El «Hombre del robo» deja una huella imborrable en la historia de las Grandes Ligas
Rickey Henderson, uno de los jugadores más icónicos en la historia del béisbol, falleció el viernes 20 de diciembre de 2024, a los 65 años, según informaron diversos medios.
La causa de su muerte fue una neumonía. Su partida ocurre pocos días antes de su cumpleaños, que habría celebrado el 25 de diciembre.
Henderson, conocido como el “Hombre del Robo” por su incomparable habilidad para robar bases, redefinió la posición de bateador inicial y dejó un legado que lo convierte en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Nacido en Arkansas y criado en Oakland, California, firmó con los Oakland Athletics en 1976, rechazando varias becas para jugar fútbol americano.
Además de su legendaria carrera en las Grandes Ligas, Rickey Henderson dejó una huella significativa en la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico durante la temporada 1980-81.
Jugando para los Leones de Ponce, Henderson no solo deslumbró con su velocidad, sino que estableció un récord que sigue siendo parte de su legado. Robó 44 bases esa temporada, superando el récord previo de 41 y consolidando su estatus como uno de los mejores robadores de bases en la historia del béisbol.
Un ascenso histórico y una carrera llena de récords
En 1980, en su primera temporada completa en las Grandes Ligas, Henderson rompió el récord de bases robadas de la Liga Americana, superando las 96 robadas por Ty Cobb al alcanzar 100. Dos años después, en 1982, Henderson rompió el récord de Lou Brock al robar 130 bases en una sola temporada, un hito que sigue sin ser superado.
Henderson jugó durante 25 temporadas para nueve equipos, incluidos los Yankees, Mets, Padres, Dodgers y Azulejos, pero fue con los Athletics, en la década de 1980 y 1990, donde dejó su mayor huella. Fue líder de la Liga Americana en bases robadas en 12 temporadas y estableció marcas históricas en bases robadas (1,406), carreras anotadas (2,295) y bases por bolas no intencionales (2,129).
Entre sus innumerables logros, ganó el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1990 y fue seleccionado 10 veces al Juego de Estrellas. Además, ganó dos Series Mundiales, una con los Athletics en 1989 y otra con los Azulejos en 1993.
Cinco momentos icónicos en la carrera de Rickey Henderson
- El récord de bases robadas de todos los tiempos
El 1 de mayo de 1991, Henderson robó su base número 939, superando el récord de Lou Brock. En una declaración memorable tras lograrlo, dijo con confianza: «Soy el mejor de todos los tiempos», encapsulando su estilo audaz y carismático. - El récord de carreras anotadas
El 4 de octubre de 2001, Henderson anotó su carrera número 2,246, superando a Ty Cobb como el líder histórico en esta categoría. Este hito lo logró con un jonrón contra los Dodgers de Los Ángeles, destacando su capacidad para anotar desde cualquier posición. - Su hit número 3,000
El 7 de octubre de 2001, Henderson alcanzó su hit número 3,000 con un doble ante los Padres de San Diego. En un gesto de respeto, salió del juego tras anotar para que su compañero Tony Gwynn recibiera los aplausos en su último partido profesional. - El récord de bases robadas en una temporada
En 1982, Henderson alcanzó 130 bases robadas, superando el récord de Lou Brock de 118. Este logro consolidó su posición como el corredor más veloz y estratégico en la historia del béisbol. - Inicio explosivo en la Serie Mundial de 1989
En el tercer juego de la Serie Mundial de 1989, Henderson abrió con un jonrón ante los Gigantes de San Francisco. Este momento ayudó a los Athletics a completar una barrida histórica y demostró su capacidad para brillar bajo presión.
Un legado eterno
Rickey Henderson no solo fue un jugador que rompió récords, sino un símbolo de la excelencia en el béisbol. Su impacto en el deporte y en las comunidades donde jugó será recordado por siempre. La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de tributos que destacan su velocidad, confianza y pasión por el juego.