Manchester (EE.UU.) (EFE) – Acompañada de su esposo y sus tres hijas, Hannah Goldstick votó por el presidente de EE.UU. Joe Biden en las primarias de Nuevo Hampshire. No porque era el candidato que realmente quería, sino porque es el que, a su juicio, puede «derrotar a Trump».
«Estoy tratando de hacer con mi voto lo que sea mejor para mis hijas», dijo la joven de 28 años a EFE, a la salida de uno de los puestos de votación en Manchester, la ciudad más poblada del estado.
Este martes, los más de 800,000 votantes registrados en Nuevo Hampshire pueden acudir a las urnas para participar en las primarias demócratas y republicanas.
Del lado demócrata, Biden es el candidato «de facto» del partido, ya que los políticos que quieren hacerle competencia tienen un apoyo residual.
Por parte de los republicanos, el expresidente Donald Trump (2017-2021) se enfrenta a la exemabajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, quien le pisa los talones con un 40% de intención de voto en el estado, según las últimas encuestas.
Todos contra Trump
Como Goldstick, muchos se animaron a votar motivados por el rechazo al expresidente, quien aspira a hacerse por tercera vez con la nominación republicana a la Presidencia.
Los votantes de Haley son un claro ejemplo de este hartazgo: buscan a un candidato con ideas conservadoras pero sienten que no pueden apoyar más al exmandatario.
Vikas (quien pidió ocultar su apellido) contó a EFE que comulga con las políticas económicas y migratorias de Trump y le dio su apoyo en las dos últimas elecciones. Sin embargo, tras el asalto al Capitolio decidió «darle la espalda».
«Haley me parece la mejor opción y si no sale elegida, creo que no voy a votar en las elecciones generales», señaló el hombre de 52 años.
Lo que más le preocupa de Trump, son sus «tendencias dictatoriales» y teme que el republicano «arruine» la democracia estadounidense. «Las elecciones aquí son transparentes, este no es un país del tercer mundo», subrayó.
La candidatura de Haley depende en gran parte de la fuerza electoral de estos votantes, a quienes Trump llama irónicamente «republicanos de fachada», junto con los independientes, que no se casan con ninguno de los dos partidos.
Y en Nuevo Hampshire, donde un 39% de los votantes no son demócratas ni republicanos, la aspirante se enfrenta a su mejor terreno.
La campaña a favor de Biden apela entre los votantes a este mismo sentimiento de temor a Trump.
Aunque no está en la lista de candidatos demócratas en Nuevo Hampshire, por una lucha interna del partido, los seguidores del actual presidente pueden escribir su nombre en la papeleta.
«La democracia está siendo amenazada y es importante que la gente salga a defenderla en vez de sentarse sin hacer nada», expresó James Feast, un jubilado de 71 años que salió a apoyar a Biden.
Fieles seguidores
Los seguidores de Trump son votantes inflexibles, dispuestos a hacer fila durante horas en el frío invierno para asistir a los mitines de su candidato.
«Trump es un patriota, ama a su país; Haley es una traidora y es capaz de decir lo que sea por ganar», dijo a EFE Steve (quien pidió ocultar su apellido), un hombre de 55 años, originario de Rochester, al norte de Nuevo Hampshire, después de votar en las primarias.
Bajo su perspectiva, los estadounidenses están siendo «amenazados» por el Gobierno de EE.UU. y los múltiples juicios contra el exmandatario en diferentes estados son una prueba de ello. «Nuestro país está siendo destruido pero cuando él llegue al poder, todo va a volver a su lugar».
No hay esperanza ni habrá cambio
Para Vermin Supreme, un comediante de 62 años que está inscrito en la papeleta demócrata como aspirante a la candidatura, la política en EE.UU. es todo un «absurdo».
Su plataforma, que promete regalarle un pony a todos los estadounidenses e invertir en tecnología para viajar en el tiempo, no es «distinta de la de los demás candidatos», aseguró a EFE, a la salida de un evento a favor de Trump donde no lo dejaron entrar.
«Todo es lo mismo y por eso soy el candidato de la no esperanza, no cambio y la decepción amarga», subrayó el jubilado, quien usa una bota larga de sombrero y una chaqueta de lentejuelas.
«Por eso trato de traer diversión a la gente, porque si no te ríes viendo la política (de EE.UU.) solo te queda echarte a llorar», sentenció, en un tono de voz sombrío.