Nueva York, 2 jul (EFE) – Las autoridades de Estados Unidos detuvieron e imputaron este jueves a la «socialite» británica Ghislaine Maxwell por «ayudar» al fallecido magnate Jeffrey Epstein a «explotar y abusar sexualmente de múltiples» niñas entre 1994 y 1997, en un caso que describieron como la «precuela» de los delitos atribuidos al financiero hace un año.
Maxwell, de 58 años, socia, amiga cercana y expareja de Epstein, fue detenida esta mañana en el estado de New Hampshire y comparecerá allí ante un juez después de que un gran jurado le imputara seis cargos, cuatro relacionados con su «papel» en la presunta trama de abusos sexuales a menores en torno al magnate, y dos de falso testimonio a la Justicia.
Así lo anunció la fiscal en funciones del Distrito de Nueva York, Audrey Strauss, cuya oficina acusó a Epstein en julio de 2019 de crear una red de tráfico sexual de menores entre 2002 y 2005 y abusar de decenas de ellas en sus mansiones de la Gran Manzana y Florida, caso penal que debió cerrarse debido a su suicidio en la prisión donde esperaba el juicio.
«Este caso contra Ghislaine Maxwell es la precuela del caso que impulsamos contra Jeffrey Epstein», destacó la fiscal, que sigue investigando junto al Buró Federal de Investigaciones (FBI) «a Epstein y a la gente de su entorno que facilitó abusos» a menores «vulnerables», presuntamente durante décadas.
Maxwell, la primera persona que afronta una imputación criminal en relación con esos abusos aparte del propio magnate, supuestamente «ayudaba a Epstein a identificar, hacerse amigo y preparar» a sus víctimas, con edades tan jóvenes como 14 años, para los abusos sexuales, y en algunos casos participó ella misma en esos abusos, explicó Strauss.
Los delitos de este caso se remontan al periodo entre 1994 y 1997, cuando la hija del empresario editorial británico Robert Maxwell mantenía una «relación íntima» con Epstein, y tuvieron lugar tanto en las lujosas propiedades del magnate en Nueva York, Palm Beach (Florida) y Santa Fe (New Mexico) como en la residencia personal de Maxwell en Londres.
De acuerdo a las autoridades, la acusada seguía un «método» para captar a las niñas: se iba acercando a ellas poco a poco preguntándoles sobre sus vidas y fingiendo interés, las llevaba al cine o de compras, y finalmente las animaba a aceptar «ofertas» de Epstein para pagarles viajes y educación, haciendo que se sintieran «endeudadas» con él.
Era entonces cuando Maxwell supuestamente «normalizaba» el abuso sexual ante las menores a través de un proceso de «preparación» (conocido como «grooming» en inglés) que pasaba por hablar de temas sexuales, desnudarse delante de ellas o estar presente en los actos sexuales que Epstein cometía en los infames masajes denunciados por varias de las víctimas.
Según el documento de la imputación, al que tuvo acceso Efe, una de las tres víctimas citadas tenía 14 años cuando conoció a Maxwell, que siguió ese mismo patrón descrito por la fiscal y en cuestión de un año empezó a ser abusada sexualmente por Epstein con la participación de Maxwell en «masajes sexualizados grupales».
En cuanto a los delitos de perjurio, la acusada aseguró bajo juramento en un litigio civil en Nueva York en 2016 no haber dado «nunca» un masaje, ni a Epstein ni a «nadie», así como otros detalles que aparecen recogidos en la imputación.
«¿Tenía Jeffrey Epstein una trama para captar niñas menores para que le hicieran masajes sexuales, que usted sepa? No sé de qué me habla», respondió Maxwell al tribunal en 2016, según aparece transcrita una de esas conversaciones.
La acusada estaba en paradero desconocido pero agentes de cuatro estados siguieron su pista y la localizaron «escondida en una preciosa propiedad en New Hampshire, donde seguía llevando una vida privilegiada mientras sus víctimas miraban el trauma infligido sobre ellas», agregó el jefe del FBI, William Sweeney, quien alabó la valentía de esas mujeres.
Una de ellas, la neoyorquina Jennifer Araoz, que ha denunciado públicamente abusos de Epstein cuando era menor, dijo este jueves en una nota recogida por medios locales que respira «con alivio porque el arresto de Maxwell significa algo de justicia para las supervivientes», y aseguró que la heredera británica «era el centro» de la red de tráfico sexual.
Por otra parte, la fiscal dijo que «las puertas siguen abiertas» y que estarían encantados de «escuchar las declaraciones» del príncipe Andrés, una de las figuras de la alta sociedad que Maxwell supuestamente presentó a Epstein y que se retiró de sus funciones públicas el año pasado tras una polémica entrevista sobre su relación con el magnate.