Nueva York, 24 de noviembre de 2021 (EFE) – Hace 20 años que la posibilidad de recrear copias exactas de nuestros seres queridos se hizo palpable con el anuncio de una compañía estadounidense de que había logrado clonar embriones humanos, una noticia que sin embargo desató una oleada de críticas tanto entre científicos como entre la clase política que aún siguen vigentes.
El 25 de noviembre de 2001, Advanced Cell Technology (ACT), con sede en Massachusetts, publicó los resultados de una de sus investigaciones en el Journal of Regenerative Medicine, en la que concretó que sus científicos habían extraído el ADN del núcleo de un óvulo humano y lo habían sustituido con el ADN de una célula diferenciada.
Después, consiguieron que esta combinación se desarrollara hasta un «estado embriónico» en ocho de los ovocitos, según un comunicado de la compañía, pero solo uno de ellos llegó a una fase de seis células hasta que dejó de dividirse.
CREADORES SE BLINDARON CONTRA LAS CRÍTICAS
Aunque el logro aún quedaba a una considerable distancia de poder desembocar en la clonación de humanos, la noticia sacudió el mundo y causó una fuerte polémica, algo que ya parecieron prever los directivos de ACT, que se adelantaron a las críticas en su comunicado inicial.
«Nuestra intención no es la de crear clones de seres humanos, sino desarrollar terapias que salven vidas para una amplia variedad de enfermedades humanas, incluidas la diabetes, apoplejías, cáncer, sida, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer», dijo entonces el vicepresidente de desarrollo médico y científico de ACT, Robert Lanza.
«Solo estoy tratando de ayudar a las personas que están enfermas, y ese realmente es nuestro objetivo», insistía el presidente y consejero delegado de la empresa, Michael West, que a la vez subrayaba que solo se trataba de «crear vida celular humana, no una vida humana».
Pese a ello, la indignación no tardó en aparecer, expresada incluso por el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush.
«El presidente ha dejado claro que está completamente en contra de cualquier tipo de clonación de embriones humanos», dijo la entonces portavoz de la Casa Blanca Jennifer Milerwise.
Unos meses antes del estudio publicado por ACT, una empresa que en los años siguientes se cambió de nombre y luego fue absorbida por otra compañía, el Congreso de EE.UU. aprobó la prohibición de la clonación humana bajo penas de hasta diez años de prisión y multas de un millón de dólares.
La medida, sin embargo, nunca se transformó en ley federal, porque no llegó a pasar por el Senado, donde debía ser ratificada.
DUDAS DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA
Además de las críticas en el aspecto ético de lo que podía significar la clonación humana, y los posibles usos que se le podía dar como la creación de esclavos laborales, ACT se enfrentó a duros comentarios de compañeros científicos, que apuntaron que el hecho de conseguir que una célula se dividiera un puñado de ocasiones no podía describirse como un resultado exitoso.
En un documento de la Universidad de Arizona, la historiadora en biología moderna Lijing Jian explicó la polémica que despertó ACT entre los científicos por su «hiperbólico» anuncio de haber clonado el primer embrión humano.
«Lo que había conseguido en realidad ACT (…) era la creación de un cuasi-embrión aberrante de seis células humanas que no se parecía en nada a un blastocisto (embrión de 5 o 6 días de desarrollo), y mucho menos a un feto humano», subrayó Jian en su escrito.
Desde entonces, y aunque los avances de la ciencia han sido constantes, los expertos aún dicen que clonar seres humanos es muy difícil, debido a la complejidad de las células humanas, como ha apuntado el biólogo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Horacio Merchant Larios.
Eso no ha impedido a un polémico grupo estadounidense de dudosa reputación, Clonaid, experimentar durante años con embriones humanos, unos esfuerzos que, según la organización, han resultado en la clonación de varios bebés -el primero de ellos en 2003-, aunque los datos científicos de este supuesto hito nunca fueron facilitados, por lo que los expertos niegan que esto haya ocurrido.