de Miami-Dade, Palm Beach y Broward continúan al margen por su alta incidencia de casos que los convierte en los focos principales de la pandemia en el estado.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis dio el visto bueno para que todo el estado pasara a la fase 2 desde la semana pasada, salvo estos tres condados del sureste que deberán solicitarlo individualmente una vez que consideren estar listos.
El alcalde del condado de Palm Beach, Dave Kerner, solicitó al gobernador el pasado viernes pasar a la siguiente fase, pero por el momento no ha habido respuesta al respecto.
En estos tres condados se concentran más de la mitad de los casos (53.65%) siendo la región de Miami-Dade el lugar donde se ha producido el mayor número de contagios de todo el estado, con 20,277 contagios.
Después de más de dos meses de espera, la población de este condado disfruta de nuevo de las playas desde este miércoles, que ya están abiertas al público aunque con una serie de restricciones como no reunirse en grupos de más de diez personas, mantener una distancia de seis pies (unos dos metros) entre grupos o no realizar actividades deportivas grupales como voleibol, entre otras.
Las playas, que son uno de los grandes atractivos de ciudades como la de Miami Beach, deberían haber abierto el pasado 1 de junio, pero el alcalde del condado, Carlos Giménez, optó por posponer la reapertura por las protestas sociales que se han producido en todo el país tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco.
Miami-Dade ha sido el último condado en abrir sus playas, que suponen un gran incentivo para el sector turístico y el de la restauración que continúa dando los primeros pasos hacia la reapertura completa del estado.
EE.UU. superó los 111,700 muertos y los 1.97 millones de contagios de COVID-19.