Lake Buena Vista (Florida, EE.UU.), 18 sep (EFE) – El alero estrella LeBron James está de vuelta a las finales de conferencia, nada menos que por undécima vez, pero hará su debut en las del Oeste con su equipo de Los Angeles Lakers cuando a partir, de hoy, viernes, se enfrenten a los sorpresivos Nuggets de Denver.
Todo estaba listo para el duelo entre los Lakers ante sus vecinos de los Clippers, ambos cargados de estrellas -James, Anthony Davis, Kawhi Leonard y Paul George- a base de contratos multimillonarios.
Era el choque ‘deseado’ y ‘soñado’ por la NBA y las cadenas de televisión que tienen los derechos de trasmisión de los partidos que se disputan en la burbuja de Orlando, al considerar que se trataba de unas Finales anticipadas después de la eliminación de los Bucks de Milwaukee en la Conferencia Este.
Pero en medio se cruzaron los jóvenes Nuggets, con el base canadiense Jamal Murray y el pívot serbio Nikola Jokic convertidos en héroes deportivos, que remontaron una desventaja de 1-3 en la serie para ganarla 4-3 y hacer historia, al ser el primer equipo que consigue superar esa desventaja en dos series consecutivas.
La hazaña deportiva lograda por los Nuggets no ha sido suficiente para darle el crédito de equipo ganador que puede imponerse a cualquier rival y por el contrario salen de nuevo colocados como los perdedores de la serie.
«Todo está bien con nosotros», comentó Murray, que anotó 40 puntos en el decisivo séptimo partido ante los Clippers. «De momento, ya hemos tapado muchas bocas y vamos a seguir por el mismo camino ante tanto adivinador».
Por su parte, Jokic, que aportó un triple-doble ante los Clippers en el decisivo séptimo partido, aseguró: «Nadie nos quiere aquí. Nadie cree que podamos hacer algo, pero nos demostramos a nosotros mismos y al resto de la liga que siípodemos».
El entrenador de los Nuggets, Michael Malone, también fue directo al admitir que el desafío ante los Lakers es el mayor que han tenido, aunqueno sean los favoritos.
«Nuestro objetivo nunca fue llegar a un séptimo partido», aclaró Malone. «Nuestro objetivo cuando comenzamos toda esta temporada era ganar un campeonato. Por más indignante que pueda parecerle a la gente fuera de nuestro grupo, nunca lo perdimos de vista. Mantuvimos nuestra fe en eso».
Una confianza que deberá ser más grande que nunca porque los Lakers cuentan con todo a su favor, empezando con la presencia de James, quien a sus 35 años, ha recuperado su mejor nivel de juego y por undécima vez disputará unas finales de conferencia y de tener ya tres títulos de campeón de la NBA en su poder.
Su presencia, unida a la del pívot estrella Anthony Davis, que jugará las primeras de su carrera profesional, les da a los Lakers la ventaja de la experiencia ante los Nuggets, que son el equipo más joven de la NBA que sigue en los playoffs.
Además tienen marca de 8-2 desde que comenzaron los playoffs y en los duelos entre ambos equipos durante la temporada regular los Lakers ganaron 3-1 la serie.
Nada de eso importa a los Nuggets y más después de haber remontado primero ante los Jazz de Utah y luego ante los Clippers una desventaja de 1-3.
Algo que James asume como el punto de partida que deben de tener en cuenta para no verse sorprendidos desde el inicio de la serie como les sucedió con los Rockets de Houston, un equipo muy inferior a los Nuggets en el juego interior, al carecer de un auténtico pívot.
«Nos vamos a enfrentar al equipo que ha logrado llegar a la final y por lo tanto va a tener las mismas oportunidades que nosotros de luchar por el título», comentó James. «Los partidos los tenemos que ganar en el campo y debemos estar más preparados que nunca».
Davis, que en la temporada regular le ganó el dueño individual a Jokic, reconoció que el pívot serbio es un peligro constante en todas las facetas del juego.
«Cuando esta inspirado es muy difícil sacarlo de un partido, porque puede ayudar al equipo en donde lo necesite», destacó Davis. «Siempre es complicado enfrentarse a Jokic, no tengo ninguna duda que en las finales lo será aún más».
Pero quizás lo que más preocupa a James y a los Lakers es la fuerza mental con la que llegan los Nuggets a la eliminatoria en la que de nuevo no habrá aficionados y el equipo de Denver ha demostrado que no tiene miedo a ningún rival y que sabe jugar mejor que nadie bajo presión.
«No le tenemos miedo a nadie», reiteró Malone después de eliminar a los Clippers y poner a los Nuggets por primera vez en la final de la Conferencia Oeste desde el 2009.
«Lo hemos demostrado una y otra vez».
Pero James y Lakers, que vuelven a las finales de la Conferencia Oeste por primera vez desde el 2010, son conscientes que con la eliminación de los Clippers y los Bucks el camino para un nuevo título de liga lo tienen más despejado que nunca.