Puerto Príncipe, 20 mar (EFE) – Pocas horas después del anuncio de las medidas de emergencia tomadas por el Gobierno de Haití al conocerse los dos primeros contagios de coronavirus en el país, los haitianos se apresuraron este viernes a los supermercados, gasolineras y bancos para conseguir suministros.
En el barrio de Pétion-ville, zona acomodada de Puerto Príncipe, se formaron filas a las puertas de los supermercados y, del mismo modo, había una notable afluencia de compradores en los mercadillos informales en los que se abastece la mayoría de la población.
Las calles no comerciales de la capital haitiana estaban prácticamente vacías, aunque el tráfico de vehículos continuaba intenso en algunas zonas.
«Nuestra vida ha cambiado. No somos como antes. Pero ciertas valores no deben perderse», dijo hoy el ministro de Comunicación, Pradel Henríquez, en una rueda de prensa, a propósito de las nuevas maneras de vivir que se imponen con la llegada de la enfermedad al país caribeño.
Las escuelas y la mayoría de los comercios cerraron sus puertas este viernes, cumpliendo las órdenes anunciadas por el presidente haitiano, Jovenel Moise, en la noche del jueves tras anunciar los dos primeros contagios en Haití.
El primer caso es el de un haitiano de 31 años que estuvo en Francia y regresó al país el 15 de marzo; el segundo es una mujer de 63 años de origen belga que transitó por Madrid y Miami antes de regresar a Haití el 10 de marzo.
«Su condición es actualmente estable», afirmó la ministra de Salud, Marie Greta Roy.
A partir de este viernes, las escuelas, universidades e industrias deben cerrar sus puertas hasta nuevo aviso y se puso en marcha un toque de queda en todo el país desde las 20.00 hora local hasta las 5.00 de la mañana del día siguiente.
Desde el jueves por la noche, todos los aeropuertos, puertos y fronteras están cerrados hasta nuevo aviso.
Haití introdujo las primeras medidas restrictivas, incluido el cierre de la frontera terrestre, el pasado domingo, para tratar de evitar la llegada del coronavirus al país, que tiene el sistema sanitario más frágil de América.