Doha, EFE – Irán, a la que no pocos daban por desahuciada tras ser goleada por Inglaterra (2-6) en su debut, sorprendió este viernes al derrotar por dos goles a cero a la Gales de Gareth Bale, en el partido de la segunda jornada del grupo B del Mundial de Qatar, que el equipo que dirige otro exmadridista, el portugués Carlos Queiroz, resolvió en la prolongación.
Dos goles de Rouzbeh Cheshmi -en el miunto 98- y otro de Ramin Rezaihan -en el 101- le dieron una merecida victoria a Irán sobre Gales, que jugó desde el 86 con un jugador menos, por la expulsión de su portero, Wayne Henneseey -el primer excluido del Mundial- y en la que a Bale, cinco veces ganador de la Liga de Campeones con el Real Madrid, se le aguó su récord de internacionalidades, que elevó a 110 en el estadio Ahmad Bin Ali de Al Rayyan.
Queiroz llegó al Mundial envuelto a todo tipo de polémicas ajenas a su voluntad y relativas a las revueltas internas de Irán; que se incrementaron cuando, en el primer partido, sus jugadores decidieron no cantar su himno nacional. Algo que sí hicieron esta vez antes de enfrentarse a Gales a vida o muerte.
El ex técnico madridista, que había advertido en la previa de que «esto no es como empieza, sino como acaba» efectuó cinco cambios con respecto al equipo que cayó goleado por Inglaterra (6-2) el pasado lunes. El del lesionado portero Beiranvand, por el que entró Hosseini -que lo sustituyó casi al principio del choque contra el equipo de los ‘Tres Leones’- estaba cantado. Y destacó la entrada en el once titular de Sarder Azmoun, del Bayer Leverkusen alemán, convocado por el portugués tras resistir a las presiones del régimen de Teherán, que solicitaba el veto del mismo por manifestarse públicamente en contra del asesinato, hace dos meses, de Mahsa Amini, por no llevar correctamente colocado el velo.
Fue Azmoun el primero en avisar a los del Dragón de que Irán no tiraba la toalla. En el minuto 16 robó un balón en el centro del campo y combinó en una doble pared con Gholizadeh que acabó en gol de este. Un tanto anulado por el VAR, que detectó su posición en fuera de juego. Con el que, no obstante, Irán había respondido, tres minutos después, a la primera ocasión clara de Gales: en un centro desde la derecha de Roberts, que, tras remate de Moore, rechazó, en una gran intervención, Hosseini.
Azmoun asustó, con un cabezazo (m.23) que pasó rozando el poste, a los galeses; y a su técnico, apenas unos minutos después, cuando durante unos instantes se temió por la integridad física de una de las estrellas del cuadro persa, que, finalmente, no tuvo que ser sustituido.
El delantero del Bayer Leverkusen siguió en el terreno de juego, para mayor alegría de Queiroz, que observaba la velocidad y talento de su muy valiente atacante.
Si la primera parte fue realmente vistosa, la segunda empezó con un ritmo trepidante y un Irán que puso contra las cuerdas a Gales con una jugada en la que remató dos veces seguidas al poste, la primera por mediación de Azmoun; y la segunda, inmediatamente después, en la continuación de la misma, de Gholizadeh; otro balón que cabeceó Azmoun acto seguido y salvó sobre la línea Hennessey.
El partido entró en una fase trepidante, en la que Gales respondía como podía al elegante, rápido y vertical juego del equipo de Queiroz, a cuya fiesta se había sumado Taremi, autor de los dos goles contra Inglaterra.
El brillante Azmoun, aplaudido por su afición, dejó su puesto a Ansarifard en el 67; pero Irán no dejó de pisar el acelerador. Y sólo cinco minutos después Ezatolahi obligó a lucirse de nuevo a Hennessey, el guardameta galés, el mejor de su equipo, antes de ser expulsado este viernes, que con la punta de los dedos desvió un balón que rozó, de nuevo, el poste.
Pero Gales respondía, con Davies rozando el larguero desde lejos. Antes de que llegase la jugada que marcó el partido, pero que para nada desmereció la victoria de la selección persa. Cuando Taremi se iba solo fue derribado fuera del área por Hennessey, al que el guatemalteco Escobar le mostró una amarilla antes de ser llamado por el VAR y finalmente, enseñarle, en el 86, la tarjeta roja al portero galés. Cuyo puesto ocupó Ward, que entró por Ramsey.
El final no pudo haber sido más loco, porque Gales pudo marcar con uno menos, antes de que Rouzbeh Cheshmi, que había entrado por Noorolahii, anotase un auténtico golazo desde fuera del área, en el minuto 98.
Gales se lanzó a la desesperada y en un nuevo contraataque, tres minutos después, Rezaeian puso la puntilla para mayor alegría del veterano Queiroz, que sabe muy bien de qué va este negocio; y que, con humildad centró la atención en sus jugadores, a los que cedió honores.
«No tengo palabras para mostrarles mi gratitud. Vienen de una situación muy difícil, pero hoy sólo pensaron en el fútbol. Jugaron sin miedo y se expresaron como saben. Nos merecimos esta victoria. Mis chicos son brillantes», comentó el técnico portugués tras liderar a Irán hacia otra de las sorpresas de este Mundial.