Bruselas (EFE) – Cinco países situados en el suroeste del océano Índico pierden cada año un total de $142.8 millones estadounidenses en ingresos debido a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) de atún y gambas, según un informe publicado este jueves por la organización ecologista WWF.
El documento expone «las potenciales pérdidas financieras anuales» como resultado de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada de especies de atún y gamba en el suroeste del océano Índico entre 2015 y 2021, las aguas regionales de Kenia, Tanzania, Madagascar, Sudáfrica y Mozambique, indicó WWF en un comunicado.
Esos cinco países juntos habrían dejado de ingresar hasta $142.8 millones al año.
La organización ecologista afirmó que «alrededor del 36%» de todos los esfuerzos pesqueros de atún y gamba entre 2016 y 2021 fueron «potencialmente» ilegales, no declarados o no reglamentados.
Según WWF, los Estados miembros de la UE son «responsables de algunos de los niveles más elevados de esfuerzo pesquero en las aguas del suroeste del océano Índico y son los principales socios comerciales de la región para el atún y las gambas».
Sobre el atún, WWF aseguró que la sobrepesca es «un problema persistente» en el océano Índico y que en el caso del atún claro el 37% de las capturas eran juveniles y el 53.7% estaba por debajo de la talla óptima entre 2015 y 2019.
Agregó que para las especies sobreexplotadas, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada «agrava aún más las presiones» sobre las poblaciones y «pone en riesgo tanto el futuro de la pesca como la salud de la red alimentaria oceánica en general».
En el suroeste del océano Índico operan barcos que pescan fuera de sus propios territorios y las flotas costeras de pequeña escala.
De acuerdo con la organización ecologista, la supervisión «ineficaz» de las pesquerías abre la puerta a que las grandes embarcaciones de los países extranjeros puedan practicar la pesca ilegal, no declarada o no reglamentada a una escala «que acaba con los recursos locales y aumenta la presión sobre las poblaciones de peces que ya están sobreexplotadas», lo que crea a su vez «un nivel de demanda que se satisface en cierta medida con la pesca INDNR».
El 48.7% de todo el esfuerzo pesquero de atún en la región entre 2016 y 2021 fue «potencialmente ilegal o no reglamentado», según WWF.
«De media, las pérdidas económicas potenciales para la región a causa de la pesca INDNR del atún entre 2015 y 2021 ascendieron a aproximadamente $95.8 millones estadounidenses (85.6 millones de euros) cada año», indicó la organización.
Entre 2016 y 2021, los grandes barcos extranjeros fueron responsables de «aproximadamente el 78% de todas las capturas de túnidos, y España ocupó el quinto lugar en cuanto a esfuerzo pesquero en las zonas económicas exclusivas de las naciones del suroeste del océano Índico».
«Francia, Portugal y España fueron tres de los cinco principales socios comerciales de la región. Por lo tanto, la UE desempeña un papel crucial para influir y defender las mejores prácticas en la pesca sostenible, la trazabilidad de los productos del mar y la información comercial precisa para combatir la pesca INDNR», expuso.
En cuanto a las gambas y los langostinos, las posibles pérdidas económicas derivadas de la pesca INDNR ascendieron a «aproximadamente $47 millones estadounidenses (42.3 millones de euros) cada año entre 2015 y 2021».
«Más de una cuarta parte (26.4%) de todas las actividades de pesca de gambas eran potencialmente ilegales y no reglamentadas entre 2016 y 2021», aseveró WWF.
Añadió que Francia, Portugal y España estuvieron «en el grupo de los principales socios comerciales de gamba para la región».