La Habana (EFE) – Superando a su «gemela» de Washington por muy poco, la imponente cúpula del Capitolio de La Habana comenzó a sacudirse este viernes las telas que esconden su renovada cubierta dorada, que vuelve a brillar por primera vez tras años de oscuridad para marcar la última etapa de una larga y laboriosa restauración.
Ante la expectación de decenas de curiosos reunidos al pie de la escalinata del edificio, los restauradores dejaron caer las telas que cubrieron durante meses los «pétalos» de la cúpula, de la que también se separarán pronto los andamios hasta revelar poco a poco las nuevas planchas de oro, donadas por Rusia.
«Esta no es la inauguración oficial, pero no queríamos pasar por alto este primer momento», explicó el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, artífice y principal impulsor de la revitalización del Centro Histórico de la ciudad, que el próximo noviembre cumplirá 500 años de fundada por colonos españoles.
Leal reconoció la «expectativa del pueblo de La Habana por saber lo que pasa arriba» de uno de los símbolos de la urbe y confesó la «satisfacción» de descubrir al fin el «misterio sobre lo que pasa bajo las lonas» de la estructura, que domina el horizonte de la vieja ciudad.
Explicó que primero se fortaleció la estructura de la gran bóveda y se sustituyeron las grandes planchas de cobre, dañadas por la intemperie y los fenómenos meteorológicos.
«Más tarde se volvió a trabajar sobre ellas para aplicar las láminas de oro, tal y como fue concebida (la cúpula) en sus orígenes», señaló Leal, que agradeció al equipo de más de 20 especialistas rusos, quienes «conocen como pocos el arte de dorar metales, como se muestra en las iglesias y catedrales rusas».
El proyecto millonario, que incluyó la restauración y recubrimiento de la gigantesca estatua de La República con láminas de oro de 24 quilates, fue un donativo de Moscú a La Habana por sus cinco siglos.
Construido entre 1926 y 1929 en semejanza al de Washington, el Capitolio de La Habana está considerado el tercero en importancia del mundo por su volumen y hasta 1959 albergó al Senado y la Cámara de Representantes de la isla, para luego ser la sede de la Academia de Ciencias hasta el cierre en 2010 para su restauración total.
La cúpula mide 91,73 metros y es el mayor domo de capitolio del mundo, aseguró a Efe Linnet Brown, una de las guías del edificio, que hoy funciona como sede institucional de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) y abrió parcialmente al público hace poco más de un año.
Por su altura y diámetro, la cúpula habanera es la sexta del mundo y en el momento de su construcción solo la superaban en su estilo las de las catedrales de San Pedro en Roma y San Pablo en Londres.
Bajo la bóveda se ubican la réplica del Diamante del Capitolio, que perteneció al último zar ruso y marca el kilómetro cero de las carreteras cubanas, y «La República», la tercera mayor estatua bajo techo del mundo, reinaugurada en julio por el expresidente cubano Raúl Castro y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Cuando se desvele oficialmente la cúpula y termine por completo la restauración del Capitolio en los próximos meses se iluminará la linterna que corona el domo «con un centellador como fue concebido en sus inicios, similar al faro de (la fortaleza del) Morro», adelantó el Historiador de La Habana.
El foco, instalado en lo alto del edificio, fue retirado poco después porque giraba como el instalado en el Morro de la entrada de la Bahía habanera y tendía a confundir a las naves que lo utilizaban como referencia para entrar a la rada del puerto.
Se desconoce si el centellador volverá a iluminar todas las noches capitalinas -como todavía lo sigue haciendo el faro del Morro- o solo se encenderá en ocasiones especiales.
«Toda obra de restauración es una obra noble. El patrimonio es un préstamo que las generaciones que vendrán nos han hecho a nosotros, si no lo conservamos, todo se perdería. Esta obra tan esforzada, tan ardua, es un símbolo de la voluntad de la nación por proteger su pasado», insistió Leal.
Los festejos por los 500 años de La Habana han incluido la reconstrucción y revitalización de edificios y áreas históricas como el Barrio Chino -el más importante de Latinoamérica durante el siglo XX- y tendrá su momento más importante cuando el próximo 16 de noviembre la antigua villa celebre su aniversario.