Santiago de Chile (EFE) – Entre las denuncias de violaciones de los derechos humanos durante la ola de protestas en Chile, el caso del joven gay Josué Maureira se ha convertido en uno de los más visibles por el cruel y escalofriante relato de su detención por parte de agentes de la Policía.
Este chico de 23 años, estudiante de Medicina de la Universidad Católica, denunció haber sido apalizado hasta quedar inconsciente, vejado por su orientación sexual, nuevamente golpeado hasta romperle el tabique nasal, violado con una porra, amenazado de muerte y encarcelado por supuestas agresiones a los agentes.
Josué decidió denunciar a sus agresores públicamente, a pesar de las amenazas de los agentes, iniciando así otro viacrucis, el del proceso legal para sancionar a los responsables.
«Es para que nunca más en Chile ninguna persona vea violados sus derechos humanos», dijo Maureira, durante un receso en su declaración en la Fiscalía, ante cientos de personas que se habían concentrado el lunes frente al edificio y lo aclamaban para mostrarle su apoyo y exigir justicia.
«Es una declaración bastante larga y dolorosa», reconoció el denunciante, quien primero lanzó públicamente sus acusaciones en un par de medios locales, pero ahora prefirió solo dar los detalles ante el fiscal.
UNA NOCHE DE HORROR
Todo comenzó en la madrugada del lunes 21 de octubre, cuando el joven se encontraba de curioso en pleno toque de queda frente a uno de los más de 300 supermercados saqueados durante la ola de protestas.
Unos gritos de auxilio le empujaron a ingresar al supermercado, según su relato, pero enseguida llegaron los Carabineros, que le quitaron su teléfono móvil y lo golpearon hasta perder la consciencia.
De acuerdo con Maureira, despertó en el auto policial y ahí continuaron los golpes hasta llegar a la comisaría de la comuna (municipio) de Pedro Aguirre Cerda, una de las que más denuncias por violencia sexual ha acumulado en estas protestas, señaló a Efe Beatriz Contreras, jefa para la región de Santiago del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
MÁS Y MÁS GOLPES POR SUS UÑAS PINTADAS
En la comisaría se exacerbó aparentemente la violencia cuando los agentes repararon que llevaba las uñas pintadas de rojo y se percataron de que era homosexual. «Soy maricón», le obligaron a gritar en repetidas ocasiones, para luego golpearlo «con bastante saña», según la víctima.
Ese ensañamiento fue obra de cuatro agentes, entre ellos al menos una mujer, mientras que otros seis observaron toda la agresión sin reprochar nada a sus compañeros, según Josué.
Las fotografías de su cuerpo lleno de hematomas certifican la dureza de los golpes, pero en la evaluación médica durante la detención estas lesiones fueron calificadas de leves.
VIOLADO Y A LA CÁRCEL
De vuelta a la comisaría tras la evaluación médica llegó la peor parte, con más golpes que le lesionaron la nariz y luego la violación: «Dos de ellos me tomaron por la cintura y me bajaron los pantalones y la ropa interior. Luego otro utilizó su luma (porra) para introducirla en mi ano», relató con frialdad.
Al pasar a disposición judicial, Josué se enteró de que los Carabineros lo acusaban de robo en el supermercado y agresión a agentes, por lo que pasó varios días más en una cárcel.
«Aquí la gravedad máxima es que son agentes del Estado. Es la Policía Nacional de Chile la que está haciendo eso, y eso genera mucho temor. ¿A quién denunciar si es la propia Policía la que tortura al enterarse que uno es homosexual?», dijo a Efe Gonzalo Cid, dirigente del Movimiento por la Diversidad Sexual de Chile.
ABUSO POLICIAL SIN PRECEDENTES
Hasta ahora no había precedentes en Chile de un ensañamiento de esta magnitud con una persona homosexual por parte de policías. El único episodio que se asemeja es el asesinato de Daniel Zamudio a manos de neonazis, lo que inspiró la Ley Zamudio, vigente desde 2012, que contempla la discriminación como un agravante.
La denuncia de Maureira ha conmocionado al país e incluso el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ha manifestado su «máxima preocupación». De momento, los Carabineros han sido apartados de la investigación de esta denuncia.
Como el caso de Josué pueden haber más similares que sigan callados por temor o por vergüenza, reconoció a Efe el director del INDH, Sergio Micco, quien animó a las víctimas que aún no lo han hecho a acudir a su institución para asesorarles en las querellas.
17 DENUNCIAS POR VIOLENCIA SEXUAL
Por ahora las denuncias de violaciones de derechos humanos durante las protestas de Chile, donde han muerto 20 personas, entre ellos tres peruanos, dos colombianos y un ecuatoriano, incluyen cinco homicidios presuntamente a manos de agentes del Estado, así como 17 denuncias de violencia sexual.
Todas ellas llegarán también en principio a manos de la misión de las Naciones Unidas para los derechos humanos que esta semana evaluará las denuncias realizadas desde que el pasado 18 de octubre estallaron las protestas que piden mejores salarios y pensiones y precios más justos para la luz, el gas, la educación y la salud.