Nueva York (EFEUSA) – El aparente suicidio del magnate Jeffrey Epstein en el penal de Nueva York donde esperaba un juicio por tráfico sexual de menores ha generado preguntas sobre las circunstancias de su encarcelamiento, que las autoridades tratan de esclarecer mientras sus denunciantes siguen buscando justicia.
El fiscal general y titular del Departamento de Justicia de EE.UU., William Barr, señaló este lunes en una rueda de prensa en Nueva Orleans que el Gobierno «ha sabido de serias irregularidades» en el Metropolitan Correctional Center (MCC) de Manhattan, «que son profundamente preocupantes y demandan una exhaustiva investigación».
Barr destacó que el proceso en el que estaba imputado el empresario fallecido seguirá «contra cualquiera que fuera cómplice de Epstein. Ninguno de los que conspiraron con él debería estar tranquilo, las víctimas merecen justicia y la tendrán», sentenció.
Los guardias de seguridad del MCC estaban haciendo su ronda matutina este sábado cuando hallaron a Epstein, de 66 años, colgado en su celda hacia las 06.30 hora local (11.30 GMT), según indicó el Buró de Prisiones de EE.UU.
Tras la certificación de su fallecimiento en un hospital, Barr se declaró «horrorizado» de que el suceso ocurriera «bajo custodia federal» y ya adelantó que había «preguntas serias que se deben contestar».
El FBI intentará responder a estas preguntas con una investigación que, entre otras cosas, incluye el registro efectuado hoy en la residencia del magnate en las Islas Vírgenes, según la cadena NBC, en la que los lugareños denominaban «Isla del Pedófilo».
Entre las cuestiones que ahora abordan esta pesquisa y otra del Departamento de Justicia está la de por qué Epstein no estaba sometido al servicio de vigilancia 24 horas contra suicidios si el pasado 23 de julio lo encontraron inconsciente en su celda compartida, con marcas en el cuello, en un aparente intento.
De acuerdo a The Wall Street Journal, que cita fuentes cercanas al asunto, fueron los abogados del magnate, con los que se estaba reuniendo hasta 12 horas diarias a finales de julio, quienes solicitaron que se le retirara esa vigilancia específica, pasando a un «estatus de observación especial».
Según este estatus, Epstein debía recibir visitas de los guardias cada 30 minutos y contar con un compañero de celda, condiciones que no se cumplieron en las horas previas a su muerte, cuya causa la Oficina Forense de Nueva York no ha querido determinar una vez realizada la autopsia rutinaria, a falta de información adicional.
El magnate, detenido el 6 de julio y acusado de crear una red de tráfico sexual para abusar de niñas en sus mansiones de Nueva York y Florida, hubiera sido juzgado el año que viene, una década después de afrontar acusaciones similares y firmar un acuerdo con la Fiscalía del Sur de Florida para poner fin a aquella investigación.
El fiscal de Manhattan, Geoffrey Berman, que impulsó la nueva demanda, ha reconocido lo «perturbador» del suceso, que puede «obstaculizar» que las víctimas de Epstein logren justicia, pero ha reiterado su «compromiso» con las «valientes mujeres jóvenes que ya han dado un paso y las muchas que aún lo tienen que hacer».
«Déjenme reiterar que seguimos comprometidos a estar con ustedes y que nuestra investigación de la conducta que se imputa en la acusación -que incluye un cargo por conspiración- sigue en marcha», añadió Berman, haciendo referencia a las potenciales ramificaciones del caso ante la ausencia del acusado principal.
Y es que el abrupto final del millonario se produjo horas después de que un juez decidiera hacer públicos 2,000 documentos sobre él, relacionados con otro proceso -ya cerrado- en el que una alegada víctima de Epstein acusó a una amiga cercana de éste de ser su «reclutadora» de niñas y de difamarla por llamarla mentirosa.
Se trata de Ghislaine Maxwell, una mujer de la alta sociedad británica demandada en 2015 por Virginia Giuffre, que la consideró una «madame» de Epstein cuando lo acusó de haberla traficado siendo una adolescente y forzado a mantener sexo con importantes figuras políticas o de negocios.
Debido a las conexiones sociales de Epstein y a las extrañas circunstancias de su muerte, desde el sábado circulan en internet numerosas teorías conspiratorias, una de ellas amplificada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, a millones de sus seguidores.
En su cuenta de Twitter, Trump compartió el mensaje de un hombre que aseguraba que Epstein «tenía información sobre Bill Clinton y ahora está muerto», en una sugerencia velada.
Entretanto, la atención se ha centrado también en las supuestas víctimas de su abuso, como Jennifer Araoz, quien declaró este sábado su «enfado» por que Epstein ya «nunca enfrente las consecuencias de los crímenes» que cometió.
«Espero que las autoridades persigan e imputen a sus cómplices y facilitadores, y aseguren una compensación a las víctimas», sostuvo en un comunicado.
Su disgusto se suma al de algunas denunciantes que han recurrido a sus abogados para lamentar el giro en los acontecimientos y criticar a la prisión de Manhattan por «permitir que esto ocurra», según transmitió la letrada Lisa Bloom citando a una persona no identificada.
«En nombre de las víctimas a las que represento, hubiéramos preferido que viviera para afrontar la justicia. Nuestros casos civiles aún pueden proceder contra su patrimonio. Las víctimas merecen sanar por el daño vital que les causó. Solo estamos empezando», publicó Bloom en su cuenta de Twitter.