Washington, 8 nov (EFE) – Los comités de la Cámara Baja encargados de la investigación de juicio político al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han publicado esta semana las transcripciones de los testimonios a puerta cerrada de algunos de los testigos que han comparecido ante los legisladores en el último mes, sacando así a la luz irregularidades vividas en el seno de la Administración.
En septiembre, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, anunció el inicio de esas pesquisas después de las filtraciones aparecidas en medios de comunicación sobre una llamada en julio entre Trump y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, en el que el gobernante estadounidense presionó al de Ucrania para que investigara a su rival político, el ex vicepresidente Joe Biden, y a su hijo Hunter por presunta corrupción en ese país.
Estas son las claves de algunas de las comparecencias más sonadas:
ACOSO Y DERRIBO A UNA EMBAJADORA
La exembajadora de Ucrania Marie Yovanovitch denunció que fue objeto de una campaña contra su persona orquestada por el entorno de Trump, en especial por su abogado personal, Rudy Giulani.
Yovanovitch, nombrada por el expresidente Barack Obama (2009-2017), fue ratificada en el cargo por Trump en marzo de 2019, pero fue cesada un mes después.
La diplomática insinuó en su testimonio que su despido pudo tener que ver con los intereses financieros en Ucrania de Giuliani. «Los individuos que han sido nombrados en la prensa como contactos del señor Giuliani podrían haber creído que sus ambiciones financieras personales peligraban con nuestra política anticorrupción en Ucrania», expresó ante los legisladores.
La exembajadora supo a través de «integrantes del Gobierno ucraniano» que Giuliani «tenía planes» junto al ex fiscal general del país Yuriy Lutsenko de echarla del cargo.
«BULLYING» EN EL DEPARTAMENTO DE ESTADO
Congresista Adam Schiff: «Lo que el sr. Kent estaba expresando con usted era su preocupación de que estaba sufriendo ‘bullying’ por parte del Departamento de Estado. ¿Es eso correcto?»
Sr. Mckinley: «Eso es correcto».
Con esta respuesta Michael McKinley, uno de los principales asesores del secretario de Estado, Mike Pompeo, confirmó que George P. Kent, un alto funcionario del mismo departamento, le había comunicado que sufría acoso por parte de compañeros que querían silenciarlo, en respuesta una pregunta de Schiff, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja.
McKinley renunció en octubre al cargo al sentir que Trump estaba empleando el Departamento de Estado para sus propios fines políticos, afirmó en su declaración.
«En 37 años en el servicio internacional y en diferentes partes del globo trabajando en muchos asuntos controvertidos y trabajando 10 años en Washington, nunca había visto esto», declaró en su comparecencia del 16 de octubre.
LAS DESMEMORIAS DE UN TESTIGO
Los testimonios de otras personas que han comparecido le han «refrescado la memoria sobre ciertas conversaciones» al embajador de EE.UU. ante la Unión Europea (UE), Gordon Sondland, ya que el diplomático matizó algunas de sus declaraciones a los legisladores en un anexo que les envió y que se ha hecho público esta semana junto a su testimonio.
En su primera intervención, Sondland obvió un detalle importante sobre la ayuda militar a Ucrania que supuestamente Trump condicionó a que Kiev abriera una investigación sobre corrupción contra los Biden.
En concreto, en el anexo el enviado especial ante la UE admitió que él mismo comunicó a un asesor de Zelenski, Andréi Yermak, que la entrega de la asistencia estaba sujeta a esa indagación, durante una reunión en Varsovia el 1 de septiembre.
UNA LLAMADA A LA QUE NO TODO EL MUNDO ESTABA INVITADO
«Sondland me dijo que el horario iba ser distinto, que la hora de la llamada iba a cambiar y yo le pregunté algo como ¿No deberíamos avisar a todo el mundo que supuestamente debe estar en esta llamada? La respuesta fue que no me preocupara por ello».
Así relató el embajador estadounidense en funciones en Ucrania, William Taylor, cómo el enviado ante la UE no quiso avisar del cambio de hora de la llamada entre Trump y Zelenski del pasado 25 de julio a parte de los funcionarios que debían estar presentes.
Esto le hizo sospechar que había «dos canales» en las relaciones con Ucrania: el habitual, que estaba siendo «suprimido», y uno «que no tenía respeto por el interés de tener al personal habitual» en este tipo de intercambios telefónicos.
¿HUBO «QUID PRO QUO»?
Una de las preguntas a la que tuvieron que responder todos los declarantes fue si consideraban que en la conversación entre Trump y Zelenski hubo «quid pro quo» -expresión latina para designar que algo se da a cambio de otra cosa- relacionado con la ayuda a Ucrania, un punto que la Casa Blanca llegó a reconocer en octubre pero después negó tajantemente.
Con su testimonio, Sondland reconoció abiertamente la relación entre esa asistencia y la necesidad de que Kiev abriera una investigación sobre la supuesta corrupción de los Biden.
Una afirmación que corroboró Taylor: «Era claro para mí que el dinero para la ayuda en seguridad no llegaría hasta que el presidente (de Ucrania) se comprometiera a llevar a cabo la investigación».