Sídney (Australia) (EFE) – Las autoridades de Australia ordenaron la evacuación de unas 30.000 personas y el cierre de decenas de escuelas y guarderías ante las condiciones meteorológicas «catastróficas» previstas para este miércoles y que podrían avivar los incendios forestales en el suroriental estado de Victoria.
Según los pronósticos de la Oficina de Meteorología de Australia, las temperaturas rondarán hoy los 40 grados centígrados acompañadas por fuertes vientos en parte de Victoria, donde la preocupación se centra en el incendio forestal en Bayindeen, a unos 170 kilómetros al noroeste de la ciudad de Melbourne.
Allí, las autoridades temen que las llamas, que han calcinado desde el pasado jueves unos 213 kilómetros cuadrados de terreno (un área más grande que la que ocupa la ciudad española de Barcelona), se expanda a las localidades cercanas de Beaufort, Elmhurst, Amphitheatre, Lexton, Learmonth y Clunes.
«Nos enfrentamos a importantes problemas de combustión, meteorológicos y topográficos en el terreno del incendio», advirtió hoy el experto de la Autoridad Rural de Incendios, Jarrod Hayse, en declaraciones a los medios desde la ciudad de Ballarat, recoge la cadena pública australiana ABC.
Estas condiciones podrían provocar que el incendio de Bayindeen, que ha calcinado unas seis casas y provocado la muerte de un número indeterminado de ganado, continúe dejando un rastro de destrucción en esta zona rural de Victoria, donde se han desplegado medio millar de bomberos y seis aeronaves para luchar contra las llamas.
Asimismo, en el vecino estado de Australia del Sur también se prevén condiciones extremas que podrían derivar en incendios.
La temporada de incendios en Australia, uno de los países más vulnerables a la crisis climática, varía según la zona y las condiciones meteorológicas, aunque generalmente se registran en el verano austral, entre los meses de diciembre y marzo.
Entre 2019 y 2020, durante el bautizado como ‘Verano Negro’, al menos 33 personas perdieron la vida por los incendios que asolaron gran parte de Victoria y Nueva Gales del Sur que afectó a unos 3,000 millones de animales, calcinó unas 3,000 viviendas y quemó unas 180,000 kilómetros cuadrados de terreno.