‘El Rey’ estaba decidido a escribir este capítulo desde que se dio cuenta de que su primogénito había heredado algunas de sus virtudes
Washington (EFE) – LeBron James sabía que estaba haciendo historia de la NBA cuando se plantó al lado de su hijo Bronny para que las cámaras captaran el momento. «James 23» junto a «James Jr. 9» sobre la cancha: primer padre e hijo en coincidir en un mismo partido de la liga, además con la misma camiseta.
Pasó el 6 de octubre, en un duelo de pretemporada que disputaron Los Angeles Lakers y Phoenix Suns. Los Lakers perdieron, pero lo que quedó de ese partido fue la imagen para la posteridad.
Con cuatro anillos en sus manos e infinidad de récords de la NBA en el bolsillo, entre ellos el de máximo anotador de la historia de la liga, pocas cosas le quedaban a LeBron por hacer, pero jugar con su hijo era una de ellas.
‘El Rey’ estaba decidido a escribir este capítulo desde que se dio cuenta de que su primogénito había heredado algunas de sus virtudes.
El tiempo, sin embargo, jugaba en su contra: James está a punto de cumplir 40 años y es actualmente el jugador más veterano de la NBA, a punto de empezar su temporada 22 en la élite del baloncesto.
Este verano hizo que los astros se alinearan y, con su contrato con Los Angeles Lakers finalizado, firmó una extensión por dos años a razón de 104 millones de dólares y convenció a la franquicia angelina para ‘draftear’ a su hijo.
Para Bronny, que cumplió 20 años precisamente el día del primer partido junto a su padre, supuso un enorme salto, ya que apenas llevaba un año en la liga universitaria jugando -de suplente- para los ‘Trojans’ de la Universidad del Sur de California.
Durante meses todo eran dudas sobre si estaba listo para dar ese salto a la NBA, pero finalmente los Lakers lo eligieron en la segunda ronda del ‘draft’, en la posición 55.
¿Directo a la Liga G?
LeBron va a querer que la imagen del ’23’ junto al ‘9’ se repita ahora en un partido de la temporada regular, que empieza mañana, pero el papel de Bronny este año con los Lakers está condenado a ser testimonial.
Todo el mundo da por hecho que la franquicia angelina enviará al primogénito James a los South Bay Lakers, su equipo de desarrollo en la Liga G, para que pueda sumar minutos.
«No tengo ningún problema en tomarme estos primeros años como aprendizaje y luego ir creciendo a partir de ahí.», dijo este verano Bronny, sobre la posibilidad de disputar la Liga G con los South Bay.
«Sé que no voy a entrar en la rotación de inmediato. Así que he aceptado ese rol y vengo cada día a mejorar y a aprender de los veteranos», añadió.
Aunque fue la sensación mediática de la liga de verano de la NBA, lo cierto es que sus números demostraron que está todavía verde.
En los seis partidos del torneo promedió 7 puntos con un pobre porcentaje de acierto del 32.7% en tiros de campo, 3.5 rebotes, 1.5 asistencias y 1.8 pérdidas.
También es cierto que en los dos últimos partidos, con 12 puntos contra los Atlanta Hawks y 13 contra los Cleveland Cavaliers, dejó un buen sabor de boca y las mayores ovaciones entre los aficionados que fueron a verle en Las Vegas.
El enorme reto ahora para Bronny es demostrar que tiene un sitio en la NBA más allá de su apellido.