Madrid, 5 jun. (EFE) – Media España se prepara para iniciar el próximo lunes la última etapa del confinamiento por el coronavirus y el resto del país avanza en la desescalada, dado que la pandemia está en claro retroceso, por lo que se podrán realizar cada vez más actividades de ocio, cuando el verano está a las puertas.
Según anunció este viernes el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, el 52% de la población -25 millones de ciudadanos- pasará a la llamada fase 3, la última antes de regresar a la «normalidad», mientras que el 48% restante avanza también, aunque está un poco más rezagada, entre ellos los habitantes de Madrid y Barcelona.
Las cifras diarias sobre la evolución de la pandemia, cada vez más positivas, avalan esta desescalada.
Según informó hoy el Ministerio de Sanidad, en las últimas 24 horas hubo un fallecimiento, con lo que suman 27,134 las muertes desde el comienzo de la pandemia, mientras que los casos confirmados ascienden a 240,978, con 177 en el último día.
LA ANSIADA NORMALIDAD A LA VISTA
Desde el próximo lunes, los habitantes de once de las diecisiete regiones españolas podrán salir a pasear o hacer deporte sin limitación de horario, además se podrán reunir en grupos de hasta 20 personas o podrán asistir a bodas y ceremonias religiosas con un aforo del 75%.
También los bares y restaurantes ampliarán su aforo al 50%, igual que el comercio o los museos y salas de exposiciones, es decir, cada vez están más cerca de la ansiada normalidad.
Otras regiones más rezagadas pasarán a la llamada fase 2, como la Comunidad de Madrid, Cataluña y Castilla y León, las más afectadas por la pandemia, que se sumarán a Valencia y a tres provincias de Castilla-La Mancha, cuyas autoridades regionales prefirieron no avanzar en la desescalada.
A partir de la fase 3, los presidentes de las comunidades autónomas (regiones) recuperarán la «gobernanza plena», después de que algunas de sus competencias fueran asumidas por el Gobierno central en plena pandemia, cuando declaró el estado de alarma.
Además, podrán determinar si permiten la movilidad entre sus provincias así como cuándo dan por terminada esa fase y pasan la «normalidad», lo que supondrá también el fin del estado de alarma, cuya última prórroga aprobó también hoy el Gobierno.
Illa, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, insistió en que «esto no es un punto final, sino un punto y seguido» y la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, hizo un llamamiento a la responsabilidad ciudadana, especialmente a los jóvenes, que suelen salir más y reunirse en grupos más grandes.
Como anunció el Gobierno cuando comenzó la desescalada el pasado mes de mayo, esta está siendo asimétrica, ya que la incidencia del COVID-19 no ha sido igual en todo el territorio.
A LA ESPERA DE LOS TURISTAS
Dos de las regiones más turísticas de España, las Islas Baleares (Mediterráneo) y las Islas Canarias (Atlántico), que además tienen muy poca incidencia de la pandemia en las últimas semanas, ansían poner en marcha este sector, después de tres meses de parón, y recibir a los visitantes extranjeros, con las vacaciones estivales cada vez más cerca.
En este sentido, el Ministerio de Asuntos Exteriores apoya la iniciativa de Baleares de traer unos 6.000 turistas alemanes en la segunda quincena de junio a modo de «prueba piloto» para analizar el funcionamiento de las medidas a adoptar cuando se levanten las fronteras interiores de la Unión Europea el 1 de julio, según informaron hoy fuentes diplomáticas.
Los turistas vendrían de Alemania, al ser un país con unas condiciones epidemiológicas similares a las de España, por lo que permitiría poner a prueba las medidas de seguridad en frontera y de seguimiento de viajeros que España piensa imponer a partir de julio.
España apuesta por fijar reglas comunes en el conjunto de la UE para un sector tan importante como el turismo, aunque reconoce que «cada país es soberano en la toma de la decisión», dijo hoy la portavoz del Ejecutivo.
Desde Canarias solicitan al Gobierno que fije corredores seguros para reactivar el turismo internacional.
También la Costa del Sol se prepara para poner en marcha el sector turístico, uno de los motores económicos de esa zona del sur de España.