Washington, 17 ene (EFE) – Kenneth Starr y Robert Ray, dos fiscales especiales que investigaron durante años al expresidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001), formarán parte de la defensa del mandatario Donald Trump en su juicio político en el Senado, informaron este viernes varios medios.
Starr investigó a Clinton durante más de cuatro años desde 1994 y acabó indagando en el tema que provocó un juicio político a ese mandatario, su intento de ocultar su relación con Mónica Lewinsky; mientras que Ray le tomó el relevo en 1999 para continuar las pesquisas sobre ese presidente demócrata.
Ambos se unirán a un equipo de defensa encabezado por el abogado general de la Casa Blanca, Pat Cipollone, y por uno de los letrados personales de Trump, Jay Sekulow.
Estos dos últimos serán los abogados principales de Trump, y según la cadena CNN, contarán también con la ayuda de otra abogada personal del mandatario, Jane Raskin, y de la exfiscal general de Florida Pam Bondi, que desde finales del año pasado ha sido el rostro de la operación mediática de la Casa Blanca contra el «impeachment», como se conoce en inglés el juicio político.
El equipo legal de Trump se redondeará con la colaboración de Alan Dershowitz, profesor retirado de Derecho Constitucional de la Universidad de Harvard, quien confirmó en su cuenta oficial de Twitter que intervendrá en la fase de «argumentos orales» del proceso de destitución.
«Participo para defender la integridad de la Constitución y para prevenir la creación de un precedente constitucional peligroso», escribió Dershowitz, quien aseguró que no es «partidista» y que en 2016 votó por la candidata demócrata, Hillary Clinton, además de oponerse en 1999 al proceso de destitución del esposo de esta.
Sin embargo, Dershowitz ha defendido frecuentemente a Trump a lo largo de su Presidencia en entrevistas con cadenas de televisión conservadoras.
Se espera que Starr y Ray intervengan también activamente en el juicio político en el Senado. El primero de ellos comenzó en 1994 una investigación sobre la participación de los Clinton en un negocio fracasado, la firma Whitewater de bienes raíces en Arkansas en los años ochenta.
El negocio, que transcurrió mientras Clinton era gobernador de ese estado, estuvo vinculado a la quiebra de la Caja de Ahorros y Préstamos Madison, un banco de Little Rock, capital de Arkansas, manejado por socios de los Clinton en el negocio de Whitewater.
Starr amplió después su investigación a todo tipo de ámbitos, como el suicidio del asesor legal adjunto de la Casa Blanca, Vincent Foster; el despido de funcionarios que trabajaban en la oficina de viajes de la sede presidencial y la entrega a la Casa Blanca de algunos archivos de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).
Pero el celo fiscalizador de Starr se acentuó en 1998, cuando agregó la pesquisa para determinar si el presidente Clinton había mentido o si había obstruido la justicia para ocultar su relación con Lewinsky, un tema que motivó un juicio político pero que acabó en la absolución del mandatario en el Senado.
En 1999, Ray tomó el relevo a Starr para seguir indagando en el caso Whitewater, pero finalmente anunció en 2002 que no había encontrado pruebas de que Bill y Hillary Clinton hubieran cometido irregularidades en lo que respecta a ese escándalo inmobiliario.